Posos de anarquía

El talento obsceno en la banca

El talento obsceno en la banca
La presidenta del Banco Santander, Ana Botín, en la presentación de los resultados anuales de la entidad, correspondientes a 2019. Reuters/Susana Vera

Sería ingenuo pensar que cuando un miembro del Gobierno critica abiertamente los sueldos que maneja la alta dirección del Ibex-35, sus cimientos tiemblan. Apenas se produce un rasguño, pero ya es más que a lo que estaba acostumbrada esa élite. Es lo que le ha sucedido a la presidenta del Grupo Santander, Ana Botín, cuando ha escuchado -y no es la primera vez- a la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz (UP), afirmar que esas retribuciones son "obscenas". Botín ha tirado del socorrido "es el mercado" y punto.

La persona mejor pagada en el Banco Santander cobra 222 veces el salario medio en la entidad financiera. Así se desprende del último estudio de CCOO sobre la 'Evolución de indicadores de buen gobierno en las empresas del Ibex-35'. La justificación de Botín para que existan estas abismales diferencias es que debido a la guerra enorme abierta por el talento es preciso retribuir a los directivos "de acuerdo al mercado".

Pareciera que el talento no existe en los niveles inferiores de la pirámide empresarial, a pesar de que sin esos pilares la cúspide que nada en la abundancia se derrumbaría. Compremos, no obstante, el argumento de Botín. ¿Qué talento existía en entidades como Bankia, Caja Sur, Caja Castilla-La Mancha, Caja del Mediterráneo, Caixa Catalunya, Novacaixagalicia...? Todas aquellas entidades que hubo que rescatar con dinero público debido a una deficiente gestión, cuyo coste, según el Banco de España, finalmente nos va a costar 101.500 millones de euros.

Se lo diré yo, el mismo talento que debe de tener el ministro de Economía de la época, Luis de Guindos (PP), que entonces aseguró que el rescate no nos iba a costar un euro y hoy es vicepresidente del Banco Central Europeo. A eso en mi barrio no lo llamamos talento, precisamente.

¿Qué hacemos ahora con todos esos directivos supuestamente talentosos y con sueldos millonarios que no sólo contribuyeron a la quiebra de sus entidades, sino que además le pegaron un rejonazo de órdago a la economía nacional? ¿Les seguimos premiando como a De Guindos? ¿Es eso lo que dicta el mercado?

Y eso nos lleva a la segunda gran cuestión: qué es realmente el mercado o, siendo más preciso, quiénes conforman ese mercado. Y todos los caminos conducen al mismo destino, a esa élite que acumula riqueza mientras el porcentaje de población que se empobrece aumenta a pasos agigantados. Dicho de otro modo, esa élite, en la que se encuentra Botín, es juez y parte.

Así es cómo se entiende -que no justifica- que estas disparidades de sueldos aumenten año a año. Si eres mujer, además, lo tienes más complicado, porque según el informe de CCOO, mientras que el salario medio percibido por los hombres en las compañías del Ibex ronda los 51.000 euros anuales, las mujeres se quedan clavadas en los 43.000 euros.

Adivinen en qué compañía se da una de las mayores brechas salariales: en el Banco Santander, donde de media un hombre gana unos 15.000 euros más que una mujer. ¿De nuevo lo justificará Botín aferrándose al mercado? Quizás es que hay más mujeres con talento que hombres y, por este motivo, cotizan a la baja... ya saben, es el mercado, oferta y demanda... pero, si así fuera, ¿por qué no apostar mayoritariamente por las mujeres, que tienen más talento y cobran menos? La realidad no es así, dado que, según datos de la propia entidad, la presencia de mujeres en la alta dirección del Banco Santander no alcanza ni siquiera el 25%.

Blanco y en botella... y no hace falta tener mucho talento para darse cuenta del tema en el que, efectivamente, los niveles de obscenidad compiten con los de desfachatez.

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