Punto de Fisión

Frank de la Jungla se columpia

Frank de la Jungla se columpia
Frank Cuesta también conocido como Frank de la Jungla

En un video de primeros de febrero, Frank Cuesta, más conocido como Frank de la Jungla, se declaraba socialista de toda la vida, expresaba su hartazgo con la gestión del gobierno y decía que no le quedaba otra opción que votar a Vox. "¿A quién voy a votar?", decía. "¿A los mentirosos mafiosos del PP, a los de Ciudadanos para tirarlo, a los del PSOE para que me mientan, a los otros para que me hagan, no sé, follarme un muñeque? ¿A quién? Supongo que a Vox para que ponga orden durante seis meses, un año o tres años, que ponga un poco de orden, hija". Sus argumentos, como se ve, tienen un profundo calado intelectual, en especial en lo que se refiere a las políticas de género de Unidas Podemos y a considerar a los alegres muchachos de la ultraderecha garantes del orden. Tarde o temprano Frank de la Jungla tenía que acabar en la jungla.

Aunque sólo fuese por su defensa de los animales, su compromiso con la naturaleza y su conocimiento de primera mano de la dictadura militar tailandesa, Frank podía haber dicho que iba a votar a PACMA. Está claro que un amante de la vida salvaje debería huir de Vox como de la peste, a menos que sea un fanático de la caza o un torero proclive a los derechazos. Todavía recuerdo un programa en el que Frank se atrevía a denunciar el tráfico de animales en un mercado ambulante de Bangkok, donde vendían como mascotas a unos pobres monos metidos en una bolsa de plástico. Quién sabe, quizá a Frank le emocionó aquel lejano asalto a Gibraltar, reducto de los últimos simios de Europa, en que unos activistas de Vox desplegaron en un promontorio una bandera española tan grande que llega a soplar más viento y arranca el Peñón de cuajo.

Ayer mismo -con ese lenguaje barriobajero tan particular que durante unos años lo transformó en la versión calorra de Félix Rodríguez de la Fuente- Frank se metió él solo en un bonito jardín al criticar esas películas y teleseries de Netflix en las que abundan tanto las relaciones homosexuales que apenas, según él, puede vislumbrarse una relación heterosexual. Decía, con su vehemencia acostumbrada, que apenas se ven tíos y tías enrollándose y que eso ahora es lo anormal. Empleó el término "antinatural" en el sentido de que la homosexualidad en muchas de esas ficciones parece metida con calzador, no en el sentido de que sea un comportamiento contra la naturaleza, puesto que Frank sabe muy bien que la homosexualidad en la naturaleza es una conducta perfectamente habitual en un montón de especies, desde escarabajos a leones y desde albatros a macacos. El problema es que hablaba en unos términos despectivos ("me gusta un tío, una tía y aquel árbol, me voy a follar a un árbol") que recordaban su delirante resumen del programa de Ministerio de Igualdad, como si cualquier día de éstos un inspector enviado por Irene Montero fuese a obligarle a tirarse a un muñeque antes de proporcionarle un certificado de sana conducta sexual.

Es posible que esas teleseries y películas de las que habla Frank -y que yo sinceramente desconozco- no sean obras maestras audiovisuales, pero me temo que sus defectos no tienen nada que ver con los gustos sexuales de sus protagonistas. Aparte de la barbarie consustancial a Twitter y de los idólatras de los linchamientos virtuales, sí había al menos un punto en el que Frank se equivocaba de plano y era al escandalizarse por ver tantas relaciones homosexuales reflejadas en la pantalla. Ya iba siendo hora de que saliera a la luz, aunque sea a la luz del cine.

Demasiado tiempo, demasiados siglos, demasiados milenios ha estado metida la homosexualidad en el armario como para que venga ahora un señor muy macho a proponer que volvamos a meterla en el armario y bajo llave. Demasiados seres humanos han tenido y tienen que esconder el amor que no osa decir su nombre, una expresión de Oscar Wilde, que acabó en la cárcel por lo mismo. En castellano, aparte de lesbiana, no se me ocurre una sola palabra que no sea un insulto o tenga resonancias médicas para mencionar una relación consentida entre dos adultos del mismo sexo. "Putas mariconas que hoy en día viven como Dios" llama Frank a quienes lo tachan de homófobo. Al final se ha explicado muy bien.

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