Este artículo se publicó hace 13 años.
Los voluntarios cambian de cara
Las mujeres de mediana edad y paradas emergen como el nuevo perfil altruista
En época de vacas flacas, hay que sumar esfuerzos para tirar del carro. Ese es el planteamiento que ha llevado a miles de personas, asfixiadas por la crisis, a ser voluntarias. "En una época dominada por la convulsión económica, los voluntarios se mantienen como una fuerza de cohesión", resumió ayer la ministra de Sanidad, Política Social e Igualdad, Leire Pajín, en la inauguración del curso de Otoño del Voluntariado, dos jornadas dedicadas a la reflexión y el intercambio de experiencias en el sector. "En los tiempos que vivimos, no nos podemos permitir la resignación", insistió la ministra.
Cuatro millones de personas ejercen algún tipo de voluntariado en España. De ellas, unas 900.000 dedican parte de su tiempo al llamado voluntariado social (acompañamiento a enfermos, personas con discapacidad, víctimas de violencia de género, etc.). Esther Maestro es una de ellas. De hecho, responde al perfil emergente del voluntario. Maestra, de 37 años, es cibervoluntaria en Madrid: enseña a navegar por internet a personas ajenas a las nuevas tecnologías. "Me aporta muchísima satisfacción. Recibo más de lo que doy", asegura. El voluntariado le da fuerzas para combatir un cáncer.
Cuatro millones de personas ejercen algún tipo de voluntariado
Otro de los perfiles que gana fuerza es el de los jubilados. Emilio Polo, de 70 años, lleva 12, desde que se jubiló en TVE, en la Unión Democrática de Jubilados y Pensionistas. Empezó acompañando a personas mayores que viven solas y hoy es el encargado de la comunicación de la asociación y da clases de tecnología de la televisión. Está encantado: "No hacer nada es el suicidio. Cuando descubres el estímulo que te produce ayudar a alguien... ", destaca.
A Santa Rodríguez, administrativa de 35 años de Mérida, pasar la tarde de los sábados con personas con discapacidad intelectual le ayudó a superar la mala racha por la que pasaba hace seis años. "La vida me ha cambiado por completo; mi forma de pensar, de ver las cosas, ahora soy más sensible y también mucho más fuerte y segura de mí misma", confiesa. Rodríguez sale a cenar con los chicos, los lleva de excursión o al teatro. "No es lo que damos, es lo que te dan ellos, te tienen en un altar, todo es gratitud", insiste.
La Plataforma Española de Voluntariado reconoce un aumento de voluntarios en los últimos años, aunqueel volumen es significativamente inferior al de otros países europeos. Este otoño, la plataforma lanzará una campaña para captar voluntades. El reto "es sensibilizar a la población para que tenga canales y opciones para ejercer el altruismo", concluyó Luciano Poyato, presidente de la Plataforma Española del Voluntariado.
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