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Zapatero y Montilla sellan su alianza ante el 28-N

PSOE y PSC zanjan sus diferencias tras el fallo del TC y se presentan como el partido de la convivencia de Catalunya y España

ALBERT MARTÍN VIDAL

'¡Visca Catalunya! ¡Visca Espanya! ¡Visca el PSC!'. La proclama, en labios de un entusiasta José Luis Rodríguez Zapatero, cerró el mitin de regreso del presidente del Gobierno a Catalunya y selló su reconciliación con el PSC.

Los socialistas catalanes sabían que la tradicional Fiesta de la Rosa debía servir para relanzar el optimismo bajo mínimos de una militancia atribulada por las encuestas y pusieron toda la carne en el asador. Afrontaron una cita clave en su calendario con un objetivo fundamental: el de escenificar que la ruptura con el Gobierno por el Estatut se da por superada. Desde ahora, una única obsesión: reivindicar la obra del Govern y defender el proyecto del PSC.

Los dos presidentes olvidaron la historia reciente para unirse contra la derecha

En ello se volcó el presidente Zapatero a lo largo de su intervención. Tras dos largos años marcados por los reproches, el desapego y el golpe del Estatut, Zapatero se sintió en su salsa. Fue de largo el más aclamado -le habían precedido el alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, y el propio president Montilla- y no tuvo inconveniente en remangarse y abordar el debate del encaje catalán. 'Defendemos el gran proyecto que ha decidido siempre una Catalunya con España, pero también una España con Catalunya, y que la aprecie y respete', dijo.

Zapatero calificó el socialismo de garantía de convivencia interterritorial y aseguró que con el actual Estatut, 'un buen Estatut', Catalunya ha logrado 'el mayor autogobierno de su historia', que se suma a sus avances en infraestructuras, competencias y a 'la mejor financiación que ha tenido'.

Zapatero aboga por 'llenar de contenido' el autogobierno

Pero el presidente del Ejecutivo no quiso desaprovechar la ocasión de recordar el papel que tuvo el PP en el recurso al Estatut: 'Nadie puede admitir oírle a Rajoy que ahora no toca el debate de identidades; no ha parado de regar el debate contra Catalunya y contra su voluntad de autogobierno, que es muy respetable'. Zapatero fue más explícito al recordar que 'el Estatut fue recurrido por ese señor que dijo que no hay que debatir sobre identidades' e insistió en su receta para mitigar el impacto de la sentencia del Tribunal Constitucional: 'Nos hacemos cargo del problema, hay que llenar de contenido el autogobierno de Catalunya', aunque no precisó qué fórmulas empleará.

No fue su único recado para la formación conservadora en un acto en que eludió referirse al comunicado de ETA que se hizo público ayer. El presidente del Gobierno atacó al PP por la forma como está planteando el debate de la inmigración y le reprochó que 'utilizar la inmigración para sacar cuatro votos es lo más triste'. Zapatero, ante un auditorio entregado, hermanó la postura de los populares con la de las opciones soberanistas. 'Estaremos firmes frente a quienes quieren usar Catalunya para sacar rédito en España y contra quienes quieren utilizar España para sacar rédito en Catalunya'.

El auditorio, formado mayoritariamente por mayores, con más mujeres que hombres, le escuchó defender su reforma laboral. 'Os puedo asegurar que dará frutos', dijo. 'Generará más empleo, sobre todo entre los jóvenes', añadió. En este sentido, el secretario general del PSOE no tuvo inconveniente en admitir que España es ahora 'un mal ejemplo'.

El president plantea las elecciones como unas generales para mover a los suyos

Zapatero se despidió dando un empujón a Montilla, al que dijo ver 'mejor que nunca' y a quien hizo una promesa que, esta vez sí, fue bien acogida: 'Mi apoyo va a ser total para ganar el 28N'.

El president de la Generalitat y aspirante a la reelección demostró en su alocución que tal vez no tenga el carisma de Zapatero pero sí se ha aprendido cuáles son las claves electorales para que el PSC siga gobernando en Catalunya.

'La derecha persigue a los diferentes', acusó Montilla

La estrategia de los socialistas pasa por convertir la cita electoral por el Palau de la Generalitat en un simulacro de elecciones generales, donde los socialistas han aventajado históricamente a CiU en 2008, el PSC sacó casi 900.000 votos más que CiU. Y por ese motivo, Montilla se volcó en pedir y clamar por una afluencia masiva a las urnas el próximo 28 de noviembre.

'Si la gente va a votar, somos más, somos mayoría', explicó el president. 'CiU piensa que tiene las elecciones ganadas. ¡Se equivoca! Las urnas están aún vacías', añadió. Con un discurso inusualmente triunfalista y subido de decibelios aunque no alcanzó en este aspecto al atronador Hereu,el president Montilla repitió una máxima para movilizar a los suyos: '¡Ganaremos!'.

José Montilla se refirió también al encaje de Catalunya en España y lo hizo fiel a sus principios: reivindicando el Estatut y una España federal. El president se lanzó a elaborar ante el auditorio una prolongada definición de qué es el federalismo, palabra que Zapatero no empleó a lo largo de su alocución. El primer secretario del PSC subrayó cuáles son las otras opciones en esta materia, una vez que CiU parece convencida de jugar la baza del soberanismo: 'La alternativa a nuestra posición es el extremismo, el independentismo, el lío... No queremos cuatro años más de líos; queremos ir al grano, y por eso defenderemos íntegramente el Estatut aprobado por los catalanes'.

El president demostró que la precampaña empieza a tocar a su fin con una nueva sesión de ataques a la federación nacionalista que preside Artur Mas, principal favorito a convertirse en el próximo president de la Generalitat. Montilla volvió a emplear el viejo leitmotiv socialista hermanando a CiU y PP bajo la etiqueta de 'la derecha'. 'No podemos permitir que sea presidente de Catalunya alguien que quiere que Rajoy llegue a la Moncloa, coquetea con el PP y con sus políticas antisociales', manifestó, en referencia a Mas.

Montilla quiso aprovechar también los episodios que tanto CiU como PP han protagonizado en los últimos tiempos con motivo de la inmigración y quiso marcar diferencias con la del PSC: 'A esta derecha le decimos alto y claro que nosotros perseguimos a los delincuentes y ellos quieren perseguir a los diferentes, así somos nosotros y así son ellos'.

Desde la primera fila seguían el acto el aún ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, y su homóloga de Defensa, Carme Chacón. El primero, que reforzará a Montilla durante la campaña, se llevó las carantoñas de Zapatero, que rechazó que pueda ser recordado como el 'ministro del paro': 'Con él se ha disparado la protección al parado'.

Chacón, por su parte, fue muy ovacionada por una militancia que ha olvidado el balance positivo que hizo en su momento de la sentencia del TC al Estatut, una nueva prueba de que, tres meses después, la crisis de relaciones PSC-PSOE se ha superado.

Fue en el verano de 2008 cuando Montilla le espetó al presidente del Gobierno una célebre frase: 'Te queremos mucho, José Luis, pero queremos más a Catalunya'. Transcurridos dos años, la crisis se ha superado. Las elecciones asoman y PSC y PSOE vuelven a remar juntos.

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