El vencedor de las elecciones vascas, el peneuvista Iñigo Urkullu, no realizó, en su primera intervención ante cientos de simpatizantes ondeando ikurriñas, una reivindicación de la independencia de Euskadi, y se limitó a apostar por el desarrollo de 'un nuevo proyecto político compartido' que no se construya a través del enfrentamiento sino 'entre todos'.

Al contrario, echó el freno a una deriva soberanista como la desatada en Cataluña por Artur Mas al destacar que la crisis económica y política de España y Europa exige 'estabilidad y respeto institucional, garantizando la pluralidad y evitando procesos de recentralización y reformas unilaterales. Tengo la mano tendida al diálogo'.

Primero en euskera y luego en castellano, el líder del PNV y virtual próximo lehendakari tiró por elevación y aseguró: 'Somos Europa y nuestro futuro es Europa. A partir de mañana todos tenemos que trabajar para sacar Euskadi adelante'.

Su moderación contrastó con los gritos de 'independentzia' con que fue recibido al subir a la tribuna en la sede del PNV en Bilbao, denominada 'Sabinetexea' en honor al fundador del partido Sabino Arana. También le cantaron 'Ari, ari, ari, Urkullu, lehendakari'.

En el mismo tono moderado, el próximo lehendari destacó que las elecciones de este domingo se han celebrado sin la amenaza de ETA y con la concurrencia de todas las sensibilidades políticas.

Subrayó que los resultados reflejan que Euskadi es plural, por lo que la salida de la crisis exige 'acuerdos plurales, amplios y permanentes. Necesitamos construir la paz y la convivencia. Debemos desarrollar un proyecto político compartido para Euskadi', señaló, en una oferta a todos los partidos políticos.

Abundó en la misma idea señalando que Euskadi no se puede construir a través del enfrentamiento, sino 'entre todos y para todos'.