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La UE volverá a tener fronteras interiores en casos "concretos"

Los responsables de Interior de los 27 evitan criticar al Gobierno de Dinamarca por reinstaurar los controles fronterizos y reclaman a Bruselas que articule el endurecimiento del Tratado de Schengen

DANIEL BASTEIRO

El enfado inicial con el que la Unión Europea recibió la resurrección de los controles fronterizos anunciada por Dinamarca tuvo ayer pocas consecuencias. Los 27 responsables de Interior celebraron en Bruselas una reunión extraordinaria en la que el titular danés explicó brevemente su reforma legal, presentada como un elemento clave de la lucha contra el crimen organizado. Su explicación convenció al resto de ministros, que no plantearon ninguna objeción ni pregunta, según reconocieron, entre otros el secretario de Estado de Seguridad español, Antonio Camacho. El representante español aseguró que 'ningún país dentro de la UE pretende llevar a cabo una modificación de los principios de libre circulación de personas' fijados por el Acuerdo Schengen. Tampoco Dinamarca, dijo, algo que 'tranquiliza' a sus socios.

Según testigos de la reunión a puerta cerrada, los 27 están a favor de un endurecimiento de las reglas de libre circulación que faciliten el control de fronteras internas. Sólo España, Bélgica y Malta se han mostrado reticentes y recordaron que las reglas actuales ya permiten controles por motivos de seguridad nacional u orden público. De hecho, este tipo de controles son frecuentes para eventos deportivos, como la Eurocopa de 2008 en Austria y Suiza, o la cumbre de la OTAN en Lisboa, en noviembre pasado. Sin embargo, un nutrido grupo de hasta 15 países encomendó a la comisaria de Interior, Cecilia Malmström, la tarea de articular una propuesta legislativa para satisfacer la 'necesidad de más claridad en las reglas', según aseguró tras el debate. Bruselas está a favor de 'reintroducir temporalmente los controles fronterizos', pero siempre que sea 'como último recurso' y 'en condiciones muy concretas'.

España cree que la propuesta danesa se ajusta a la legalidad comunitaria

Quien sí mostró oposición fue la comisaria de Justicia y Derechos, Viviane Reding, que llamó por teléfono al ministro danés de Justicia, Lars Barfoed, para decirle que la Comisión está 'extremadamente preocupada' por la decisión de su país. Además, según informa Efe, le exigió garantías por escrito de que Dinamarca no hará controles sobre personas de forma sistemática, algo que la CE 'no admitirá'.

Por otro lado, los 27 negaron estar respondiendo con un cierre de fronteras a la ola democrática registrada en el norte de África, un proceso que aseguran apoyar pese a los nervios por la llegada de hasta 30.000 inmigrantes irregulares a territorio europeo desde principios de año. 'He visto mucho drama en la prensa europea', aseguró el ministro de Integración danés, Soren Pind, que defendió el acuerdo del Gobierno con la extrema derecha que ha permitido la reforma legal. 'No cerraremos las fronteras', prometió.

Berlusconi y Sarkozy habían pedido endurecer los controles

Sin embargo, el pacto anunciado el miércoles incluye la ocupación de los puestos de control vacíos desde 2001 (año de adhesión a Schengen) y la construcción de nuevos edificios. Eso sí, serán 'controles aduaneros intensificados' para meter en cintura a las 'actividades criminales transfronterizas' como el tráfico de personas o el contrabando. 'No hace referencia ni a personas ni a documentación de personas en ningún caso, dijo Camacho.

No obstante, la comisaria Malmström analizará la reforma legal danesa para determinar si es compatible con Schengen. Sin embargo, los 27 constataron ayer cómo Copenhague dio un paso más allá incluso respecto a la reforma legal que pedían Francia e Italia.

En una carta conjunta, Nicolas Sarkozy y Silvio Berlusconi habían exigido a la Unión Europea más flexibilidad para hacer controles fronterizos como respuesta a los miles de personas llegadas del norte de África.

La oleada migratoria se puede gestionar sin reformas, según la izquierda

Sin embargo, la dimensión de la amenaza, como lamentan los grupos de izquierda de la Eurocámara, es lo suficientemente reducida como para gestionarla sin más reformas. No sólo porque Italia sea un gran país de 60 millones de habitantes, sino porque sólo la cifra de solicitudes de asilo alcanza los 189.000 al año. 'Llegan 25.000 tunecinos y hablamos de amenaza', aseguró Daniel Cohn-Bendit, líder de los Verdes, 'pero es propaganda'.

'Reinstaurar controles fronterizos y frenar la libertad de movimientos en Europa se está convirtiendo en una tendencia popular entre los gobiernos conservadores y liberales cuando se aproximan las elecciones', indica por su parte Martin Schulz, jefe de los socialdemócratas parlamentarios, probablemente haciendo referencia a las elecciones presidenciales que se celebrarán el año que viene en Francia. Y es que Nicolas Sarkozy parte con desventaja ante los socialistas, al tiempo que la extrema derecha de Marine Le Pen sigue subiendo en las encuestas.

Los 27 respaldaron ayer el endurecimiento de las reglas de libre circulación, la primera reforma de los principios del Acuerdo Schengen, que desde 1995 garantiza una Europa sin fronteras de la que participan 25 países europeos (no todos miembros de la UE).

Mientras la reforma se debatía a petición de Italia y Francia, un acuerdo entre el Gobierno de Dinamarca y el partido de extrema derecha sorprendió al anunciar una reinstauración de las fronteras en cuestión de 'semanas'.

Dinamarca calificó la reforma como 'controles aduaneros intensificados' y garantizó su compatibilidad con las reglas habituales, que ya permiten inspecciones aleatorias por motivos de orden público o seguridad. La UE, que analizará la reforma en detalle, dio por buenas las explicaciones.

Sólo España, Malta y Bélgica se oponen a reformar las reglas de Schengen, al creer que el acuerdo en vigor es suficiente. Una mayoría de países liderados por Francia e Italia exigen su endurecimiento como un blindaje contra los miles de inmigrantes irregulares del norte de África.

Los grupos de izquierda en la Eurocámara criticaron el auge de la extrema derecha y su influencia en Gobiernos conservadores, y aseguran que la UE tiene capacidad de gestión suficiente de un flujo migratorio que desde comienzos de año no supera las 30.000 personas. 

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