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Zapatero advierte que "esto no está ganado"

El candidato socialista intenta evitar que la expectativa de triunfo desmovilice a su electorado. Insiste en que “no basta con desear un rumbo, hay que votar”.

GONZALO LÓPEZ ALBA

Encontrar el justo equilibrio de las dosis es el arte del alquimista. Alcanzado el difícil objetivo de movilizar al electorado de izquierdas, ahora se trata de mantener la expectativa del triunfo para llevar a las urnas a los aún indecisos, pero evitando un exceso de triunfalismo que derive en el relajo.

“Esto está por ganar”, fue el claro mensaje que ayer envió Zapatero a sus partidarios durante un encuentro que mantuvo con los periodistas que hacen el seguimiento de su campaña. “La participación va a ser determinante”, añadió.

El candidato socialista no quiere ni oír hablar de mayoría absoluta y mucho menos hablar él. No es que no la busque. Es que “el PP movilizó mucho a sus votantes en los últimos meses” y tiene acreditado un alto suelo electoral que hace difícil la goleada. Así que, prudente, repite una y otra vez en que “el objetivo es ganar” y, después, lograr una “amplia mayoría”, la que tiene el listón en torno a los 170 escaños.

Para salvar esa marca, en Badajoz insistió en pedir que nadie se quede en casa: “No basta con desear un rumbo y un Gobierno para España, sino que hay que convertir el deseo mayoritario en un voto mayoritario”.Y, a pesar de todas las cautelas, se despidió con el compromiso de regresar a Extremadura para celebrar la victoria: “Nos vemos en Alange –la localidad donde nació su abuelo paterno–. Preparad la fiesta”.

El voto de las mujeres

Con Juan Carlos Rodríguez Ibarra apelando a los jóvenes como telonero, el candidato socialista reservó su principal llamamiento para las mujeres, con el compromiso de que “en cuatro años alcanzaremos la plena igualdad”.
“El PP recortaría lo social”

Zapatero explicó en su conversación con los periodistas que cuando reclama una amplia mayoría para, entre otras cosas, provocar un cambio en el PP “no se trata de dar una lección” a la derecha, sino de que el domingo comience “un tiempo político distinto, una legislatura de convivencia, sosiego y tranquilidad, en la que la crispación sea una excepción”.

De esa crispación responsabilizó al PP cuando, en Badajoz, volvió a reprochar a Rajoy su “falta de lealtad y colaboración” en la lucha contra ETA, actitud que contrapuso al compromiso, que asumió en el segundo debate televisivo, de que el PSOE apoyará “sin condiciones” en esta materia al Gobierno que surja de las elecciones.

Su convencimiento de que lo que demanda la mayoría de los ciudadanos es “más convivencia” no fue cortapisa para que agitara el temor a un  eventual triunfo del PP como mecanismo para mantener la tensión del electorado socialista: “Meten miedo con la economía porque así justificarían no subir las pensiones, parar las inversiones en infraestructuras, congelar las becas, las ayudas a la vivienda y todo lo que sea fortalecer el Estado social, como ya vivimos en 2002 con el decretazo”.
Insistió en que el PP carece de proyecto alternativo, porque “cuando se hace oposición sólo de negación, se llega sin proyecto”.

La prueba, a su juicio, es lo que ocurrió en los cara a cara televisivos. “Rajoy, en su afán de crítica y descalificación, no defendió ni una sola propuesta”, según el líder socialista, para quien su antagonista conservador se ha dejado llevar por “la ansiedad táctica”. Como ejemplo, puso el debate fomentado por el PP sobre la inmigración, cuando “no hay divergencia política sobre el marco legislativo, que nadie cuestiona en sus aspectos esenciales, recogidos en la Ley y el Reglamento de Extranjería”.

A pesar de las críticas recibidas por el enconsertado formato de los debates, Zapatero se mostró contrario a un modelo con participación activa de varios periodistas. “El debate es de los que se presentan y de los ciudadanos”, sentenció. La mejor prueba del interés que despertó fue la alta audiencia que, según recordó, alcanzó en los picos del segundo debate los 20 millones de telespectadores, equivalente a la suma de los votantes de los dos grandes partidos. Con vistas al futuro, expresó su voluntad de alcanzar un acuerdo que garantice su celebración.

Contemporizador con Rouco

Si con el PP no se anduvo por las ramas, sin embargo evitó el enfrentamiento con la Conferencia Episcopal, a pesar del triunfo del sector duro encabezado por Rouco Varela. “Esperemos que, a lo mejor, ahora que la mayoría que apoya a Rouco está ya al frente de la Conferencia Episcopal, tengamos una relación más fluida. Le llamaré después del 9”, fue su comentario.

Hoy, en Barcelona, Zapatero volverá a contar con Felipe González de telonero para dar el último empujón al voto en Catalunya.

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