Otras miradas

Arte oculto: el retablo esgrafiado de Peraleda de la Mata

Jesús Ángel Jiménez García

Profesor Ayudante Doctor. Departamento de Historia del Arte/Bellas Artes., Universidad de Salamanca

En el Campo Arañuelo, cerca del pantano de Valdecañas, en la Extremadura que linda con Castilla-La Mancha por sus confines toledanos, hay un pueblecito de larga historia, Peraleda de la Mata.

Su patrimonio incluye dólmenes de hace cuatro mil años, restos romanos y una joya pictórica única en España: los esgrafiados renacentista ocultos tras el retablo barroco de la iglesia parroquial de Santiago.

En el XXII Congreso Nacional de Historia del Arte fue donde dimos a conocer la obra que presentamos hoy. Dicha reunión científica llevaba por título "Vestir la arquitectura". Una de sus mesas, denominada "Texturas. La piel de la arquitectura", definía su campo de actuación de esta forma:

"La arquitectura no solo la conforman sus componentes estructurales pues, a lo largo de la Historia, ha quedado revestida por elementos que, aun no siendo parte intrínseca de ella, sí han modificado su imagen primigenia. Incluso, se ha planteado teniendo en cuenta todos ellos, reforzándola desde un punto de vista formal y/o iconográfico".

Esta afirmación ha sido objeto de disputa dentro de la Historia del Arte y por ello en muchas ocasiones los revestimientos, que han servido para enmascarar los muros, han sido valorados de forma absolutamente peyorativa, dándoles apelativos como una "piel voluble" frente a los elementos arquitectónicos.

Pensemos por ejemplo en la teoría arquitectónica contemporánea cuando se formulan dos líneas bien distintas. Una nace de Gottfried Semper, quien en 1878 publica Der Stil, donde defiende la importancia del revestimiento arquitectónico. Mientras, Viollet-le-Duc en 1872 en su obra Entretiens sur L'Architecture pone énfasis en la estructura y la forma arquitectónica. Debido a estas valoraciones, los revocos han sido tradicionalmente considerados parte de las artes decorativas, con apelativos tan obsoletos como "artes menores".

Estas tendencias tradicionales han cambiado y en las últimas décadas se ha despertado gran interés por el esgrafiado, dándole a esta técnica la importancia que ha tenido en la Historia del Arte.

El término esgrafiado

Para definir técnicamente un esgrafiado tenemos que hablar de un dibujo que se ejecuta eliminando materia. Si analizamos su raíz etimológica podemos comprobar que está compuesto de dos palabras latinas: una ex cuyo significado es "fuera" y grapheim, que significa "dibujo".

Pero también podríamos buscar su origen etimológico en otros vocablos griegos como gráphein, que hace referencia al arte de escribir o dibujar; graphḗ, que se refiere a la escritura; o el verbo grapho, que significa grabar, arañar, rascar, escribir, dibujar. Así podemos observar que de estas raíces deriva la palabra castellana "esgrafiado" ó "sgraffito" en italiano.

El esgrafiado es una técnica artística que está relacionada con los revestimientos murales utilizando determinadas argamasas compuestas por cal, arena o agua, a las que se pueden añadir otros componentes para fortalecer la adherencia y el color.

Estas argamasas se aplican en capas, también llamadas tendidos, y se asientan sobre una preparación que se denomina enfoscado. La primera referencia descriptiva de esta técnica se la debemos a Giorgio Vasari quien, en su compilación Las vidas de los más excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos publicado en Florencia en 1550, argumentaba cómo era el proceso a seguir:

Tienen los pintores una técnica que es una especie de pintura y es a la vez dibujo y pintura, que se llama esgrafiado y únicamente sirve para ornamentos de fachadas de casas y palacios. Es muy resistente al agua, porque los contornos, en lugar de dibujarse con carboncillo u otros materiales similares, están trazados con la punta de un hierro. Se procede de la siguiente manera: se toma cal mezclada con arena, en la forma acostumbrada, se tiñe de un color plateado oscuro con paja quemada y se revoca con ella en la pared de la fachada. Hecho esto, se blanquea con cal de travertino, y sobre esta superficie blanca se calcan los cartones o se dibuja lo que se desee. Una vez dibujado sobre la pared el motivo, con la punta del hierro se van marcando los contornos y hendiendo la cal hasta que aparece la capa oscura; de esta forma las huellas del hierro dibujan el motivo. Se raspa el blanco de los fondos y con acuarela oscura algo aguada se dan las tonalidades oscuras tal como se haría sobre un papel, el conjunto, desde lejos, se ve hermosísimo; y, si en los fondos hay grutescos o follajes, se sombrean también con acuarela. Y este trabajo, por estar hecho con hierro con forma de garfio, lo han llamado los pintores esgrafiado. (...) Se pueden hacer grutescos gruesos o delgados, y se trabaja siempre de la misma forza que las figuras al fresco o las pinturas murales.

Los esgrafiados de Peraleda

Los esgrafiados que se pueden encontrar en el retablo de Peraleda de la Mata están realizados a doble tendido con acabado en cal. A las figuras se les da volumen por medio del rayado fino y también con sombreado de acuarela, lo que muestra en ellos el más puro estilo italiano descrito por Vasari.

Arte oculto: el retablo esgrafiado de Peraleda de la Mata
Detalle esgrafiados del lado de la Epístola, hacia 1570, Ábside Iglesia de Santiago de Peraleda de la Mata. (c) Ángel Castaño, Author provided

Un total de once escenas componen los esgrafiados en una impresionante escenificación.

En el ábside, en la pared del evangelio, está representado San Lorenzo vestido con dalmática y sujetando la parrilla de su martirio. Su estilizada y dinámica figura refleja ya el gusto manierista.

San Lorenzo está enmarcado y rodeado de un encintado de doble damero y todo ello cobijado por un arco triunfal decorado con grutescos y putti que sujetan dos columnas profusamente decoradas con los mismos motivos: grutescos, jarrones, caras y decoración vegetal muy elaborada. En una de las enjutas del arco aparece representado el evangelista San Juan.

En el lado de la epístola, siguiendo el mismo modelo que el anterior, encontramos a San Miguel Arcángel luchando contra el dragón. Ocupando la enjuta correspondiente está el evangelista San Marcos. En cuanto a decoración y estilo de la pared, sigue las mismas pautas comentadas para San Lorenzo, destacando la calidad del dibujo.

Arte oculto: el retablo esgrafiado de Peraleda de la Mata
Santiago en la batalla de Clavijo. Ábside Iglesia de Santiago de Peraleda de la Mata. (c) Ángel Castaño, Author provided

Preside el ábside en una escena de grandes dimensiones el patrón de la parroquia, Santiago, en la Batalla de Clavijo. Coronando la escena en la actualidad hay una nube que parece haber albergado alguna figura.

Arte oculto: el retablo esgrafiado de Peraleda de la Mata
Detalle de San Pablo, hacia 1570. Ábside Iglesia de Santiago de Peraleda de la Mata. Jesús Ángel Jiménez García, Author provided
Esta escena principal está flanqueada por San Pedro y San Pablo que ocupan unos marcos que insinúan unas calles laterales coronadas por los evangelistas Mateo y Lucas.

A modo de predela aparecen las representaciones de Santiago peregrino y San Francisco recibiendo los estigmas, de una extraordinaria belleza y calidad, flanqueando un espacio cuadrangular central en donde debió estar el antiguo sagrario.

Los esgrafiados figurativos a la italiana, con la técnica que hemos descrito y que comparten los de Peraleda, son en la mayoría de los casos de la segunda mitad del siglo XVI, momento en el que probablemente hubo en la zona de Trujillo y Plasencia cuadrillas de artesanos que tenían conocimiento de los modelos y las técnicas de esgrafiar típicas de la Toscana.

Nos parece probable situarlos en torno al año 1570, que además coincide con la fecha aproximada en la que se ejecutaron los esgrafiados del Palacio de la Conquista, en Trujillo, de estilo parecido y con técnica aparentemente idéntica, pudiendo incluso haber sido realizados por la misma cuadrilla de esgrafiadores. O también pensemos en los esgrafiados que se realizaron en el sepulcro renacentista de la iglesia parroquial de Jaraicejo, que data de 1576 y de nuevo comparte las mismas técnicas de elaboración.

Desgraciadamente no sabemos quién es el autor de los esgrafiados, por lo que tenemos que acudir a la afiliación estilística para poder deducir de dónde toman sus influencias dentro del contexto temporal y espacial asignado. Analizando la obra de Peraleda debemos buscar las posibles influencias en una figura concreta: Juan de Borgoña y por supuesto sus seguidores. Encontramos su influjo en distintas partes de la obra de Peraleda, por ejemplo a la hora de elaborar los animales, pues los caballos que aparecen en la batalla de Clavijo de Peraleda tienen un gran parecido con el asno que está representado en la Huida a Egipto del retablo de Carboneras de Guadazón en Cuenca.

Otras de las formas que se deben a Juan de Borgoña, o su escuela, es la manera tan característica de representar los nimbos como se puede contemplar en las obras de la sala capitular de la catedral de Toledo.

Todo ello contribuye a hacer de estos esgrafiados una de las obras importantes del esgrafiado figurativo renacentista español, mereciendo pasar del anonimato a los primeros puestos de este hoy revalorizado arte.

Este artículo ha sido publicado originalmente en The Conversation

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