Este artículo se publicó hace 13 años.
La suegra
Reflexiones sobre la presidenta Aguirre
Esperanza Aguirre es la suegra que ningún hombre le desearía a su propia esposa. Mandona como una suegra, estridente como una suegra, siempre tan guapa como una suegra, redicha como una suegra y ubicua como una suegra.
Desde hace años, Esperanza Aguirre es la suegra insostenible de Mariano Rajoy. Lo tiene en un constante sinvivir, no hace más que darle voces y se le mete todo el tiempo en la cocina:
Convivir con una familia de derechas no te convierte en un chivato
Quítate tú, que no me vales para nada. ¿No ves que este caldo va soso de cicuta?
Sólo el abuelo Cebofraga, con Falange hemos topado, osó en cierta ocasión ponerla en el sitio en el que todos soñamos con poner a nuestra suegra: "Esperanza Aguirre debe callarse de una vez", tronó en 2008 cuando la lideresa quiso asaltar las listas del Congreso e hizo llorar al pobre Gallardón, lágrimas desbordando el Manzanares.
Aquel alarido de Donmanuel envalentonó durante unos instantes a Mariano, que levantó la voz por primera y última vez y animó a la suegra, sin citarla, "a irse al partido liberal o al conservador". Fue un espejismo. Enseguida se retractó, entonó un mea culpa gregoriano en presencia de Rouco y se fue al fútbol.
Si mi suegra se presentase a las elecciones no la votaría ni mi mujer
El otro día, en casa, estuvimos buscando a Mariano durante horas. Desapareció en cuanto entró la suegra Espe gritando no sé qué de ETA y de los socialistas y los jueces, que de tanta voz que daba no se le entendía el razonamiento.
Al final lo encontré yo, a Mariano, sentadito a oscuras en un rincón del trastero. Asustado, Mariano se selló los labios con el índice rogándome silencio, y yo salí de allí cerrando la puerta con cuidado y no le dije a nadie dónde se escondía. Convivir con una familia de derechas no te convierte necesariamente en un chivato.
Esperanza es tan completa, como suegra, que hasta te pone espías. Todas las suegras tienen su propio servicio de espionaje: porteras, criadas, amigas largonas, aristócratas ociosas, informantes de patio trasero, policías de paisano y hasta agentes del CNI. Una suegra no está completa hasta que lo sabe todo. Y hasta que, enseguida, se lo larga al menos indicado.
Como provinciano llegado de remotos mares y procelas, siempre me ha admirado esta pasión que despiertan en Madrid las suegras. La suegra. Si mi suegra se presentara a las elecciones, no la votaría ni mi mujer. Pero ya me habían advertido de que Madrid es ciudad cosmopolita de perversas costumbres y vicios excéntricos, así que chitón, no nos oiga la suegra.
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