Dominio público

El Sáhara y la madre de todas las crueldades

Ana Pardo de Vera

El nuevo episodio de violencia de Marruecos contra activistas saharauis -debería decir contra activistas, en general- lo han contado en Público con hechos e imágenes las periodistas Beatriz Asuar y Amanda García. Violaciones, amenazas, vigilancia extrema, tortura física y psicológica... contra Sultana Jaya, su familia, amigos y toda persona que intente ayudarlas. El motivo de esta tortura es la lucha de Jaya por los derechos humanos de los saharauis y contra la explotación de los recursos naturales que Marruecos hace en la antigua colonia española, a la que todos nuestros gobiernos han abandonado a su suerte.

Para Montaigne, "la cobardía es la madre de todas las crueldades". Sí, ya hemos tratado aquí muchas veces y por diversos temas las penalidades que provoca a largo plazo la indiferencia antes ataques injustificados, como el de Marruecos contra cualquier intento que hagan los saharauis solo de pedir su libertad, no digamos de intentar conquistarla. La dictadura (DICTADURA) marroquí lanzó a sus propios niños al mar en masa para que nadaran hasta Ceuta y decretar con carne tierna una crisis con España por haber acogido a Brahim Ghali, líder del Frente Polisario con pasaporte español, en un hospital de La Rioja. Todavía hay un proceso judicial abierto contra la exministra de Exteriores, Arancha González Laya, en un claro ejercicio de injerencia del poder judicial en el Ejecutivo por parte del Juzgado de Instrucción número 7 de Zaragoza. La historia la conocen ustedes bien.

Ahora, pese a los intentos de Mohamed VI por silenciar el conflicto, el Frente Polisario batalla desde hace un año contra Marruecos en un intento del Sáhara por visibilizar su frustración ante la última resolución de la ONU, que ignora el referéndum de autodeterminación para la excolonia española y prefiere hablar de una solución "realista". Lo resume muy bien Carlos Palomino en un análisis de la situación en El Orden Mundial (EOM).

La represión de los invasores contra los saharauis se ha recrudecido, precisamente, porque en redes sociales, medios independientes y plataformas alternativas, las justas reivindicaciones del Sahara están cogiendo fuerza, potenciadas además, por la decisión de su principal valedor, Argelia, de cerrar el gasoducto que va a Europa pasando por Marruecos. Una decisión que a la indiferente o cobarde España le ha explotado en la cara en plena crisis energética. No será la última.


Marruecos tiene secuestradas a España y a Europa (no se atreven ni a llamarla dictadura en público) con el tema de los migrantes y la seguridad contra el terrorismo islamista, ejerciendo como ejerce el vecino africano de sicario de la UE y de nuestro país. Pero las vergüenzas al aire de ambas administraciones empiezan a sonrojar a demasiados votantes progresistas del actual Gobierno de coalición ante una situación bien conocida y agravada conforme pasa el tiempo por el enfrentamiento armado y desigual entre el ejército y paramilitares marroquíes y el Frente Polisario, así como por las brutales violaciones de derechos humanos contra los saharauis y cualquier ciudadano/a residente en Marruecos que se atreva a denunciarlas, como algunos periodistas.

Estos días los informativos y la prensa abren sus portadas con el chantaje de la dictadura (también) de Bielorruisa a Polonia usando a migrantes y refugiados como munición. El mismo modus operandi de Marruecos en distintas circunstancias: vidas humanas convertidas en balas para las guerras modernas. En una de las tertulias de Ágora 25 en la Ser, que dirige Aimar Bretos, uno de los contertulios, el exvicepresidente Pablo Iglesias, recordó a los otros dos, la exvicepresidenta Carmen Calvo y el exministro y eurodiputado José Manuel García Margallo, que Bielorrusia es tan dictadura como Marruecos y su estrategia de presión a Polonia y a la UE es la misma que la que Mohamed VI empleó contra el Gobierno de España en Ceuta. Calvo intento desmentirle enseguida diciendo que no era lo mismo y que estas cosas de Marruecos son mucho más "complejas", pero aún no sabemos si se refería a las tragaderas con el sátrapa alauita que tiene que tener el Ejecutivo al que perteneció o al papelón de Josep Borrell, del mismo PSOE que Calvo, como alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad.

Organizaciones de todo el mundo, como Amnistía Internacional, nos señalan día sí, día también por nuestro papel en el abandono del Sáhara y la complicidad del indiferente con Marruecos. España debe abanderar ya la petición de un referéndum seguro en el Sáhara a la comunidad internacional, ONU y/o UE, antes de que el conflicto armado se recrudezca y para impedir más violaciones de derechos humanos. La crueldad de los cobardes es hoy demasiado evidente, escuchen por favor a Sultana.


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