Recomendación semanal: una serie sobre lucha de clases

Un fragmento de 'Snowpiercer'
Un fragmento de 'Snowpiercer'

Creo que hablo por muchas cuando digo que si un contenido no lo protagoniza una mujer me aburro considerablemente. Sin embargo, hay excepciones.

Es el caso del director surcoreano Bong Joon-ho. Su película Parásitos es un buen aval de ello. Basada en otra de sus películas, Snowpiercer, se ha creado un serie con el mismo nombre que podéis encontrar en Netflix. De ella quería hablar hoy.

A pesar de que el protagonista principal es un hombre y que dos malas malísimas son mujeres, la premisa de la que parte la serie -que ya va por su tercera temporada- merece la pena. En un mundo postapocalíptico, donde el cambio climático lo ha cubierto todo de nieve y el planeta ya no es compatible con la vida, un multimillonario inventa un tren que siempre se mantiene en movimiento y provee, no solo de lo necesario para vivir, sino de lujos y delicatessens para todo lo que te quede de vida... si tienes dinero para pagar el billete, claro.

El misterioso señor Wilford y su mano derecha, Melanie, se encargan de que quienes más pagaron, no tengan que lidiar con problemas mundanos ni tampoco con gente con menos dinero. Las clases sociales están separadas a lo largo del tren, y las comodidades del mismo van siendo cada vez menos según llegamos a la cola. Justo allí, en vagones no adaptados ni iluminados, pasando hambre y necesidades, se encuentran las parias que se colaron en el tren por la fuerza justo antes de que este saliera en su trayecto eterno.

No le vino nada mal, en realidad, al Señor Wilford, ya que las parias son usadas como mano de obra esclava. Nunca viene mal un pobre más en la casa de un rico... como en la vida real, ¿quién proporciona si no todas las comodidades a los ricos sino las más precarizadas?

Y es aquí donde viven las otras protagonistas de la historia, comenzando por el ex inspector de policía André Layton, un hombre negro cuya vida no vale absolutamente nada pero al que un día, después de siete años de dar vueltas al mundo, necesitan en primera clase. "Alguien ha matado a alguien" y Layton es requerido para que ponga sus conocimientos y olfato a disposición de la seguridad de los ricos.

Aquí es donde el Señor Wilford y Melanie se equivocan, porque Layton cumplirá con lo exigido pero también intentará, junto con las de su clase, que los recursos existentes sean distribuidos entre todas las personas que viven en el tren. La lucha de clases explicada para dummies y neoliberales, donde los que suelen estar arriba están delante, y las parias no están abajo, sino en la cola de un tren que, si se detiene, acabará con las pocas cientos de vidas que quedan en el planeta Tierra.

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