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La Xunta jubila a los maestros de pueblo

El cierre de 19 escuelas rurales en Galicia obliga a un centenar de niños a viajar más de una hora en bus para ir a clase

MARIOLA MORENO

'Noelia quérote moito'. Una declaración de amor infantil, garabateada con tizas de colores en la pizarra de la escuela unitaria de Pesadoira (Negreira, A Coruña), constituye el último vestigio del paso de siete escolares por el aula del único colegio de la zona. Ni percheros ni casilleros volverán a funcionar. Junto al encerado, un ordenador con impresora y una pizarra digital permanecen en modo off.

La escuela de Pesadoira no será la única que no reabrirá sus puertas el día 10. La Con-sellería de Educación de la Xunta de Galicia ha echado el cierre a 19 centros. Todos ellos contaban con una demanda de plazas inferior a cinco alumnos, mínimo establecido por el Gobierno autonómico para que un centro pueda seguir abierto. Hay un centenar de niños de entre 3 y 6 años afectados.

Los centros con menos de cinco alumnos no abrirán más sus puertas

Los bajos índices de natalidad y la despoblación progresiva del medio rural gallego no ponen las cosas fáciles a las familias instaladas lejos de los núcleos urbanos. Para la Confederación Intersindical Galega (CIG), la política de la Xunta (PP) hace flaco favor a estos padres. 'El Gobierno no sólo no crea nuevos servicios que contribuyan a fijar población, sino que ni siquiera mantiene los existentes. La Educación es un servicio público básico para el que no se pueden emplear criterios de rentabilidad', critica el secretario general de CIG-Ensino, Anxo Louzao. 'El cierre de estas escuelas es una muestra más del desmantelamiento de la educación pública en beneficio de la privada concertada', denuncia.

María José Carnota no entra en disquisiciones políticas. Residente en la parroquia coruñesa de Vilaserío dice sentirse 'abandonada y olvidada' por los gobiernos. Madre de un niño, Izan, de 5 años, aquejado de una cardiopatía, tiene claro que 'los días de lluvia' no enviará al pequeño al colegio, a unos 14 kilómetros de su casa.

La ruta pasa a las ocho y media de la mañana y hasta las cinco de la tarde no está de vuelta. 'Un niño tan pequeñono puede pasar tantas horas solo. Además come muy mal y necesita que estén muy pendiente de él, ¿qué va a pasar cuando esté con 100 niños mayores que él en el comedor? Si el niño no se adapta, tendré que mudarme', lamenta.

Los padres de Sergio recorrerán 48 km al día para llevarle al colegio

El autobús escolar que deja a Izan en la escuela de Negreira que la Xunta le ha adjudicado debe hacer antes al menos cuatro paradas por las parroquias del concello. Tantas como niños recoge. Y todo ello para asistir a unas aulas 'colapsadas', en palabras de María José, la madre, que asegura haberlo intentado todo por evitar el cierre de la escuela rural. 'Los padres dijimos que estábamos dispuestos a pagar lo que hiciese falta para evitar el cierre, pero no nos dieron opción. Faltaba un niño para sus cálculos', se lamenta.

Con apenas tres años, Sergio sólo acierta a repetir que 'en septiembre' irá al cole. Aunque vive a escasos 100 metros de la escuela de Pesadoira que acaba de ser clausurada, sus padres deberán recorrer 48 kilómetros cada día para llevarlo y recogerlo después. 'Es demasiado pequeño para que vaya solo en el autobús, sin nadie que lo vigile', justifica la madre, Marité Agra.

Pese a todo, Izan y Sergio tienen que considerarse afortunados: las carreteras de acceso no son del todo malas. Peor lo tienen los escolares lucenses de Cervantes, en los Ancares, afectados por el cierrede su escuela, que deberán enfrentarse este curso a trayectos de más de una hora por viales con nieve en invierno.

La dispersión de la población gallega se traduce en un elevado coste. De hecho, 127,6 millones de euros, el 5,36% del presupuesto de la Conselle-ría de Educación para el curso 2010-2011 está destinado al transporte. El BNG critica que la Xunta cierre centros escolares cuando 'no escatima fondos para subvencionar programas en centros privados'. El Gobierno autonómico replica que es la ley la que determina el mínimo de alumnos matriculados por centro y, puntualiza, que queda garantizado el 'transporte gratuito' a todos los niños residentes 'a más de dos kilómetros del centro escolar' y que se les proporciona servicio de comedor, también gratis, 'si el centro no dispone de jornada intensiva'.

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