Las carga el diablo

Carta a Antonio Caño

Carta a Antonio Caño
El exdirector de 'El País' Antonio Caño

Muy señor mío,

Me alegraré que al recibo de la presente se encuentre bien. Yo, fatal, después de leer el tuit que lanzó a los cuatro vientos el pasado martes.

Me gustaría llamarlo respetado colega, pero mucho me temo que colegas no somos y en cuanto a respeto, por mucho que le tenga, parece que es usted quien se empeña en no tenérselo ni a sí mismo ni a la profesión periodística.

Fue muy duro seguir queriendo El País durante el tiempo en que estuvo usted al mando de ese barco (4 de mayo de 2014 a 8 de junio de 2018). Fue necesario un esfuerzo extra para acercarse al quiosco durante esos años y seguir comprándolo, fue cada vez más complicado no acabar cabreado tan solo ojeando los titulares, no digamos ya cuando entrábamos en los textos, sobre todo en los editoriales y artículos de Opinión, sección esta a cuyo frente se encontraba un señor apellidado Torreblanca de cuyo nombre preferiría no acordarme.

Aunque su infame tuit del otro día se difundiera a los cuatro vientos a la velocidad de la luz, con su permiso me haré eco de él también aquí, y así lo inmortalizamos un poco más: "Hace cuatro años intentamos evitar desde El País el pacto de Sánchez con populistas y separatistas porque creíamos que eso era malo para la izquierda y para España. No nos creyeron", escribió usted textualmente.

En el tuit no se defendía, como luego pretendió matizar, el derecho de un periódico a manifestar libremente sus opiniones y su vocación de orientar a los lectores, sino que admitía la intención de meter cuchara descaradamente ("intentamos evitar") en la cocina política porque al parecer no le acababa de gustar el mecanismo constitucional que permite triunfar a una moción de censura.

Digo esto porque, al hablar en su tuit de "hace cuatro años", deduzco que se refiere usted al momento en que tuvo lugar la moción de censura contra Mariano Rajoy, cuando Pablo Iglesias y Marta Pascal consiguieron, una vez convencido el PNV, que Pedro Sánchez sumara los votos necesarios en el Parlamento para ser elegido presidente el 1 de junio de 2018.

En el editorial que El País publicó del día siguiente -¿recuerda?- podía leerse textualmente:

"Para censurar a Rajoy y sustituirle al mando del Gobierno, Sánchez ha necesitado reunir fuerzas muy dispares e incoherentes entre sí... Y al rechazar legitimarse mediante unas elecciones anticipadas, se ve obligado a hacerlo por el ejercicio inteligente de una acción de gobierno prudente y capaz al frente de un Gobierno de acreditado prestigio y solidez... En el diseño del Gobierno, el nuevo presidente no puede pretender satisfacer a la heterogénea coalición de 180 diputados que le han dado su apoyo. Como muchos de los representantes de los grupos sostuvieron en la tribuna al justificar su voto a Sánchez, con él expresaban el deseo de ver a Rajoy fuera de La Moncloa, no un apoyo explícito al programa presentado por el PSOE". En el texto no se podía disimular la frustración del periódico por no haber podido "evitarlo".

Una semana después, el día 8 de junio, era usted relevado como director del diario propiedad del Grupo Prisa.

Acababa así una etapa repleta de momentos memorables como aquel ignominioso editorial de finales de septiembre de 2016 que pasará a la historia como ejemplo de qué no se debe hacer jamás en periodismo. En ese editorial se llamaba "insensato sin escrúpulos" a Pedro Sánchez varios días antes de que su propio partido lo acabara defenestrando, montara una gestora y convirtiera a Mariano Rajoy en presidente del Gobierno.

Me va usted a permitir que deje aquí constancia, para quien no lo recuerde, que este fue el remate de una insidiosa campaña llevada a cabo por su periódico contra el entonces secretario general del PSOE. No se trataba del ABC ni de La Razón, no: se trataba de El País, que desde que se conocieron los resultados de las elecciones generales repetidas en junio del 16 llegó a dedicar -¿se acuerda?- ¡42 portadas y 26 editoriales! al líder socialista para "convencerlo" de votar un gobierno PP.

Es decir, que esa presión, que ese "intentar evitar" no fue solo "hace cuatro años", sino prácticamente durante todo el tiempo en que usted estuvo al frente del periódico. Claro que a su favor quizás haya que decir que después de marcharse usted, las colección de perlas que ese diario ha continuado dedicando al Gobierno de coalición y a sus miembros, sobre todo a los de Unidas Podemos, desde que este se constituyó en 2020, tampoco tienen desperdicio. Pero sigamos con lo suyo para abreviar e ir rematando:

En otro tuit escrito por usted para defender el contenido del que abrió la caja de los truenos y encendió la polémica en las redes, tuvo la desfachatez de comparar su trabajo con el del New York Times cuando el periódico estadounidense "intentó evitar, ejerciendo influencia política" que Donald Trump fuera elegido presidente de los Estados Unidos.

Si le parece, esto mejor ni lo comentamos, ¿o está usted intentado equiparar el trabajo del NYT con los empeños ultraderechistas de aquí por expulsar a Sánchez de la Moncloa desde el mismo instante en que este formó gobierno con Unidas Podemos, ¿está usted intentando situar al mismo nivel evidenciar la peligrosidad de Trump y los intentos en España, que haberlos húbolos, de propiciar un gobierno de concentración en los tiempos más duros de la pandemia?

Inasequible al desaliento, ahí sigue usted dando la matraca, ahora en el ultraderechista The Objective, con su cantinela de siempre: "Con Pedro Sánchez como secretario general, escribía el pasado 15 de mayo, nadie puede garantizar el compromiso del PSOE con la estabilidad del sistema político".  No se baja usted del burro, ¿verdad? En fin...

Sin más que añadir por la presente, le saludo atentamente.

J.T.

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