Otras miradas

¿Podemos celebrar la igualdad en los cuidados? Una evaluación de las políticas

Cristina Castellanos Serrano

Profesora de economía aplicada de la UNED y coportavoz de la PPiiNA (Plataforma por Permisos Iguales e Intransferibles de Nacimiento y Adopción

¿Podemos celebrar la igualdad en los cuidados? Una evaluación de las políticas
Un padre lleva de la mano a su hija en una calle de Madrid / EFE

Deberíamos estar celebrando que España es el primer país del mundo que ha conseguido permisos iguales para padres y madres, intransferibles y pagados al 100% en el mundo. Esto parece indicar que padres y madres van a poder cuidar de sus bebés por igual, ¿no es así? Esto parece indicar que padres y madres se van a ausentar de sus puestos de trabajo cuando nazca un bebé por el mismo tiempo o muy similar ¿no es así? Esto parece indicar que la penalización por maternidad que lleva tantos años como punta del iceberg de la discriminación laboral que sufren las mujeres tendería a desaparecer, ¿no es así?

Pues siento escribir que no es así. Señoras y señores, damas y caballeros, les damos la bienvenida a un espectáculo de magia en el que las cosas no son lo que parecen. Y esta es la segunda, por no decir la tercera parte, de la misma saga: la reforma de permisos parentales con igualdad formal pero no real.  ¿Es brujería o adivinanza hacer esta afirmación? No, se llama simple y llanamente evaluación de políticas públicas.

Hace nada menos que casi medio siglo, en un país en plena transformación social y legal, se apostó por individualizar todos los derechos y formas de relación del individuo con el Estado. Sin embargo, por primera vez en la historia de los estados de bienestar, se hizo transferible un derecho contributivo de la seguridad social. Sí, lo han adivinado: el permiso parental. Con solo decidirlo, el padre podía transmitir todo su permiso a la madre. Y pensaban que así iba a ocurrir. Y así ocurrió. 20 años después, decidieron que los padres deberían cuidar más tiempo a sus hijos. Y añadieron un mes al permiso, si los hombres no lo usaban, lo perdían. Y se empezó a usar de forma masiva. Curioso, que fuera novedoso que un derecho con prestación económica contributiva tuviera que ser disfrutado por la persona que genera dicho derecho. Este país era Suecia. Hoy los padres tienen 3 meses intransferibles, les llaman los meses del papá, porque el resto de forma mayoritaria se lo toman las madres.

¿A alguien le parece novedoso que no puedas ceder tu prestación por desempleo o tu baja por enfermedad? ¿Se consideraría innovador que el permiso por el fallecimiento de un padre o una madre se diera justo en el día que fallece el familiar y siguientes para poder ir al entierro y funeral? Pues esto es lo que querrán señalar como novedoso en un tiempo. Que cambien la ley actual y de pronto, los padres puedan coger el permiso de nacimiento y cuidado, o parte de él, cuando se necesita cuidar a un bebé. Es decir, en el tiempo que no está cubierto por el cuidado del otro progenitor.

Porque, damas y caballeros, en el espectáculo de magia que ha empezado el día 1 de enero del 2021, nos dicen que la reforma de los permisos es para conseguir la igualdad efectiva y, sin previo aviso, quitan el derecho a tomarse el permiso en las fechas que la persona trabajadora lo necesita para cuidar. Obligan al padre durante 6 semanas a tomarse el permiso a tiempo completo y a la vez que la madre nada más nacer el bebé, cuando puede que sea necesario o no. Pero una vez que la madre se reincorpora al trabajo después de su permiso, al menos supuestamente, se le quita el derecho al padre a que se tome su permiso a tiempo completo.

Ahora, justo cuando los hombres se incorporan al cuidado de forma masiva, la legislación concede a la empresa el derecho de decidir si el permiso se tomará a tiempo completo o parcial y, por tanto, con esta fuerza, puede presionar a los padres a no usar el permiso en las fechas que necesitarían para el cuidado. ¿Cómo vas a cuidar a un bebé de 5 meses solo la mitad de la jornada? Ante esta posible situación, muchos hombres prefieren evitar esa negociación, y usar el permiso a la vez que la madre. Acaba de llegar un bebé a la familia y parece mucho más placentero estar dos personas cuidando que una, ¿no es así?  Se ahorran una posible negociación, e incluso enfrentamiento, con la empresa y visibilizar que cuando tienen que cuidar a su bebé, su rol de trabajador puede pasar a un segundo plano.

Al fin y al cabo, en un mundo laboral altamente volátil y precarizado, ¿a quién le interesa que su empresa pueda imaginarse que son recursos totalmente prescindibles o sustituibles durante tres meses? ¿Reduce eso su valor? Sin embargo, si ese permiso lo toman a la vez que la madre, en muchas profesiones, esos padres podrán mantener el contacto con la empresa de alguna manera, y todos lo saben. Dos personas cuidando un bebé permiten algunos ratos, una sola no. Pues dadas las inercias actuales, los roles de género y la legislación que quita el derecho al trabajador, lo más probable es que la mayoría social no extienda el cuidado con la equiparación de los permisos. Habrá una minoría que lo consiga, pero la gran parte de los hombres cuidarán a la vez que las madres y se reforzará el rol de "padre ayudante" en vez de padre corresponsable.

Esto es lo que lleva denunciando la PPIINA desde marzo del 2019 cuando se incluyeron estas trampas en la legislación y es lo que efectivamente ha ocurrido. El 75% de los padres han tomado todo su permiso por nacimiento a la vez que las madres, desde que entró en vigor la ley, según los datos proporcionados por la Seguridad Social.

Por cierto, a la madre también se le ha quitado ese derecho, pero como prácticamente todas las mujeres usan el permiso seguido nada más nacer su bebé, y hasta la fecha tenían ese derecho, la inercia hace que esto, al menos por ahora, no se cuestione por las empresas.

Pero, las madres ¿por qué no dicen nada? ¿Por qué las madres no presionan para que los padres usen las semanas de permiso que pueden después que ellas y no a la vez para alargar el tiempo de cuidado y poder volver a sus trabajos mientras sus bebés son cuidados por sus padres? Porque ellas también son conscientes de todo esto y viven en la misma cultura y con la misma legislación en la que resulta inconcebible que los hombres prioricen el cuidado al trabajo remunerado, incluso sin perder esta remuneración.

Además, al fin y al cabo, ¿no es mejor que esté el padre que estar solas? Han mejorado, piensan muchas mujeres, ¿de qué podrían quejarse? Pues muchas de ellas, lo harán, con el tiempo. Porque sus parejas seguirán sin corresponsabilizarse de los cuidados, porque seguirán discriminadas en el mercado laboral, porque parece que sí en lo formal, pero lo sustancial y sistémico no ha cambiado.

En Suecia se limita el uso simultáneo del permiso por parte de padre y de madre a un mes, cuando disponen de seis meses y medio bien remunerados cada progenitor. En España se obliga a un uso simultáneo de mes y medio, la parte obligatoria del permiso, de los 4 meses. En Suecia se tiene derecho al uso a tiempo completo del permiso parental, como se tenía en España hasta marzo del 2019. En España hoy, ese derecho se difumina y no queda claro en la legislación. Se conocen bien las trampas para que los padres no se responsabilicen del cuidado por igual que las madres: que los permisos sean transferibles, que se fomente que ambos progenitores estén presentes, que se difumine la responsabilidad y el propósito del permiso... Quienes evaluamos políticas, llevamos muchos años analizándolo y explicándoselo a quienes hacen las leyes, los políticos.

Muchas personas dirán, poco a poco, se necesita tiempo para los cambios. Pero si estos cambios no los permite la ley o los dificulta para la gran mayoría, no se podrán dar de forma masiva, por mucho tiempo que pase. Siempre habrá casos que sí, empresas en las que no se coaccione a sus trabajadores, hombres que quieran cuidar y hagan todo lo posible por usar el tiempo para alargar el cuidado lo máximo posible, pero seguirán siendo una minoría, porque la ley ejemplariza. Algunas mujeres estudiaban cuando se les prohibía, pero obviamente no eran la mayoría. Algunas mujeres llegaban al Congreso a principios del siglo XX, pero eran la minoría.

Los impedimentos legales, económicos y sociales entrelazados son muy complicados de subvertir de forma individual. Se necesitan muchos incentivos para compensar los enormes costes individuales del cambio. Sin embargo, los cambios colectivos suponen menos costes individuales y estos se hacen asumibles.  La misma idea aplica al cuidado y a los hombres. Y de ahí la importancia de la legislación, porque refleja lo socialmente aceptado y aceptable, lo sencillo, lo que no va a suponer muchos más costes que los normales en cada situación.

En Suecia, casi 50 años después de que se igualaran por ley los permisos parentales, menos del 20% de las parejas usan los permisos de tal forma que cada progenitor haya usado entre el 40 y 60% del tiempo de permiso parental en los dos primeros años. Todavía hay una parte importante de los permisos transferible y modificar esa ley está costando mucho aunque se considera uno de los tres puntos clave para acabar con la brecha salarial. Esto ocurre en uno de los países líderes en todos los rankings de igualdad de género.

España ha abierto la puerta a algo insólito, que un permiso para el cuidado no se pueda usar en las fechas y el modo que es necesario para el cuidado de un bebé, a tiempo completo y cuando no tiene otro progenitor cuidándolo. ¿Alguien pensaría en una baja de enfermedad cuando no estás enfermo, digamos, un mes después porque es cuando conviene, para no dejar cuestiones laborales prioritarias pospuestas? Además, el nacimiento de un hijo es algo que, dentro de unos márgenes, se prevé con tiempo y permite la organización con mayor facilidad que otros permisos.

Damas y caballeros, cuando dentro de algún tiempo nos digan que hay una novedad para conseguir la igualdad de género, que es una maravilla la reforma que permite tomarse una parte relativamente pequeña del permiso cuando el bebé lo necesita, es decir, según indique la persona trabajadora dentro de su primer año de vida, permítanme que no me entusiasme ni me sorprenda. Ese truco ya lo usaron hace muchos años. Que algo cambie, para que todo siga muy parecido. Un paso de hormiga en vez de un paso de gigante. ¿Por qué nos quejamos? Estamos avanzando. Dentro de dos o tres siglos, si no hay pasos atrás, quizá nuestras tataranietas solo cobren un 10% menos que los tataranietos, cuiden solo 2 horas más al día y las mujeres de su generación ocupen ya el 30% de los puestos de responsabilidad. ¿Qué más podrían querer? ¿Especulaciones de alguien poco positiva y optimista? No, damas y caballeros, son conclusiones bien fundamentadas de la evaluación de políticas públicas, eso que no están haciendo ni quienes administran nuestro presente y futuro desde el gobierno, ni quienes deberían ejercer de contrapoderes, llámense oposición, sindicatos, patronal o quienes quieran que sean los contrapoderes de un sistema que reproduce la desigualdad de género y no termina de incorporar a los hombres al cuidado en igualdad.

En este Día de la madre, cuando se vuelve a las urnas, no se me ocurre mejor celebración que la que haríamos cuando la ley que regula los permisos por nacimiento permitiera, e incluso alentara, su uso igualitario y, por tanto, fomentara la corresponsabilidad en el cuidado y la igualdad de género real. ¿Podré celebrar esto, los políticos actuales apostarán por la igualdad de género? ¿O serán, quizá si hay suerte y pasa suficiente tiempo, algún tataranieto y alguna tataranieta de quienes leen quienes lo vayan a celebrar?

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