Dominio público

En el Día Internacional del Pueblo Gitano

Beatriz Micaela Carrillo de los Reyes

Diputada por la provincia de Sevilla en el Congreso (PSOE). Presidenta de la Comisión de Seguimiento del Pacto contra la Violencia de Género. Presidenta de la Federación de Asociaciones de Mujeres Gitanas FAKALI. Vicepresidenta segunda del Consejo Estatal del Pueblo Gitano

Beatriz Micaela Carrillo de los Reyes

Cada 8 de abril recordamos la celebración del Congreso de Londres de 1971, donde se decidió que en esta jornada todos los gitanos y las gitanas del mundo nos acercáramos a los ríos a encender velas en memoria de nuestros antepasados, y que las mujeres arrojáramos pétalos al agua como símbolo de libertad, porque los ríos no piden permiso para avanzar, al igual que ha hecho el Pueblo Gitano a lo largo de su historia.

Este 8 de abril es especial, lo vamos a celebrar de manera diferente. Lo vamos a celebrar confinados, en casa, durante una cuarentena en la que todos y todas debemos ayudar a combatir a un enemigo que no entiende de fronteras, culturas, religiones o posiciones económicas.

Quiero transmitir en este día un fraternal saludo a todos los gitanos y las gitanas del mundo, y a todas las personas que luchan y caminan a nuestro lado para situar al pueblo gitano en el lugar que le corresponde.

Hoy, sin embargo, estamos preocupados porque las consecuencias sanitarias, económicas y sociales de la propagación del COVID-19 están siendo más duras para los sectores que sufren la discriminación o la desigualdad, como está ocurriendo con el Pueblo Gitano.

Este enemigo es invisible pero pertinaz, y se está llevando por delante la vida de muchas personas, las ilusiones de muchas familias, y también nuestro modo de vida. Por ello, este 8 de abril debe servir para darnos cuenta de que lo que nos iguala a los seres humanos es la vida y la muerte; ahí no existe distinción alguna.

Los gitanos y las gitanas representamos una de las culturas más antiguas del planeta, que si algo ha conservado es precisamente su sentido de la solidaridad frente al individualismo salvaje que impera en nuestra sociedad como una hoja de ruta imparable. Los gitanos nos hemos rebelado siempre ante se patrón porque sabemos que los más importante de la vida está basado en nuestras familias. En esas familias extensas, en esas redes de solidaridad. En ese respeto y adoración que sentimos por nuestros mayores y por nuestros niños.

A lo largo de mi trayectoria vital siempre he defendido los derechos humanos, especialmente de las personas oprimidas por su condición étnica, orientación sexual o situación económica. Por eso, cuando asumí la responsabilidad política que ostento, prometiendo cumplir con los deberes constitucionales, asumí del mismo modo mi compromiso de defender los derechos de mi gente y de mi pueblo.

Han sido gobiernos socialistas los que han puesto en marcha a lo largo de nuestra reciente historia democrática diferentes leyes en favor de la igualdad y la no discriminación. Los y las socialistas somos conscientes del enorme potencial que existe en los hombres y mujeres gitanos y gitanas de nuestro país, y de las ansias de igualdad de oportunidades existentes en la comunidad gitana.

El Pueblo Gitano ha avanzado mucho en estos últimos 40 años, pero todavía quedan muchos pasos por dar y camino por recorrer. Soy consciente de que seguimos sufriendo más desempleo, más precariedad en la salud, y más fracaso escolar según las estadísticas del EUROBARÓMETRO.

Creo firmemente que España no puede permitirse el lujo de seguir perdiendo capital humano por dejarnos a una parte de la población atrás, aún más en el marco de esta crisis mundial que golpea especialmente a los sectores sociales más vulnerables, y en los barrios más necesitados donde crece el rechazo social.

Por todo ello, esta lucha debe estar presente en la agenda de todos los partidos políticos y de todos los diputados y diputadas que componen el Congreso, para que tomen conciencia de que el Pueblo Gitano tiene que ejercer sus derechos en pie de igualdad con el resto de la sociedad mayoritaria, siendo reconocido al mismo nivel que el resto de pueblos que conforman el Estado.

Como diputada socialista, como demócrata, como mujer gitana y como feminista, tengo el compromiso de trabajar con toda humildad, pero con gran firmeza, para eliminar todos los obstáculos que nos impiden alcanzar esa tan deseada igualdad a los gitanos y a las gitanas.

Y dentro de esta crisis de carácter mundial que va a afectar a todos los sectores, es el momento de hacer un esfuerzo común para crear un modelo de sociedad donde nadie se quede atrás, tal y como defiende nuestro presidente y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez.

Quiero aprovechar estas líneas para transmitir mis condolencias a quienes han perdido a sus seres queridos en estos duros y muy difíciles días, mi reconocimiento a los profesionales que luchan cada día en primera línea contra el virus, y a todos los gitanos y gitanas que desde la más íntegra solidaridad y fraternidad están ayudando a los que menos tienen.

Hemos sido un pueblo perseguido en la historia, y lo que nos ha mantenido unidos ha sido nuestra esperanza, por eso nuestra bandera está dibujada con los colores de la libertad.

Me despido con mis mejores deseos para todos y todas, con el saludo tradicional que hacemos todos los gitanos y gitanas, que hoy más que nunca cobra todo su sentido y significación: salud y libertad. Juntos y unidos vamos a vencer.

¡SASTIPEN THAJ MESTIPEN!

¡Salud y Libertad!

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