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Sortu espera ser legal en otoño

El Tribunal Constitucional decidirá sobre la legalización de la coalición

GUILLERMO MALAINA

El calendario de la izquierda abertzale ilegalizada tiene marcado en rojo el inicio del próximo otoño, cuando espera que el Tribunal Constitucional resuelva a su favor sobre la legalización de Sortu y le permita recuperar definitivamente el pulso político perdido bajo el influjo de la Ley de Partidos.

Este sector político vive ahora un momento de ensueño difícilmente imaginable hace sólo dos años, cuando se sentía preso del 'bloqueo del Estado' y rumiaba con pesar su pérdida de credibilidad entre gran parte de la sociedad vasca tras el frustrado proceso de paz, reventado por ETA en la T-4.

La izquierda abertzale ha pasado en sólo dos años del descrédito al éxito

Tras la prueba del algodón electoral del 22-M, es evidente que la izquierda abertzale ilegalizada ha logrado dar el vuelco a la situación, merced a su apuesta por las vías exclusivamente políticas, pacíficas y democráticas. Este nuevo rumbo le ha permitido establecer alianzas estratégicas con EA y Alternatiba, encontrar apoyos en la comunidad internacional, recuperar la credibilidad perdida en buena parte de la sociedad vasca y acreditar, además, su fortaleza en las urnas a través de Bildu, la coalición que gobernará la Diputación de Guipúzcoa y más de un centenar de ayuntamientos del País Vasco y Navarra.

La izquierda abertzale también valora todos estos avances en clave interna, pues representan un espaldarazo a la apuesta por las vías políticas y democráticas ante quienes, en su seno, asistían en minoría aún con cierta desconfianza o escepticismo al giro dado en busca de una 'estrategia eficaz' al margen de la violencia. 'Si antes decíamos que nuestra estrategia por las vías pacíficas era irreversible, ahora lo decimos con más razón. Esto se ha consolidado', afirma un dirigente consultado.

No obstante, pese al exitoso camino transitado en sólo dos años, la izquierda abertzale ilegalizada aún no ha cubierto la primera etapa marcada en su hoja de ruta, el Acuerdo de Gernika, que suscribió hace nueve meses con EA, Alternatiba, Aralar y otras fuerzas políticas, sociales y sindicales. Para alcanzar la primera meta, aún debe lograr la legalización de un partido propio (Sortu) y el final de la actual política penitenciaria con los presos de ETA. Se trata, sostiene, de dos cuestiones claves para la apertura de un nuevo escenario, estable y humanizado, que permita abordar el logro de la paz definitiva y la normalización política.

Cree que las urnas han consolidado la 'irreversibilidad' de su estrategia pacífica

Estima que el caso sobre la legalización de Sortu debe resolverse al inicio del otoño en el Tribunal Constitucional, y que en ese tiempo, el Gobierno debería ser consciente de la trascendencia de esa resolución judicial. Porque mientras la izquierda abertzale no sea legal, ni el Ejecutivo de Zapatero, ni el Gobierno vasco de Patxi López podrán tener interlocutores para liderar el proceso definitivo de pacificación y normalización política.

La izquierda abertzale ve en el caso Bateragune, cuyo juicio comenzará mañana en la Audiencia Nacional, un botón de muestra para medir la voluntad del Gobierno. Se da la circunstancia de que Sortu nació del debate de las bases y de su apuesta por las vías políticas y democráticas. Y, a su vez, ese debate giró en torno al documento elaborado por Arnaldo Otegi y Rafa Díez Usabiaga, junto a otros de los ocho encausados, antes de su arresto, en 2009.

La izquierda abertzale también asiste impertérrita ante los continuos emplazamientos que recibe Bildu del PNV y, sobre todo, del PSE y del PP para que pida a ETA su cese definitivo de la violencia. Por ahora, piensa ceñirse al guión marcado en el Acuerdo de Gernika, lo que significa que no prevé hacer un nuevo emplazamiento a la organización armada, después de que esta haya declarado el alto el fuego en enero, asumido la verificación internacional del mismo y cesado el envío de cartas de extorsión a los empresarios.

No obstante, la izquierda abertzale estima que llegará un momento en que 'todos', incluida ETA, deberán dar nuevos 'pasos' para garantizar el éxito del proceso: 'Estamos seguros de que ETA dará también más pasos'.

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