Dominio público

Colau, una disculpa y una periodista

Ana Pardo de Vera

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, sorprendió la semana pasada a propios y extrañas con su dura respuesta a una estudiante de tercero de Periodismo de la Universitat Pompeu Fabra, durante un foro (Vermuts del Diari de Barcelona) celebrado en el campus de Poblenou con la regidora. Los y las universitarias le preguntaban sobre su trayectoria política, dentro y fuera de las instituciones, hasta que surgió el asunto de la ropa y la imagen.

En definitiva, "Me visto como me da la gana, básicamente", ha sido el titular de quienes han atacado a Colau por ser borde y maleducada con una estudiante, por un lado, y de quienes han acusado de machismo a la misma universitaria por hacer esa pregunta. Ésta: "Las primeras imágenes de su recorrido político eran con camisetas reivindicativas, la ropa más formal (que lleva ahora) ¿refleja quizá una moderación de ideas?". La respuesta completa de la alcaldesa de Barcelona fue más larga que lo que reflejaron los titulares en general, tampoco mucho, y denotó malestar desde el principio: "Entiendo la intención de la pregunta, pero me sabe mal que una mujer me pregunte sobre mi forma de vestir y no lo responderé. Categorizar cómo me visto está fuera de lugar. Me visto como me da la gana, básicamente".

Al acabar el acto, con la estudiante (que quiere mantenerse anónima, sabia decisión) confundida y llorosa, Colau fue rápidamente hacia ella y le pidió disculpas por lo que reconoció una respuesta impulsiva que tiene que ver con las experiencias pasadas (y presentes y, seguramente, futuras...) de la propia Colau o, ampliando el foco, de cualquier mujer con relevancia pública. Ella misma lo explica en su cuenta de Instagram y me atrevo a sugerir leyéndola y empatizando mucho con la alcaldesa, que se le revuelve todo ante este tipo de preguntas, con lo que, como explicaba muy gráficamente mi santa abuela: "Paga el pato el menos culpable". En este caso, la menos.

Insisto en que el caso se ha despachado sin dar la dimensión que merece, primero, porque, en los tiempos que corren, merece un subrayado que un cargo público, una política en una alcaldía muy relevante, pida disculpas, además, en privado a la universitaria, y públicamente en sus redes sociales. Segundo, porque la chica decidió este domingo publicar una carta en el propio medio universitario que organizaba el foro de sus desvelos en el que cuenta detalladamente cómo ha gestionado este episodio de amplia repercusión. Y mucha más que habría tenido si, como la propia estudiante explica, hubiera accedido a dar todas las entrevistas que le pidieron, intuye (y no va desencaminada), para seguir utilizándola como "arma política" contra la alcaldesa, con la que la propia joven, "feminista", empatiza también como mujer.


Esta chica ha aprendido de golpe cómo está el oficio fuera de la teoría universitaria: con todas las cosas interesantes que se dijeron en el encuentro con la alcaldesa de Barcelona y ella, una estudiante de tercero de Periodismo, ha sido protagonista a su pesar, se lamenta y con razón: "La seva resposta em va fer mal, sí, però encara em va fer més mal tot el que va venir després. La perversió de la política. I la perversió d’un ofici que m’estimo i amb el qual encara avui m’estic reconciliant".

La imagen que pone ante nuestras narices la carta de esta muchacha -ante las de los y las periodistas que ejercemos, pero también ante las de políticos/as y partidos- es demoledora y leerla obliga a una reflexión inmediata. Por un lado, porque en las críticas a Colau se obvió su casi inmediata petición de disculpa, una rara avis, y sus antecedentes como víctima de un machismo feroz como activista y como política, y por otro, porque en la censura a la universitaria se saltaron el contexto del foro, la política y la comunicación, y nadie puede desligar la política de la imagen de quienes la ejercen, menos aun en estos tiempos.

Mi sensación, pese a todo, es de optimismo, porque hay una periodista en potencia que ha sido consciente desde ya de una de las cuestiones más complejas a interiorizar en el oficio: la manipulación que se puede hacer de un suceso o acción real si no se emplean todos y cada uno de los códigos del periodismo, empezando por la versión de todas las partes o la investigación y estudio del contexto, entre otras cuestiones. Le deseo lo mejor a esta compañera y le agradezco su claridad de ideas a la hora de recordanos la esencia de aquello a lo que nos enfrentamos quienes apostamos por este oficio como forma de vida.


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