Memento

No es país para gordos

No es país para gordos
El streamer TheGrefg comparte su cambio físico en redes sociales. -Instagram @grefg_official

Hace pocas semanas leía en El País que "los músculos son el nuevo símbolo de estatus". En el artículo se hablaba del bautizado por el The Wall Street Journal como efecto Bezos que, tras mostrar sus abdominales en público, ha servido como ejemplo a múltiples empresarios que han decidido transformar sus cuerpos. Incluso Elon Musk se ha disculpado en público por tener "unos kilos de más". Con la de cosas por las que tiene que pedir perdón, su mayor ofensa a sus seguidores (y detractores) parece ser la de tener barriga.

Atrás quedaron los peces gordos con barriga, sombrero de copa y puro. En esta sociedad del culto al cuerpo (al delgado y fibroso), hasta los más poderosos han entendido que su imagen corporal debe vender éxito, debe conectar con la gente joven; debe trasmitir que están en la cima. No solo eso, también en el libro Causas naturales: como nos matamos por vivir más de la recientemente fallecida Barbara Ehrenreich, nos relata cómo en grandes empresas de Silicon Valley se insta a los trabajadores a adelgazar y cuidar su cuerpo. Da igual tu inteligencia y tus competencias, si estás gordo no vales lo mismo.

Sucede con lo mismo con celebridades de todo el planeta. Esta semana el streamer andorrano TheGrefg ha sido noticia por su cambio físico. Prensa de toda índole se hacía eco de este hecho con adjetivos como "espectacular" o "impresionante". No solo contento con eso, se ha dedicado a retransmitir (y monetizar) todo el proceso. Una de las personas con más seguidores en la plataforma Twitch contando a miles y miles de jóvenes que lo ideal es ese cuerpo y vale la pena todo sacrificio. No es el único famoso que ha hecho el "reto de X semanas para lucir un cuerpo 10". También vemos a menudo en los periódicos cómo hablan de exfutbolistas o antiguas celebridades que han ganado unos pocos kilos. Titulares como "te sorprenderá su nuevo físico" acompañados por artículos llenos de odio y de gordofobia.

Tampoco creo que acierte el Ministerio de Consumo en sus campañas contra el azúcar y los alimentos procesados. Entendiendo que su consumo excesivo es malo y que se debe tratar el tema, focalizar como mayor problema de esta alimentación el sobrepeso infantil es señalar solo a una parte de los niños y niñas. Cada cuerpo es un mundo y hay personas que consumen mucho azúcar y comen mal y no engordan y al revés. Por no hablar de que hay familias que por cuestiones económicas y/o laborales no pueden adquirir determinados alimentos y es de sobra sabido que el pobre, por lo general, come peor y de peor calidad.

Señalar a los gordos no va a solucionar nada. Hay gente con barriga completamente sana y gente delgada que consume ultraprocesados a diario. El problema está en las empresas que ofrecen determinados alimentos de mala calidad, no en el cuerpo de los niños que, de este modo, pueden aprender a odiarlo desde pequeños.

Después, desde los medios e instituciones, se harán numerosas campañas contra el acoso escolar, se denunciarán determinados casos y se llevarán las manos a la cabeza cuando se suicide una adolescente, pero fomentar que el éxito va asociado al cuerpo solo genera trastornos, depresión y falta de autoestima. El que no tenga un "cuerpo 10" será ninguneado por este tipo de propaganda.

En EE. UU. cada 52 minutos muere una persona como resultado directo de un trastorno alimentario, ya sea por complicaciones médicas o por suicidio. La gordofobia mata y el ejemplo más claro de ello es vender que solo la gente delgada puede tener una vida normal y de triunfos. Si desde pequeños enseñamos a odiar nuestros cuerpos, no nos sorprendamos cuando una persona decida acabar con ese odio y ese sufrimiento de la manera más rápida posible.

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