Cuarto y mitad

Más allá del minuto de silencio

Quién iba a decir hace unos años que los partidos políticos, los sindicatos, las universidades, la administración iban a publicar el 25 de noviembre manifiestos denunciando la violencia contra las mujeres. Hay que felicitarse por ello, pese a la pesadumbre que nos provoca que esta violencia siga causando estragos año tras año.

Pese a una mayor concienciación social respecto a la violencia de género, lo cierto es que los asesinatos no disminuyen, las denuncias se mantienen, las agresiones sexuales aumentan, entre la gente joven se siguen reproduciendo patrones patriarcales, y pese a que los medios de comunicación muestran mayor preocupación por informar sobre este tema, la cantidad y la calidad de información deja mucho que desear.

No basta con hacer un monográfico el 25 de noviembre, publicar dos páginas en un diario o dedicar un reportaje anual en la radio o la televisión. Aunque son iniciativas muy loables, no es suficiente, porque el resto del año el goteo de asesinatos se continúa narrando como si fuesen sucesos.

Y lo que los medios de comunicación todavía no han entendido es que los asesinatos de mujeres no constituyen un suceso; que no hace falta dar detalles escabrosos de cómo ocurrió, ni de cuantas puñaladas recibió la víctima, ni si los vecinos consideraban al agresor un hombre normal. ¡Claro que era un hombre normal!

Más allá de resaltar que el Ayuntamiento de tal o cual localidad ha realizado un minuto de silencio o reproducir un Tweet en el que el alcalde reitera su compromiso de seguir luchando contra esta lacra (y resalto la palabra porque no estoy de acuerdo con ella), la información tiene que interpelar a los responsables políticos de qué se ha hecho para prevenir la violencia en esa localidad, si se han llevado a cabo actividades de concienciación, si se han detectado situaciones de riesgo en los centros de salud, las escuelas o los institutos. Si se está cumpliendo la ley.

Más que introducir los testimonios bienintencionados de los vecinos, hay que recurrir a fuentes expertas que contextualicen el hecho, entidades o asociaciones que llevan trabajando mucho tiempo este tema. Hay que darle continuidad al hecho para que el acontecimiento no sea un episodio puntual.

Está muy bien decretar dos días de duelo o salir a la calle un minuto, pero los medios de comunicación tienen que ir más allá de llevar la cuenta de las mujeres asesinadas o de consignar si había o no denuncias previas. Hay que politizar el acontecimiento, porque relaciones políticas son las que subyacen en la violencia de género.  ¿Para cuándo empezar a considerar que un feminicidio, sea en el seno de la pareja o en el mundo exterior, es un atentado contra la libertad de una mujer?

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