viernes. 29.03.2024

Libertad para el necio y faccioso de Hasél

Alardear de ser un necio no puede penarse con la cárcel. O lo que es lo mismo, y según la Real Academia de la Lengua aunque resulte malsonante, alardear de ser un gilipollas, un ignorante, un terco y porfiado en lo que hace o dice, no puede penarse con la cárcel. La condena para Pau Rivadulla Duró, Pablo Hasél, debería ser obviarle, no prestarle atención y desoír su ideología facciosa. El problema es que en este mundo hiperconectado de twitter, “el tonto del pueblo” de los chistes de Gila (hoy Gila sería políticamente incorrecto), tiene más altavoces que quienes profesan la inteligencia o la sabiduría.

El cortoplacismo y la miopía llevan a tensar las relaciones con el PSOE desde la cúspide del poder de Podemos (Pablo Iglesias y Pablo Echenique), que han elevado a Hasél a la categoría de héroe y mártir. Por lógica aristotélica, quien sigue a un necio (léase cualquier sinónimo) es también un necio.

Pablo Hasél no es Pablo Picasso. El primero, ante la muerte del torero Victor Barrio, escribió en un tuit: “Ha muerto un torero. Un torturador menos, hoy el planeta está un poco más limpio de tanta mierda”. Pablo Picasso fue un taurino confeso. El pintor universal, en su exilio en Francia coleccionaba las entradas de las corridas a las que asistía, las divisas de ganaderías y naipes taurinos. Picasso siempre proclamó que su sueño era haber sido picador. El pintor malagueño denunció internacionalmente el franquismo y el nazismo a través del Guernica, que expuso en la exposición de París de 1937.

Pablo Hasél no es Federico García Lorca. El poeta fue asesinado al inicio de la guerra civil por el fascismo junto a un maestro (Dióscoro Galindo) y dos banderilleros: Francisco Galadí y “Magarza”. Este último, ademas de banderillero fue un activista político y miembro de la CNT-FAI. Lorca aseguraba en una entrevista dos meses antes de ser asesinado que “el toreo es, probablemente, la riqueza poética y vital mayor de España, increíblemente desaprovechada por los escritores y artistas, debido principalmente a una falsa educación pedagógica que nos han dado y que hemos sido los hombres de mi generación los primeros en rechazar. Creo que la fiesta de los toros es la más culta que hay hoy en el mundo. Es el drama puro en el cual el español derrama sus mejores lágrimas y sus mejores bilis. Es el único sitio a donde se va con la seguridad de ver la muerte rodeada de la más deslumbradora belleza”.

Pablo Hasél no es Miguel Hernández, que participó en la redacción de la enciclopedia taurina “El Cossío”. El poeta de Orihuela, dejado morir en las cárceles de Franco alentaba el mundo taurino. Lo vemos en el soneto “Como el toro he nacido para el luto”, “Perito en lunas”; textos como “Elegía media del toro” o las piezas teatrales "Quien te ha visto y quien te ve y sombra de lo que eras" o “El torero más valiente”.

El rapero tiene todo el derecho del mundo a criticar la “fiesta de los toros”, al igual que el pintor y los poetas tienen derecho a ensalzarla. Independientemente de la postura de cada cual, a unas personas les gustarán más los estilos artísticos de uno o de otros. Poco favor hace Hasél, con su odio y su ira, a los críticos de las corridas de toros. Eso es evidente.

Se autoproclama Hasél antifascista aunque nadie pueda negar que es un “faccioso”, tal como reza el diccionario de la RAE: “Inquieto, revoltoso, pertubador de la quietud pública”.  Cierto jaleo ideológico se puede tener con quince años pero no con 32, salvo que seas un gilipollas (necio, estúpido). Decía Hasél ser comunista, por eso dedicó un tuit a quien fuera líder de IU y del PCE, Julio Anguita, el día de su muerte: “El régimen llora a Anguita, uno de los suyos. Defensor de la constitución (sic), silenció de forma cómplice torturas, encarcelamientos y asesinatos contra comunistas y demás antifascistas. Le reconocen la labor legislativa”.

Evidentemente, este personaje tiene libertad para hacer poesía o prosa poética, que es realmente difícil encajarle en un género artístico. Pero como explicaba esta semana la periodista Laura Garófano: “Nadie en España va a la cárcel por tuitear y cantar cosas, ya cante bien o mal o sean verdad o no. Nadie va a la cárcel por injuriar a la Corona imputándoles delitos por los que no hay condena alguna o por enaltecer el terrorismo de ETA y los GRAPO, por pegarle con un piolet en la cabeza a José Bono, o desear que el coche de Patxi López salte por los aires como el de Carrero Blanco, y todo ello en 64 tuits. Nadie va a la cárcel por esto, siempre y cuando sea la primera vez que se hace”.

La cuestión es que el rapero además tiene antecedentes penales que nada tienen que ver con la libertad de expresión. Aquí es donde asoma la duda de que no sea tan gilipollas (necio, estúpido). Fue condenado en enero de 2020 a seis meses de prisión por un delito de lesiones y coacciones al agredir a un periodista en la Universidad de Lleida. Todo un alarde de defensa de la libertad de expresión. Además, en junio de 2020, fue condenado a dos años y medio de cárcel y a una multa de 2.400 euros por agredir a un hombre que fue testigo en un juicio y cuyo testimonio iba en contra del de un amigo.

También fue imputado por los sucesos acaecidos en 2018 ante la Subdelegación del Gobierno de Lleida. En 2015, la Audiencia ya le había condenado a dos años de prisión por enaltecimiento del terrorismo. Como relata Garófano “va a la cárcel por injurias, calumnias, enaltecimiento del terrorismo y sobre todo porque tiene antecedentes penales y es reincidente. Si no los tuviera no entraría en prisión, como le pasó en 2014. Además la condena es de nueve meses, pero como se ha negado a pagar la multa, serán dos años y medio”. Con todo, por muy necio y faccioso que sea Hasél no debería estar en la cárcel. Es una víctima de sí mismo y de los altavoces que tiene esta sociedad y antes no existían.

INCOMPRENSIBLE ECHENIQUE

Lo que aumenta el grado de desazón en este asunto es la defensa que Podemos hace de este tipo y sus necios seguidores en boca de Pablo Echenique. La complicidad de Podemos con Hasél viene después de que Pablo Iglesias cuestionara la democracia española. Un debate absurdo si no es para agitar. Un debate que si se hace con sosiego nos llevará a la antigua Grecia para concluir que actualmente la democracia española es el sistema menos malo posible.

Desde la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado, Podemos está un poco desubicado. Parece querer volver al 15-M de 2011 pero se deben estar dando cuenta de que hace ya diez años de aquello y que los adolescentes que salían en Madrid el otro día a quemar contenedores los ven ya como casta. La chavalería que busca quemar adrenalina ahora, tenía en 2011 entre 5 y 8 años y estaban a sus dibujos animados.

Podemos funciona de una manera diferente al PSOE. Parece costarles a los primeros trabajar en equipo y ahí está la ruptura con Errejón y sus consecuencias en, por ejemplo, el Ayuntamiento y la Asamblea de Madrid. A veces parecen representar esa izquierda cainita de piolet en la nuca del que debería ser el compañero (no olvidemos el asesinato de Trostky con un piolet como el de las letras de Hasél). En un equipo se discute y se debate; si hay problemas se solventan antes de que estalle el conflicto. En un equipo se entierran los personalismos y se trabaja por objetivos comunes, que en este caso deben ser España.

La semana que concluye se iniciaba con la victoria del PSC en las elecciones catalanas. El PP y Ciudadanos entraban en caída libre por su estrategia de foto de Colón con Vox. Pablo Casado desconcertado y perdido determina por su cuenta vender la sede de Génova. Los barones y los equipos de Rajoy y Aznar entran en cólera. Bárcenas empieza a cantar la Traviata…

De repente todo se diluye por las cosas de Hasél. Y Echenique da pábulo a los “milicianos de cabaret”, que decía Santiago Carrillo en los principios de la guerra civil, sobre esos hombres ajenos a la disciplina militar que paseaban por la ciudad luciendo sus armas y que apenas aportaban nada a la defensa de la ciudad.

Como aquellos entonces, esta semana Echenique ha dado mucho oxígeno a la derecha de la foto de Colón y como dice el Evangelio: “por sus hechos los conoceréis”.

Libertad para el necio y faccioso de Hasél