Notas sobre lo que pasa

Debat Constituent, una propuesta para repensar el país y "ser valientes otra vez"

Lluís Llach en el concierto del Palau Sant Jordi -- Paco Peris
Lluís Llach en el concierto del Palau Sant Jordi -- Paco Peris

La música de Lluís Llach puede gustar más o menos pero todos y todas sabemos que forma parte del imaginario colectivo de una parte bastante significativa de la sociedad catalana. Sus canciones han sido asumidas por mucha gente, no cabe duda, como una referencia ideológica y sentimental en relación a la propia tierra, a las costumbres, la historia, la política, las relaciones afectivas, la vida asociativa... L'Estaca, convertida casi en un himno que ha traspasado fronteras, Que tinguem sort, cantada en todo tipo de encuentros, las Corrandes d'exili de Pere Quart, evocadas ante el sufrimiento de todo aquel que se ve obligado a abandonar su país ...

Esa idea la comentamos durante una larga entrevista, meses antes del referéndum de octubre de 2017, para pedirle que explicara un poco la percepción que tenía sobre el hecho de verse a sí mismo como referente cultural y social. Entonces Lluís Llach era diputado en el Parlament de Catalunya y ya hacía diez años que había dejado la profesión de músico. Nos aseguró que no había tenido nunca "ninguna voluntad de predicar" y que convivía con aquel Lluís Llach como un espectador más.

Sabía y sabe, no obstante, que conserva una gran capacidad de convocatoria, que utilizó el pasado 18 de diciembre. Subió de nuevo a un escenario, en el Palau Sant Jordi, para cantar excepcionalmente ante 16.000 personas, "con una voz potente y precisa", tal como escribió Paco Peris en una inmejorable crónica.

Actuó con otros artistas como Joan Dausà, Gemma Humet, Joan Reig, Montse Castellà o Ju para dar un empujón masivo y espectacular al Debat Constituent, un proceso participativo que grandes medios han querido ignorar pero que seguramente no podrán empequeñecer cuando se difunda el número definitivo de encuentros que se han celebrado en todo el país, la cifra de personas que han querido ser parte activa en una experiencia de democracia directa y las respuestas dadas de este modo a 145 preguntas sobre el futuro político de Catalunya. "Nunca nadie te preguntará tanto sobre los temas fundamentales del poder y del estado", escribieron los impulsores de este debate colectivo que invita a repensar como sería la República Catalana ideal.

Lluís Llach, que en su momento se definió como "diputado transitorio", nos decía en aquella entrevista que el Estado español, solo puede hacer un ejercicio democrático en relación a Catalunya si se ha producido "una convulsión casi revolucionaria de su concepción de la política" y del propio Estado.

Este martes día 28 de diciembre se pudo revivir de alguna manera por televisión (y quien lo desee puede hacerlo a través de tv3 a la carta) la combinación de reflexiones y anhelos que se expresaron en el Palau Sant Jordi, con el acompañamiento de miles de voces, en torno a canciones concebidas en otras circunstancias, cuando se reclamaba una ruptura en favor de una democracia plena, política y económica. Canciones con contenidos que hoy, desgraciadamente, parecen totalmente vigentes.

Clamores contra quienes practican el autoritarismo. 'Sou vosaltres que heu fet del silenci pauraules', entonaban miles de asistentes con el músico ahora retirado, remarcando las "s" del mismo modo que lo hicieron otros jóvenes y adultos cuarenta cinco años atrás en memorables recitales. "Tocan la escuela, nos quieren imponer el silencio", protestó en el Sant Jordi el Llach activista, "tossudament alçat". 'No volem que la por tingui més temps per guanyar-nos' ('no queremos que el miedo tenga más tiempo para ganarnos'), cantó.

Expresiones de frustración, 'No era això, companys, no era això', acompañadas del propósito de 'ser valents altre cop'.

El Debat Constituent que impulsaron inicialmente personas como Gabriela Serra, Francina Alsina, Àngels Martínez Castells, Marta Sibina, Marta Rovira Martínez, Carmina Castellví, Albano Dante Fachin, Antonio Baños, Montserrat Castellano o el propio Llach, entre otros, hoy se encuentra "bajo el liderazgo y dirección" de una red de ’Enteses territorials’, que potencian sesiones de deliberación en barrios y pueblos y buscan respuestas de todas las personas que vivan en Catalunya y tengan más de 16 años a preguntas bastante precisas sobre temas tales como el modelo de Estado, la lengua, los derechos de las personas migrantes, el derecho a la interrupción del embarazo, la identidad sexual, la renta básica, la salud, la educación, la vivienda, la energía, los servicios públicos, las pensiones, los presupuestos, las convocatorias a las urnas, el poder judicial, la organización territorial, el modelo económico, el trabajo, el ejército, las relaciones internacionales... Es una propuesta que crece sobre el rescoldo de lo que queda del ciclo de movilizaciones de la pasada década.

En el concierto se reivindicó 'el canto de la gente de la calle' con otra pieza del tiempo de la dictadura, I si canto trist, dedicada en esta ocasión a presos, ex-presos, exiliadas y exiliados y a las más de tres mil personas represaliadas por su implicación en el proceso soberanista.

En estos tiempos en los que distintas fuerzas de la izquierda de diferentes territorios del Estado español observan con esperanza el proceso constituyente que se encuentra en marcha en Chile, indudablemente conseguido con la fuerza de la gente, sería conveniente que se observara atentamente y sin prejuicios esta iniciativa catalana, la del Debat Constituent. Con respeto, por lo menos.

Ahora que de vez en cuando hay quién dice que no hay bastante fuerza en la calle para conseguir más cambios en favor de la gente, conviene recordar aquellos momentos de la historia más reciente en los cuales en las plazas se gritaba en favor de una democracia real. "La política la haces o te la hacen", se remarcaba a menudo. Y no mucho tiempo después se invitó en la población a poner las instituciones al servicio de la gente. Se puede mandar obedeciendo, se aseguraba en actos multitudinarios en los cuales se recuperaba con emoción la canción de la revolución portuguesa de los claveles: ‘O povo é quem mais ordena’. Se cantaba con la nostalgia de 'les primaveres lliures' añoradas con Lluís Llach en Abril 74, que el pasado día 18 interpretó con Els  Catarres.

Ojalá que aquellos que durante la segunda década de este siglo reclamaron procesos constituyentes, y que hoy exploran la posibilidad de conformar "frentes amplios" para las próximas convocatorias a las urnas, mantuvieran el propósito de romper con el régimen postfranquista del 78, del mismo modo que en Chile se quiere borrar todo vestigio de pinochetismo.

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