viernes. 19.04.2024

Comercio y hostelería se complementan en Santoña, van juntos de la mano y, en ocasiones, llevan a cabo iniciativas conjuntas. Los comerciantes no han dudado desde el primer momento en mostrar su solidaridad y apoyo a los hosteleros y reclaman la apertura de los bares y restaurantes, al menos, con restricciones.

El cordón sanitario implantado en el municipio por la Consejería de Sanidad ha supuesto el cierre de los locales, salvo para servicios de catering, comida a domicilio o recoger pedidos en el propio establecimiento.

Lleva ocho años trabajando en el comercio, los seis primeros como dependienta de una tienda de ropa y complementos infantiles y desde hace dos años es la propietaria de este mismo negocio, Petit Bebé. Sara Vinatea Larrañaga, natural de Santoña, considera fatal y abusivo el cierre del sector hostelero. “Ha sido una decisión muy drástica y podían trabajar, al menos, con restricciones en el aforo o las terrazas, ahora que hay menos gente”, comentó.

Esta joven de 30 años no quiere solo mirar la repercusión económica que también supone para los comercios el cierre de la hostelería, sino que existe un sentimiento que va más allá y es la solidaridad a la hora de mostrar su apoyo. Aun así, Sara Vinatea es realista y explica que la hostelería atrae a muchos visitantes. “Evidentemente influye y a la hora de trabajar nos beneficia que en la calle haya gente”, señaló.

De hecho, cuando se le pregunta sobre la situación de estos días no duda en declarar que “no se puede tomar ni un café y la gente va al supermercado o las compras y se va para casa. No pasan por los comercios”.

Esta santoñesa no quiso olvidarse de criticar el cierre de la carretera de los puentes para los vehículos de emergencias, hoy abierta tras las peticiones realizadas, dado que es la vía de comunicación más rápida para llegar al Hospital de Laredo. “De unos minutos puede depender una vida”, indicó.

Sergio Valle Argos es otro comerciante santoñés que tiene desde hace siete años la librería Ancora. Sobre la decisión de cerrar la hostelería se pronuncia y dice que “es una medida injusta, se está negando el pan a mucha gente y no se ha hecho nada en los meses anteriores por tomar medidas de control”.

Sergio Valle, comerciante de Santoña

             Sergio Valle Argos

Valle coincide con su compañera en que la hostelería puede desarrollar su actividad, al menos, con medidas restrictivas. Y recuerda que este sector ha estado casi cuatro meses cerrado durante el confinamiento y, aunque han trabajado bien en verano, no han sido avisados con antelación del cierre. “Muchos han comprado género y existencias para los días de fiestas”, remarcó.

En cuanto a la semana de las fiestas patronales, que este año no se celebran, este comerciante de 44 años hace hincapié en que muchos turistas visitan Santoña, sobre todo si el tiempo acompaña, por motivos gastronómicos y el movimiento de gente hace que siempre piquen algo en los comercios.

A la hora de mostrar su respaldo, Sergio Valle no quiere basarse en una razón económica, por el hecho de que los bares y restaurantes atraigan muchos visitantes y turistas. Desde su punto de vista “es un apoyo solidario, todos somos vendedores, hemos salido perjudicados y la hostelería y el comercio vamos juntos en muchas cuestiones”.

Aunque en general, el comercio también sufre estos días las consecuencias del aislamiento de Santoña, en su caso particular Sergio Valle tiene bastante trabajo en septiembre debido al inicio del curso escolar. “Sin embargo, he perdido este año el 50 por ciento de clientela porque muchas familias vienen de los pueblos de alrededor, Argoños, Noja, Escalante, Cicero, Hazas de Cesto e Isla, entre otros, y compran aquí de manera habitual el material escolar y libros”, comentó este librero.

Dadas las circunstancias, Sergio Valle se ha visto obligado, debido a los encargos que tenía, a realizar la función de repartidor a domicilio por estos municipios y pueblos cercanos a Santoña. Aun así, incide en que el daño económico está hecho, ya que muchas familias han comprado en otros lugares y no confía en que se dé marcha atrás a la decisión tomada. “El político ha tomado una decisión y va a ser muy difícil dar marcha atrás”, recalcó.

El pueblo de Santoña está muerto, entre todos los que se marcharon y los que no dejan entrar y una señora que se encontraba fuera de la librería Ancora expresaba su sentir mientras charlaba en un banco con otros vecinos, “el pueblo está triste”.
 

Los comerciantes se solidarizan con la hostelería y reclaman la apertura de los bares
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