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Sequía en Galicia Toda Galicia está ya en alerta por la sequía

Vigo, la ciudad más poblada de la comunidad, sólo tiene garantizado el suministro de agua hasta febrero, y A Coruña, la segunda, hasta mayo

Vista del embalse de Eiras, que abastece de agua a la ciudad de Vigo y a otros ayuntamientos vecinos y que se encuentra a menos del 30% de su capacidad. / EFE

JUAN OLIVER

En el país donde la lluvia es arte no llueve desde hace un año lo suficiente como para garantizar que sus habitantes tendrán todo el agua que necesitan para beber. La trágica paradoja ha descolocado a Galicia, la práctica totalidad de cuyo territorio se encuentra desde el pasado lunes en alerta por sequía. Vigo, la ciudad más poblada de la comunidad, sólo tiene garantizado el suministro hasta febrero. Y A Coruña, la segunda urbe en tamaño, hasta mediados del mes de mayo. Aunque ya hay multitud de núcleos rurales que tienen que abastecerse con camiones cisternas al haberse secado los pozos de los que se surtían.

Galicia tenía unas considerables reservas hídricas. Pero son ya demasiados meses sin que caiga agua como para reponerlas. La primera prealerta por sequía se declaró el pasado mes de enero en la cuenca de los ríos Miño y Sil, la más importante de la comunidad. Desde entonces, según Meteogalicia, sólo se han registrado precipitaciones con cierta normalidad en febrero, marzo y mayo. El resto de los meses han sido excepcionalmente secos, sobre todo septiembre y octubre, cuando se declaró la oleada de incendios que quemó más de 36.000 hectáreas de montes y bosques, una superficie equivalente a más de la mitad de la que ocupa todo el municipio de Madrid.

Noviembre también ha sido muy seco. Tanto que las pocas lluvias caídas apenas han servido para recuperar las cantidades embalsadas en los pantanos, muchos de los cuales ya dejan ver los restos de las aldeas y pueblos que fueron inundados cuando fueron construidos hace decenios. El agua embalsada representa hoy menos del 40% de la capacidad total de la comunidad. Se estima que en toda Galicia quedan en esos aljibes unos 1.285 hectómetros cúbicos de agua, es decir 18 hectómetros cúbicos menos que hace tan sólo una semana, casi 500 menos que hace un año.

Una vecina de Vigo se abastece de agua potable en una fuente pública. / EFE

Una vecina de Vigo se abastece de agua potable en una fuente pública. / EFE

Augas de Galicia, el organismo encargado de la administración de las cuencas hidrográficas de competencia autonómica, acordó el lunes declarar el estado de alerta en todas ellas tras constatar que algunas de ellas discurren en estos momentos con el 20% de su caudal habitual a estas alturas del año. Hace una semana, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, aseguró que Galicia estaba en “situación límite”.

La situación de alerta implica que los Ayuntamientos de más de 20.000 habitantes, alrededor de una veintena, deberán elaborar planes de emergencia para afrontar el posible desabastecimiento, y empezar también a decretar medidas de ahorro para paliar el déficit.

La sequía también está afectando seriamente a la agricultura, y sobre todo a la ganadería, por la pérdida de pastizales y de recursos naturales para dar de beber a las reses. También a la fauna salvaje, que ha tenido que abandonar sus entornos habituales para encontrar agua en otros lugares. Una situación que se ha visto además notablemente agravada por los incendios, lo que ha llevado a varias asociaciones animalistas a pedir que se suspendan los permisos de caza.

De hecho, otro de los temores es que un nuevo invierno sin lluvias pueda alimentar al fuego. No es el primero en que sucede. En el año 2012, según los registros estadísticos del Ministerio de Agricultura, el día con más incendios registrados en Galicia fue el 24 de febrero. Ese mismo año, el mes con más superficie quemada fue marzo, con casi 6.300 hectáreas afectadas.

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