Entre leones

¡Viva España!

A la extrema derecha juvenil le encanta una canción de Los Nikis El Imperio contraataca. La letra de esta banda de la movida madrileña no tenía ninguna finalidad política, según ha explicado recientemente su autor, Joaquín Rodríguez, pero pone políticamente cachondo al facherío, que eyacula últimamente consignas fascistas escuchándola en los actos clandestinos de Vox.

Es una especie de himno patriótico al mismo ritmo que Los Ramones.

Dice así:

"Hace mucho tiempo que se acabó/ pero es que hay cosas que nunca se olvidan/por mucho tiempo que pase/1582 el sol no se ponía en nuestro imperio/me gusta mucho esa frase/Con los Austrias y con los Borbones/Perdimos nuestras posesiones
esto tiene que cambiar/nuestros nietos se merecen que la historia/se repita varias veces/La siguiente parte sigue la misma/ forma, con la/siguiente letra:/

Mira como gana la selección/
España está aplastando a Yugoslavia/por 20 puntos arriba
Cambia el rumbo de la evasión/de Cuba van directos a Canarias
y ya no van a Florida/Los McDonald's están de vaca flaca
Ha vencido la tortilla de patatas/En Las Vegas no hay Black Jack

Solo se juega al Cinquillo/y la moda es en rojo y amarillo

Seremos de nuevo un Imperio/Lolololo
Seremos de nuevo un imperio/Lolololo".

Desde el Cara al Sol, el franquismo no tenía una canción que llevarse a la boca, y, mira por dónde, ha tenido que pescar en la movida madrileña, tan anarco, tan rockera, tan punky, tan antifranquista, tan mariquita azúcar, tan travesti, su renovado himno de la alegría de esa España que sigue siendo una, grande y libre.

Dentro de nada y menos vemos a Abascal y al boína verde que le acompaña participando sin complejos en el Día del Orgullo. ¡Qué grande es la música!

Sí, es la misma España que reclama ‘¡Gibraltar, español!’, y que, últimamente, saca pecho por haber arrancado a Europa la denominación de colonia para el Peñón en caso de un Brexit a las bravas. Hasta el PSOE se ha sumado a la patochada patriotera e histórica, como si fuera la revancha de Trafalgar, como si en casa de Pablo Iglesias (el abuelo) se hubieran vuelto fachas y gilipollas de un día para otro.

Afortunadamente, aparte de esta España para salir corriendo, que Antonio Machado dijo "que ora y bosteza,/vieja y tahúr, zaragatera y triste;/cuando se digna a usar de la cabeza...", existen otras muchas Españas: todas las que se nos ocurran y más.

La mayoría de ellas son inclusivas, hospitalarias, repletas de buena gente, cariñosas, de sombras ricas, seductoras, nobles, anchas y largas, de besos y abrazos, tolerantes, de buenos polvos, de amigos que nunca traicionan a sus amigos... Nada que ver con la España de 40 años de persecución del derrotado hasta el exterminio, de infelicidad extrema de la mayoría de los españoles, de más hambre que un perro chico, de ‘cincoxcinco’ y por el culo te la hinco.

El mismo Machado la imaginó nacer, como "la España del cincel y de la maza,/con esa eterna juventud que se hace/del pasado macizo de la raza. Una España implacable y redentora,/España que alborea/ con un hacha en la mano vengadora, España de la rabia y de la idea".

Esas otras Españas cabemos todos o así debiera ser. Los buenos y los malos; los constitucionalistas y los independentistas; los empresarios y los trabajadores; los hipoputas y sus santísimas madres; las putas y las vírgenes, los chulos y las chulas, Jeremías Johnson y los crows; Manolo Escobar y Joaquín Sabina, los estibadores y el PP, Rodrigo Rato y los clientes de Bankia, los ladrones y los policías...

Por caber, cabe hasta Soraya Rodríguez, que se ha marchado del PSOE a Ciudadanos en un cuarto de hora -y tres años largos largando fiesta en el patio del Congreso- por profundas diferencias ideológicas con los socialistas en el rollito catalán, y por España, claro, que vale para tó. Pues eso, ¡viva España!

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