Otras miradas

Después de los aplausos

Anita Botwin

Dos trabajadores sanitarios del Hospital La Paz de Madrid sostienen una pancarta en la que reclaman más personal y medios. REUTERS/Juan Medina
Dos trabajadores sanitarios del Hospital La Paz de Madrid sostienen una pancarta en la que reclaman más personal y medios. REUTERS/Juan Medina

Hablo con el profesional sanitario de un centro de salud de Castilla y León. Por preservar su intimidad no diré de cuál se trata, pero si situación es extrapolable a todos los demás del Estado. Me cuentan cómo han vivido la situación de colapso sanitario y en qué situación se encuentran ahora. La situación es muy precaria debido a años de recortes. Necesitan más material y personal para no contagiarse y no ser vehículo de contagio del virus.

A pesar de los duros meses de pandemia, en los que la ciudadanía salía al balcón para agradecer a los sanitarios el esfuerzo realizado, lo cierto es que la atención primaria de nuestro país se sigue encontrando en un estado muy precario. Esto no ha terminado. Las sanitarias con las que he podido hablar denuncian falta de material, EPIS, y explican que no tienen las suficientes mascarillas FFP2 de mayor protección que las quirúrgicas. En su momento, la Comunidad de Castilla y León compró varios lotes de este tipo de protección, pero resultaron no estar homologados. Este error por parte de la Institución  que hemos podido ver también en la Comunidad de Madrid- no ha sido aún subsanado. Al contar con pocas mascarillas de este tipo, las sanitarias de este centro de salud se ven obligadas a reutilizarlas, reduciendo así su eficacia y aumentando el riesgo de contagio.

Al mismo tiempo, denuncian la ausencia de gafas y la escasez de guantes que afecta a todo el país. También piden acceso a pruebas de detección fiables y seguimiento.  Del total del gasto sanitario, es importante recordar que sólo se destina el 13,9% a la atención primaria.

Luego están las visitas a los domicilios para atender a los pacientes. El trabajo de las sanitarias se ha duplicado y triplicado en este sentido, según sus propias palabras. A las ya adicionales tareas asistenciales en residencias de gente mayor, se han sumado las de detección de casos de COVID-19. Además, no hay sustituciones, se están pidiendo bajas y no se están cubriendo esos puestos, por lo que el personal es completamente insuficiente. Por tanto, nos encontramos con una falta de medios y de inversión en esta situación que requeriría de un mayor esfuerzo económico por parte de las Instituciones. En estos meses, más de 51.000 profesionales de la salud se han contagiado, de entre ellas el 76,5% eran mujeres y al menos 63 personas han muerto.

En esas visitas domiciliarias, el transporte público y privado no está remunerado. Algunas de las sanitarias, debido a la gran carga de trabajo, se ven obligadas a coger taxis para hacer visitas a domicilio y ese importe lo ponen de su bolsillo. Respecto a las vacaciones, denuncian haber sido obligadas a cogerlas ya, debido a un posible rebrote en otoño. El sindicato Satse logró rectificar esta obligación a finales de mayo, pero las vacaciones ya habían sido pedidas y concedidas previamente.

La carga emocional y el agotamiento han derivado también en problemas de salud mental. El 53% de estos trabajadores sanitarios presentan valores compatibles con estrés postraumático, tras la primera oleada de atención hospitalaria por Covid-19, según una investigación llevada a cabo por el Laboratorio de Psicología del Trabajo y Estudios de la Seguridad de la Universidad Complutense de Madrid. Una vez más, este tipo de consecuencias son las grandes invisibilizadas.

Además, las sanitarias han reportado también síntomas físicos como el agotamiento, problemas oftalmológicos al llevar tanto tiempo las gafas de protección así como dermatitis.

Las salas en las que hacen las pruebas covid son muy pequeñas, y no se puede usar el sistema de aire acondicionado (para prevenir contagios), por lo que explican que el calor es y será un problema con todo el equipamiento que llevan puesto.

Las sanitarias denuncian también falta de empatía. "Muchos aplausos, pero cuando hacemos visitas ya sea en domicilios o residencias, a veces el trato que recibimos no es el adecuado".

Ellas y ellos han estado cuidando de nosotros durante esta pandemia, pero también lo hacían antes. Ahora es el momento de protegerles a ellos. No sabemos lo que ocurrirá en los próximos meses, si habrá nuevos rebrotes, o mutará el virus. En octubre puede haber un gran colapso sanitario al coincidir con la gripe estacional. Es fundamental que para entonces tengan todos los recursos sanitarios para que no se tengan que enfrentar de nuevo a una situación similar a la ya vivida. Queremos aplausos, pero también recursos.

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