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El vecino ciclotímico

España es el segundo país inversor y cliente de Rabat

CAROLINA MARTÍN

Las relaciones entre España y Marruecos atraviesan un momento dulce, aseguran en el palacio de Viana (sede del Ministerio de Exteriores). La duda es, ¿hasta cuándo? En los últimos años, las crisis diplomáticas entre ambos países se han sucedido como si el reino alauí fuese un vecino ciclotímico, que tan pronto pone a los españoles por las nubes como a los pies de los caballos. Unas veces, los problema surgen por el control de fronteras. El pasado verano, las autoridades marroquíes denunciaron supuestos maltratos de la Policía española a sus ciudadanos en Melilla. Otras, por la diferente posición de ambos Estados sobre el Sáhara Occidental.

Superada la fractura abierta tras el aplastamiento del campamento Dignidad en El Aaiún (Sáhara Occidental), que se produjo en noviembre de 2010, 'hemos vuelto a restablecer una relación amigable', afirman fuentes diplomáticas. Atrás quedan los tiempos en que Marruecos amagaba con revisar las relaciones bilaterales como hizo el pasado diciembre, y eso que España es el segundo país inversor y cliente de Rabat. O de las visitas tensas, como la primera realizada por el ministro de Asuntos Exteriores, Taieb Fassi-Fihri (para dar la bienvenida a Trinidad Jiménez alMinisterio), en la que cargó contra la prensa española ante la estupefacción de la jefa de la diplomacia española.

Los precedentes siempre hacen temer una crisis repentina

El proceso de acercamiento ha sido paulatino. En ello, la actitud del Gobierno español ha tenido mucho que ver, por el papel que ha jugado de interlocutor con la UE y la cálida acogida de los pasos del rey Mohamed VI en el proceso de apertura democrática. Desde que en enero de 2011 se restablecieron las relaciones diplomáticas plenas con la llegada del embajador marroquí, el saharaui Ahmedu Uld Suilem, el ambiente se ha serenado.

En el Ministerio de Asuntos Exteriores apuntan un factor que ha acelerado el buen momento del ciclo: la Primavera Árabe, que ha recorrido varios países del Norte de África y Oriente Próximo. Lo sucedido en Egipto, Túnez, Libia y, sobre todo, en Marruecos, ha contribuido a que ambos países 'recapaciten' sobre su relación, señalan fuentes diplomáticas.

Rabat necesita el apoyo de la UE en pleno proceso de reformas

En estos momentos, en pleno proceso de apertura, es importante para el reino alauí contar con el apoyo de los países europeos principalmente Francia y España, apuntan las citadas fuentes. En los últimos meses, Rabat y la UE han renovado el acuerdo de pesca pese a la oposición inicial de algunos Estados miembros, que permite a los barcos europeos faenar en sus aguas.

Los marroquíes se echaron a la calle pidiendo cambios el pasado mes de febrero. Poco después, el monarca anunció tímidos signos de apertura que tuvo que ampliar al no conseguir acallar a los manifestantes.

Desde el principio, España aplaudió esos gestos. Jiménez auguró que la reforma constitucional de Rabat iba a situar al 'socio estratégico' (como lo califica la ministra) en la vanguardia de los procesos de transición y cambio de los países árabes.

Los intereses españoles peligrarían con el país descontrolado

Al otro lado del Estrecho, la Primavera Árabe también ha provocado efectos. Previendo lo que podía ocurrir en un Marruecos descontrolado en cuanto a flujos migratorios (como sucedió en Túnez) y el riesgo que entrañaría que los islamistas se hicieran con el poder, España ha propiciado una mejor relación. Que de por sí no era mala.

Lo cierto es que el Ejecutivo y la ministra Jiménez han recibido críticas por su tibieza con Marruecos, en lo relativo a la vulneración de los derechos humanos por la monarquía de Mohamed VI y, sobre todo, por su posición respecto al Sáhara Occidental. Esta semana, el delegado del Frente Polisario en España, Bucharaya Beyún, acusó al presidente José Luis Rodríguez Zapatero de haber hecho 'mucho daño' al pueblo saharaui y le acusó de haber renunciado a la celebración del referéndum de autodeterminación. Lo cierto es que el conflicto, que se remonta a 30 años, sigue estancado y España repite constantemente su deseo de que se alcance una solución 'acordada entre las partes'.

Los próximos procesos electorales en Marruecos en octubre o noviembre y en España, el próximo 20 de noviembre, dejan en el aire la visita de Jiménez a Rabat, a la que se comprometió recién llegada al Ministerio con el objetivo de preparar la Reunión de Alto Nivel entre ambos países, cuya última edición se celebró en diciembre de 2008. Fuentes diplomáticas no descartan un salto de la jefa de la diplomacia al Magreb; sin embargo, con 'ambos países en campaña' parece poco 'realista'. En estas circunstancias, observan bastante factible que la reunión en suelo marroquí se retrase hasta 2012.

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