Dominio público

Marruecos, Israel y ETA: la derecha y los derechos

Ana Pardo de Vera

Lo que está ocurriendo en Ceuta no es nuevo, aunque se produzca a una escala mucho mayor: una dictadura mimada por la Comunidad Internacional por su posición estratégica como frontera de África con Europa se siente desautorizada por una decisión humanitaria de su país vecino, España, y actúa a la manera de una dictadura, con un chantaje inadmisible donde las armas son seres humanos desesperados por salir del país extorsionista, gobernado por un rey tirano y amigo-hermano de Juan Carlos I, a cuyo padre debe nuestro emérito el apoyo a la restauración borbónica en España a cambio de la antigua colonia del Sahara, que fue abandonada a su suerte en manos de la monarquía marroquí, absolutista de facto. No lo digo yo, lo dicen documentos de la CIA desclasificados por EE.UU.

Si la Transición hubiera sido eso, una transición real hacia una democracia, los gobiernos españoles (PSOE y PP) habrían hecho sus deberes resolviendo la cuestión del Sahara, aunque solo fuera por pura vergüenza histórica. De momento, el Estado español acepta esa burda equidistancia anclada en la ONU y que consiste en hacer una declaración solemne y no volver a molestar al vecino africano. Es decir, aceptamos la celebración de un referéndum sobre la independencia del Sahara Occidental pero no instamos a celebrarlo. Y así estamos.

La situación en Ceuta en el día 18 de mayo de 2021 ha sido espantosa, dramática sin matices. No son palabras que yo escribo; son fotos, vídeos y declaraciones de ceutíes, marroquíes de todas las edades jugándose la vida, militares y miembros de la Policía y la Guardia Civil. Lo hemos visto y escuchado limpiamente en la prensa, porque las redes se han infestado de bulos cuyos autores suplantaban incluso la identidad de medios de gran audiencia, como la Cadena Ser, para difundir sus mentiras xenófobas y racistas. El fascismo no tiene límites y sí tiene muchas herramientas para mentir y hacer que se mienta.

¿Cuánto tiempo hace que no escuchan a PP o a Vox pedir respeto a los derechos humanos en alguna de las muchas crisis humanitarias que estamos viviendo? O mejor, ¿los han oído alguna vez? A la (ultra)derecha siempre se le olvidan los derechos fundamentales, amparados por cuanto decreto internacional existe y cuyo respeto firme constituye esa frontera nítida entre las democracias consolidadas y las que no lo son. De la extrema derecha de Vox no se puede esperar nada más que la patada insolidaria y cruel sobre los derechos humanos de quienes llegan arrastrándose a las playas empujados por la miseria agravada -si es posible- con la pandemia. "Soldados" que venían a invadir España, nos dijo Santiago Abascal en un tuit. Sin sonrojarse siquiera y alentando a sus hordas en Ceuta (6 concejales, tercera fuerza política en la ciudad autómona) contra el presidente del Gobierno, de visita de urgencia. Bienvenidos a la institucionalización del fascismo del siglo XXI quienes lo han utilizado, asimismo, como herramienta electoral.


¿Y el PP? El principal partido de la oposición ha tenido que tragarse sus palabras en la línea de Vox (el PP de Madrid ha llegado a borrar un tuit en el que culpaba al Ejecutivo de Sánchez del chantaje de Marruecos) porque Bruselas, a través de una llamada del presidente, le ha dado un toque a Pablo Casado que debería darle vergüenza: la Comisión pide unidad española y europea contra el chantaje de Mohamed VI, ese rey tirano y caprichoso que no dudó en abrir las fronteras a otra muchedumbre desesperada de ciudadanos marroquíes (su propio pueblo, que le importa cero) cuando la Guardia Civil interceptó uno de sus yates al no reconocerlo y confundirlo con un narcotraficante. Menuda pataleta se cogió el señor, que hasta llamó a Felipe VI y éste, al ministro del Interior de entonces, Jorge Fernández Díaz (PP), de vacaciones en Soria y sin saber cómo desfacer aquel entuerto. Lo cuenta el propio Fernández Díaz en su libro Cada día tiene su afán (Península), donde confirma también que el monarca alauí se vengó de España a su cruel manera: abriendo las fronteras a su maltratado pueblo.

El desentendimiento del PP de los derechos humanos no es nuevo, pero en esa carrera en la que compite con Vox por la hegemonía de la derecha, su deshumanización resulta obscena: ni una palabra del partido o de sus dirigentes sobre la protección a los derechos humanos de quienes han pasado a Ceuta desde Marruecos, ni una muestra de sensibilidad a los desesperados/as, incluidos niños y niñas, de quien aspira a gobernar España... Nada, ni una muestra de compasión que no se le puede pedir al fascismo pero sí se debe exigir a un pretendiente a La Moncloa.

¿Qué dice Casado de la masacre de Israel sobre Gaza y el apartheid sobre Palestina? Silencio; ni un tuit. El PP siempre ha sido especialista en deshumanizar los conflictos a toda escala; bien sea ignorando a los oprimidos o bien utilizando a las víctimas. Los ejemplos abundan: empezando por Venezuela -bien hará la oposición que permanece en Caracas en ignorar al PP, a Vox y a Leopoldo López y tratar de encauzar la salida dialogada con el Gobierno que merece el país- y terminando con ETA. Siguiendo por Israel y Marruecos ahora.


La banda terrorista dejó las armas en 2010, se disolvió, desapareció, c'est fini. Por tanto, la política antiterrorista de dispersión de presos de ETA no tiene ningún sentido y su excepcionalidad carece de legitimidad y de cobertura legal, según el art. 25.2 de la Constitución y el art. 12 del Reglamento Penitenciario. Pero el PP sigue, erre que erre, con las concesiones de Sánchez a la izquierda abertzale, que los conservadores identifican con ETA directamente. Consuelo Ordóñez, presidenta del Colectivo de Víctimas del Terrorismo (COVITE)  y hermana del concejal del PP Gregorio Ordóñez asesinado en 1995, ha recordado al PP en un tuit de esta semana su política de acercamiento y su utilización de las víctimas; su incoherencia aplastante: "Vosotros no sólo acercasteis a cárceles vascas, EXCARCELASTEIS a 200 de 665 encarcelados, NO detuvisteis a nadie, NO disteis la orden de disolución de ETA y lo primero que hicisteis fue legalizar a SORTU en 2012. Vosotros también teníais un pacto, pero con ETA".

El PP debería tener un problema de conciencia, pero su historia nos demuestra una y otra vez que no. Ahora, con la compañía de Vox en la oposición no podemos esperar que mejore. ¿Pero qué hará el PSOE? ¿Resistirá a la presión de la (ultra)derecha para rechazar con firmeza cualquier violación de los Derechos Humanos? De momento, se ha adelantado un pago a Marruecos (30 millones de euros) y la Audiencia Nacional ha reabierto -justo ahora- una querella por genocidio contra el líder del Polisario hospitalizado en España, el motivo del chantaje de Marruecos a España. El juez Santiago Pedraz ha citado a Brahim Gali a declarar el 1 de junio, dejando meridianamente claro que la firmeza con la dictadura de Marruecos (como con Turquía, otro sicario de la UE para frenar la desesperación humana, o con Israel) y la justicia histórica con el Sahara van para largo. Si llegan.

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