Punto y seguido

De Lenin a Putin: las tres vidas de la mujer en Rusia

Una mujer lleva un retrato de Lenin en una manifestación del Partido Comunista en la Plaza Roja de Moscú, en noviembre de 2014.
Una mujer lleva un retrato de Lenin en una manifestación del Partido Comunista en la Plaza Roja de Moscú, en noviembre de 2014.

De cómo sería la transición del capitalismo al socialismo se escribieron ingentes libros y tesis, pero nadie nos preparó para el momento en que la historia daría la marcha atrás, por impensable, irracional, antinatura. ¿Es posible que millones de personas voten en favor de la eliminación de la igualdad, del derecho a tener un puesto de trabajo y un salario digno, de una sanidad y la educación gratuitas? Las mujeres y los hombres de la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) no votaron la disolución de su Estado ni la restauración del capitalismo, y eso a pesar de las carencias y los errores de su socialismo, pues, la URSS fue "el primero" en los principales derechos fundamentales del ser humano de la historia.

La primera vida: el zarismo

En la Rusia subdesarrollada, la mujer era tratada como propiedad del hombre: no se le permitía vivir separada de su familia, o trabajar o viajar al extranjero sin la autorización de un hombre. La matemática Sofía Kovalévskaya tuvo que casarse por conveniencia con el paleontólogo, Vladimir Kovalevski, para poder seguir su carrera en Suiza, debido a que en Rusia a las mujeres no les dejaban ingresar en las escuelas superiores. Ella será la primera mujer profesora con plaza en una universidad europea.

Millones de mujeres trabajaban en el campo de sol al sol, mientras en las fábricas niñas de 13-14 años eran explotadas en jornadas de hasta 16 horas por un mísero sueldo. Las mujeres embarazadas ocultaban su estado para no ser despedidas. En la familia, ellas vivían la forma más común y legitimada de prostitución y esclavitud, como describe León Tolstoi en su Anna Karenina. La mayoría de los partos tenían lugar en los domicilios, y la tasa de mortalidad infantil era alta. El divorcio lo decidían el marido y la iglesia, y además, sólo los pudientes podían costearlo. En las provincias de Asia Central, como Tayikistán, había poliginia y la mujer estaba obligada a llevar el velo, símbolo del control y dominio del hombre sobre la mujer.

Mucho por hacer: así cuatro mujeres se unieron a 13 hombres para fundar la Unión de Lucha (1895), entre ellas Nadezhda Krúpskaya, que además será una de las primeras presas políticas de Rusia y una de las pocas del mundo en ser Secretaria en un partido. Cuatro años después, el Partido Socialdemócrata (comunista) será el primero de la historia en dedicar un capítulo de su programa a la liberación de la mujer y una completa igualdad de derechos, como exigía la Segunda Internacional (1889-1916).

En 1912, Konkórdiya Samóilova será, posiblemente, la primera mujer directora de un diario: Pravda (La Verdad), órgano del partido bolchevique, y determinante en la organización de las protestas contra la Primera Guerra Mundial bajo el lema de "Pan y Paz".

La segunda vida: socialista

En 1917, la Revolución convierte a Vladimir Ilich Lenin en el primer jefe de un estado que hace de los derechos de la mujer la bandera del sistema político que acaba de nacer. Y habrá más "primera vez en la historia" para las mujeres del planeta:

  • Aleksandra Kollontai se hace cargo, en 1918, de la cartera de Bienestar Social. En 1943 también será la primera mujer embajadora, representando a la URSS ante el gobierno sueco.
  • Las madres trabajadoras disfrutarán de dieciséis semanas de permiso remunerado para el cuidado de los hijos. Habrá un seguro de maternidad y unas salas de lactancia en las fábricas. Las madres solteras reciben una cartilla de manutención infantil.
  • Se levantan todas las restricciones a la libertad del movimiento de la mujer.
  • La mujer podrá ser "cabeza de la familia", y tendrá acceso libre al aborto.
  • Se despenaliza la homosexualidad, que era castigada con el trabajo forzoso. Las personas homosexuales y transgéneras son protegidas por la ley. En 1918, un gay, Georgy Chicherin, es nombrado ministro de Relaciones Exteriores, y en 1926 se autoriza plasmar el cambio de sexo en el pasaporte.
  • Se desmantelan los harenes en las provincias orientales. Las mujeres "musulmanas" soviéticas son las primeras de este credo que tienen derecho a voto: en la propia tierra de Mahoma, Arabia Saudí, aún son las únicas del globo sin poder votar.
  • Se levanta la obligatoriedad de registrar el matrimonio, y se elimina el concepto de "hijos ilegítimos". Se crean comunas, con el amor y la sexualidad libres, que décadas después reaparecerá en Occidente con el movimiento hippie.
  • Se despenaliza la prostitución, esta "degradación extrema de la mujer en interés de los hombres que pueden pagarla" como la definía Trotsky, y se persigue al proxeneta. Paralelamente, empieza el trabaja para eliminar sus causas y a las mujeres prostituidas se les ofrece formación profesional, empleo y un techo.
  • Se prohíbe matrimonios forzados y también infantiles (pedofilia), que eran norma general en las regiones de Asia Central.
  • Se podrá romper el contrato matrimonial incluso sin el consentimiento de la otra pareja.
  • Se aplica la jornada laboral de 8 horas, propuesta por la Primera Internacional en1866. Se prohíbe el trabajo nocturno para las mujeres embarazadas, así como su traslada o despido sin la aprobación de un inspector de la empresa.
  • Se establece el concepto de "bienes gananciales" (inexistente en las religiones abrahámicas que han sido y son el marco del derecho de la mujer en numerosos países): ellas tendrán derecho sobre la fortuna generada durante el matrimonio.
  • Se declaran gratuitas y universales la enseñanza y la sanidad, y se realizan una vasta campaña de alfabetización de mujeres.

Algunos ideales, como la socialización de las tareas domésticas, - como comedores y lavanderías públicos, suficientes guarderías para disolver la familia, etc.-, que estaba dirigida a suprimir la doble carga de la mujer, no se materializaron por:

  1. La falta de recursos, el retraso económico y social del país, la destrucción de millones de vidas y de las infraestructuras de la nación durante la Guerra Civil (1921-1922) y las dos guerras mundiales que obligaron al Estado canalizar todos los recursos a impedir la muerte de millones de personas de hambre;
  2. La resistencia de los hombres a la liberación de la mujer. En las regiones de Oriente muchas fueron víctimas de crímenes de honor por quitarse el velo o asistir a escuelas o agrupaciones de mujeres.
  3. la falta de experiencia en gestionar los servicios sociales en una estructura funcional.
  4. creer que la institución familiar, basada en las milenarias relaciones de domino y legitimada por la religión, perdería su razón de existir con la mera participación de la mujer en el trabajo remunerado y productivo, y se disolvería. "La remodelación del 'orden' más arraigado, empedernido, reprimido y rígido [el patriarcado] es la transición más difícil", reconoció Lenin en 1921. Así, las mujeres soviéticas, incluidas las científicas, nunca dejaron de ser "amas de casa".

La cultura patriarcal se unió a la falta de libertades políticas, organizaciones y movimientos ciudadanos, para hacer posible la pérdida de algunos derechos socialistas logrados: en el marco de las políticas prenatalitas, Stalin ilegalizó en 1936 el aborto y la homosexualidad, recuperó la educación segregada y con ello las "asignaturas especiales para niñas". Dos décadas después, bajo la presidencia de Jrushchov el aborto volverá a ser legal, para salvar la vida y la salud de las mujeres que se veían obligadas a realizarlo de forma clandestina.

En las décadas de 1960 y 1970, los avances profesionales de la mujer fueron asombrosos. Enviar a Valentina Tereshkova al espacio (1963) era para demostrar al mundo de que "asaltar el cielo" es posible. Aun así, la URSS rechazaba frontalmente los objetivos y los logros del movimiento feminista europeo al no estar integrado en la lucha de la clase obrera. No reconocía que la opresión patriarcal es supraclasista. El "biologismo" (igual de reaccionario que jinelogía), prohibió que soviéticas pudiesen ser bomberas, conductoras de autobús, o capitanas de barco, entre otras 400 profesiones "perjudiciales para su salud". Desde hace unos años, esta lista se ha reducido en un centenar, y desde el 2020 se les permite, por ejemplo, ser maquinistas de metro, mientras siguen sin poder estudiar numerosas carreras de ingeniería.

El término "feminismo" tenía (y tiene) connotaciones negativas: las feministas son mujeres burguesas, feas, lesbianas, que odian a los hombres y e incluso son agentes del Occidente y pretenden difundir su decadente libertinaje en la patria-tribu.

Tercera vida: capitalismo ‘putinista’

A finales de los ochenta, los errores de un sector del Partido Comunista y la traición y corrupción de otro destrozan los logros de la Revolución también la utopía de millones de personas en todo el mundo que se jugaban la vida por un mundo socialista. Las consecuencias de la desintegración de la URSS, el terrorismo y la guerra irán acompañados por el regreso del sistema de mercado, y el saqueo de las arcas públicas se tradujeron en una pobreza generalizada, el desempleo (inexistente en la URSS), y la aparición del crimen organizado internacional que hizo su agosto prostituyendo a las mujeres y madres desesperadas. La esperanza de vida se desplomó: de 68 en 1991 a 62 en 2000.

Poner orden al caos llega con (la Doctrina de) Vladimir Putin, quien, en una complicada situación, buscará una nueva identidad para el nuevo (viejo) sistema en el que el conservadurismo, el nacionalismo y la Iglesia Ortodoxa Rusa harán de pilares. Vuelven los valores medievales sobre la mujer y la familia y con intenciones pronatalistas, el gobierno ruso diseña un inaudito plan: tras declarar el 2008 el Año de la Familia, regala a los ciudadanos el 12 de septiembre como el Día del Contacto (íntimo) para que las parejas permanecieran en casa, y nueve meses después, coincidiendo con el Día de Rusia, el 12 de junio, se pudiese celebrar el nacimiento de miles de nuevos rusos, y así salvar la patria del envejecimiento de la población. Las mujeres al tener un segundo o tercer hijo recibirán una ayuda monetaria llamada el "Capital de maternidad". Esta oxidada idea sobre la mujer, como "procreadora", ha ido paralelo a otra peor aún: la aprobación de la ley de "violencia en la familia" que no "contra la mujer", en la que despenaliza las palizas que el hombre asesta a la mujer si no rompen sus costillas (como el imán de Al Azhar, Ahmed el Tayeb, que aprueba golpear a la esposa siempre y cuando el delincuente no deje prueba en el cuerpo de su cónyuge-esclava). Además, se le perdonará al agresor si es primerizo. Por supuesto que el legislador es consciente de que la mayoría de las mujeres, desamparadas en el capitalismo, no suelen denunciar estos abusos ni la primera, ni la segunda y ni la quinta vez.

La Iglesia ortodoxa rusa (al igual que la católica y la islámica) considera el feminismo un "pecado mortal". El tribalismo y el nacionalismo, siempre ciegos y reaccionarios, muestran fobia hacia lo que nazca en otros Estados, aunque hayan brotado del movimiento progresistas ciudadano.

El propio presidente Putin es la imagen del biopoder: Macho heterosexual, sexy, magnético y "padre salvador" de la nación desvalida, y en concordancia, la imagen que se da de la mujer rusa, incluso en las páginas de información política, es de una rubia esbelta semidesnuda. ¿Cómo ha sido posible la supresión radical de los valores socialistas, supuestamente, implantadas durante setenta años?

A pesar de que a partir de 2013, las desigualdades sociales se reducido, y la esperanza de vida ha aumentado (72 años), Rusia tiene una brecha de género del 70.6%, que le sitúa en el puesto 81 del ranking mundial entre 153 países. El feminicidio arrebata la vida de un promedio de 300 mujeres casa año, y en Moscú, sólo hay un refugio público para las mujeres maltratadas, según las feministas.

Las rusas ganan un 30% menos que los hombres, y al igual que en la era de la URSS, están casi ausentes en el poder político. En Ruanda o Cuba el 38,5% de los diputados son mujeres, en Rusia el 18,2%. La introducción del neotradicionalismo en las relaciones de género ha desactivado, asombrosamente, el cuestionamiento de las desigualdades.

La URSS fue el primer modelo del estado de bienestar de la humanidad, y su mera existencia también obligaba a los estados capitalistas aceptar parte de las demandas de su propia clase trabajadora: no es ninguna casualidad que el asalto del noliberalismo a estos logros en todo el mundo, coincida con la desaparición de aquella república socialista.

Setenta años fue un tiempo demasiado corto para acabar con miles de años de injusticias justificadas e incrustadas hasta en el alma de sus propias víctimas.

Cuál es mejor: ¿un capitalismo con las libertades políticas, pero sin la justicia social e igualdad, o un socialismo sin libertades? La experiencia de la URSS demostró la fragilidad y reversibilidad de las conquistas sociales sin las libertades y un control real del pueblo sobre el poder.

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