Otras miradas

Lorena Capelli no tuvo nada de ordinaria

Andrea Momoitio

Periodista y coordinadora de 'Pikara'

Lorena Capelli no tuvo nada de ordinaria
Recorte de la revista 'Interviú' subido al portal Todo Colección

Una de las primeras imágenes que me muestra Google cuando busco su nombre es de todocoleccion.net, una mina de viejos objetos, libros y sorprendentes ejemplares de distintas cabeceras. Es un recorte de la revista Interviú. "No es una revista completa, solo lo que se ve en las fotos", dice el vendedor en la descripción. No aporta más detalles y, sin embargo, lo ha vendido hace meses. Las fotos son de mala calidad. Lo único legible es el titular: "El timo de la vagina artificial".

Lorena Capelli tuvo un nombre, pero ha acabado relegada a una desgracia.

En la Barcelona de los años 70 no debía de ser fácil encontrar a ningún profesional de la ginecología que quisiera hacer una reasignación genital. La recién estrenada Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social —la norma heredera de la Ley de Vagos y Maleantes que es aprobada el 5 de agosto de 1970— perseguía a todas las personas que, por una razón o por otra, se salían un poquito de lo habitual.

Lorena Capelli, desde luego, no tenía nada de ordinaria.

Valeria Vegas cuenta en Libérate: La cultura LGTBQ que abrió camino en España que la muerte de Lorena Capelli "sirvió para abordar con seriedad el entramado de intervenciones clandestinas a las que muchas mujeres trans se sometían sin remedio. La clandestinidad venía dada por la penalización de este tipo de operaciones en España". "La revista Lib, en un reportaje titulado "La turbia muerte de Lorena Capelli", indagó acerca de la clínica barcelonesa en la que la artista había sido operada en manos de un ginecólogo que, aseguraba, le había hecho firmar un documento aceptando toda responsabilidad, incluida la muerte".

Al parecer, tal y como recoge también Vegas, tuvo que someterse a una segunda intervención en la que hubo complicaciones que acabaron convirtiéndose en una peritonitis. Desconozco si es posible que a partir de una vaginoplastia pueda darse problemas en el peritoneo, pero sí sé que alguna otra mujer trans fue sometida a una vaginoplastia afirmando (y firmando) que la intervención era de apendicitis. Quizá era una estrategia habitual.

Madame Arthur, un famoso transformista de la época, aseguraba también en Memoria trans, Transexuales, transformistas y travestis, un libro de Pierrot, que murió de peritonitis. Él parece también un personaje curioso que asegura haber conocido a Lorena Capelli desde que llegó a España, según él, con su marido y un enano. Dice que "ya venía ella vestida de mujer porque el padre de la Capelli era del Cuerpo Diplomático Brasileño y ella ya tenía un papel para la policía que podía vestir de mujer por la calle". Parece poco probable, pero quién sabe.

Óscar Guasch, profesor de sociología, explica en su artículo La construcción médico-social de la transexualidad en España (1970- 2014) que la existencia de las mujeres trans, a pesar de que algunas se definían como tales, quedaba relegada a las "posibilidades que brindaban la legalidad y la tecnología médica". "Entre otras razones porque  hasta 1981 [en España] no se despenalizó la cirugía de reasignación sexual". Cuenta que muchas marcharon fuera a operarse. A Casablanca (Marruecos), principalmente. La muerte de Lorena Capelli demuestra que muchos médicos no respetaron la prohibición. En el mismo artículo cuenta que las mujeres trans, entonces, "construían sus cuerpos e identidades de manera autodidacta y autónoma, al margen de la mirada médica". En  El látigo y la pluma. Homosexuales en la España de Franco, Fernando Olmeda recoge unas declaraciones de Lorena Capelli: "Puedo garantizar que nací mujer, pensando y reaccionando como tal. Mi único problema fue la equivocación de la naturaleza al otorgarme los órganos de un varón".

Era un personaje más o menos mainstream. La revista Pronto, en julio de 1976, publicaba que hablaba francés, inglés, italiano y algo de alemán; que había nacido en Río de Janeiro y entonces andaba viviendo en Barcelona con su hermana y Cuqui, su perro. La reportera María Teresa Berengueras aprovechó para preguntarle qué opinaba de las relaciones homosexuales. Ella, muy discreta, aseguró que obedecía a "la evolución de la vida". Decía, sin embargo, que ella se veía incapaz de convivir con una mujer. Tenía una hipótesis: "Para mí es algo incomprensible, pero quizá es como el desnudo que ahora casi todo el mundo lo encuentra natural".

Bueno, Lorena, no todo el mundo.

La historia de Capelli quedó congelada.

En 1977, el director albaceteño José Jara presentaba su película El transexual en la cinta contaba la historia de Lorena. Dice la sinopsis que "una noche conoce a Sergio, un reportero que piensa escribir un libro contando las sus vivencias. Pero Lorena desaparece sin dejar rastro. Sergio sigue su pista hasta que descubre que se ha sometido a una complicada operación de cambio de sexo y ha fallecido debido a un fallo cardíaco".

Algo así le ocurrió a Lorena, sí. Lo que no sé es quién es Sergio en su historia.

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