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Cómo funciona la glándula pineal, el mayor enigma de nuestra mente

Hace más de cuatro siglos, el filósofo René Descartes llegó a atribuir cualidades místicas y casi sobrenaturales a la glándula pineal. Según aquella vieja teoría, este pequeño órgano era el lugar en el que se alojaba el alma y a la vez servía de conexión entre la ‘mente’ y el cerebro. Desde entonces, las especulaciones extracientíficas respecto a sus supuestos poderes mágicos no han cesado.

Los trabajos de la neurociencia quedan lejos de tales afirmaciones especulativas, aunque no nos queda duda alguna sobre el protagonismo funcional de esta pequeña estructura en la que se interrelacionan el sistema nervioso central y el sistema endocrino.

¿Qué es la glándula pineal?

Cerebro

Se trata de un minúsculo órgano responsable de segregar la hormona melatonina en el torrente sanguíneo para su posterior distribución a otros órganos y tejidos. Esta sustancia, también llamada N-acetil-5-metoxitriptamina es un mensajero químico que se encarga de regular el ritmo circadiano, así como los ciclos de sueño y vigilia.  

En consecuencia, el correcto funcionamiento de esta glándula es vital para que podamos dormir satisfactoriamente por las noches y estar despiertos durante el día, en óptimas condiciones para desarrollar nuestra actividad cotidiana. Recibe también las denominaciones de epífisis cerebral, cuerpo pineal o conarium.

La glándula pineal se encuentra ubicada en la parte superior del diencéfalo. Está en el epitálamo, en la parte central del cerebro, tras el tercer ventrículo y entre los dos hemisferios. No mide  más de 8 milímetros de diámetro y su peso se sitúa en torno a los 150 milígramos.  Se compone principalmente de pinealocitos, que son las células responsables de producir melatonina.

El cuerpo pineal trabaja tomando como materia prima el triptófano, que servirá para producir serotonina, una hormona que posteriormente será transformada en melatonina, clave para nuestro descanso y bienestar.

Dimetiltriptamina y glándula pineal

Engranaje

La dimetiltriptamina o N,N-dimetiltriptamina (DMT o N,N-DMT) es una sustancia química que, al parecer, es producida en muy pequeñas cantidades por la epífisis cerebral. Es muy probable que las singulares propiedades de este compuesto sean responsables del carácter enigmático o de los prodigios espirituales que algunos han querido atribuir a la glándula pineal a lo largo de la historia.

La DMT es un alcaloide triptamínico de poderosos efectos alucinógenos que también está presente en algunas plantas, como la psychotria viridis o chacruna, y la mimosa hostilis. Popularmente se la conoce como ‘molécula sagrada’ o ‘molécula de Dios’. Es utilizada como droga recreativa, siempre con concentraciones mucho más elevadas de las que presenta de forma natural en el cerebro humano. Se consume inyectada, ingerida en forma de cristal o bien se inhala con la ayuda de una pipa de agua.

Provoca episodios alucinatorios muy intensos, acompañados de fuertes distorsiones de la percepción espacial y del propio cuerpo. También genera un estado emocional de euforia y severas alteraciones cognitivas. No obstante, sus efectos tienen muy poca duración. Han sido muchas las voces que han considerado que la intoxicación por DMT era una ‘experiencia espiritual’. De hecho, su consumo era frecuente en las ceremonias rituales de los indígenas amazónicos, como ingrediente de un té preparado a base de psychotria viridis y denominado ayahuasca en la lengua de los quechuas.

Se han descrito numerosos problemas psiquiátricos originados en el uso continuado de la ‘molécula de Dios’ como sustancia recreativa. Como contrapartida, también se han desarrollado ensayos e investigaciones clínicas que tratan de probar su uso terapéutico para el tratamiento de la depresión, con base en dosis reducidas.

Para qué sirve la DMT en el cerebro

Cerebro

Algunos han querido conferir a la DMT producida en la glándula pineal la función de generar las imágenes que habitualmente forman parte de nuestros sueños y también de las pesadillas, en función del carácter alucinógeno de esta sustancia. No hay investigaciones consistentes que apoyen esta hipótesis.

Sí podemos afirmar que este alcaloide triptamínico reduce en el cerebro la potencia de las ondas alfa, las que determinan los estados de vigilia y también provoca la aparición de ondas theta, imprescindibles para conciliar el sueño y permanecer dormidos. Por consiguiente, la pequeña producción de dimetiltriptamina que se registra en la glándula pineal contribuye a regular nuestros ritmos cotidianos de sueño y vigilia.

Finalmente, no negaremos la capacidad que ha tenido esta ‘molécula sagrada’ para desatar las fantasías, leyendas y creencias espirituales que han querido identificar al cuerpo pineal como la ‘embajada’ del alma en el cerebro humano y su punto de conexión con el ‘más allá’.



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