Dominio público

¿Ignorancia o mala fe?

Ana Pardo de Vera

El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, comparece para hacer balance del año 2022, en la sede del Partido Popular, a 29 de diciembre de 2022, en Madrid (España). -Eduardo Parra / Europa Press
El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo. EUROPA PRESS/Eduardo Parra

Cada vez que Alberto Núñez Feijóo abre la boca, muere un gatito. No sabemos de dónde saca algunas (demasiadas ya) respuestas que da a preguntas de actualidad, pero ayer reventó las previsiones cuando comparó los asesinatos "no" cometidos en nombre del catolicismo o cristianismo, según el presidente del PP, a los cometidos en nombre del islam.

Reventó las previsiones y reventaron las redes sociales, como era previsible, porque Feijóo tuvo tiempo, varias horas, para preparar sus palabras de condena sobre el ataque de Algeciras, pero en un ejercicio de '¿ignorancia o mala fe?' inexplicable e injustificado apostó por dejar claro que hay religiones superiores, como la católica, y religiones inferiores, como el islam.

Al margen de mi opinión sobre cualquier religión, que abriría otro debate amplio y no pertinente ahora, creo que cabe preguntarse: ¿Se cree Feijóo lo que dice? ¿Es tanta su ignorancia como para desconocer tantos y tantos asesinatos cometidos a lo largo de la Historia y hasta hoy en nombre del dios católico, su hijo y hasta la madre que lo parió sin engendrarlo? ¿Quizás olvida Feijóo al sionismo israelí que degrada y mata a palestinos/as para componer su Estado judío puro? ¿O es que Santiago Abascal ya ha poseído irremediablemente su mente y dirige sus pensamientos y palabras?

Me inclino por esto último: una vez más, y ante la salida racista de Vox culpando a los musulmanes que habitan España -más de un millón- de todos los males del país, el líder del Partido Popular se ha sentido desplazado y ha cantado el gordo, dejando estupefactos, incluso, a integrantes de su partido, que ya habían condenado los crímenes de Algeciras sin apelar a la religión del asesino; por ejemplo, la portavoz parlamentaria del PP, Cuca Gamarra, que aseguraba que su partido "no va a estigmatizar a un colectivo, a ninguno, por lo que haga uno de sus integrantes (...) Ese no es el cambio, para nosotros el camino es combatir con toda la dureza a aquellos que cometen estos actos y que son integristas, pero respetando a aquellos que no lo son y que forman parte de nuestra sociedad". Hasta la Conferencia Episcopal pidió "no caer en la demagogia" asociando al islam con la violencia, como hizo Vox al poco tiempo de conocerse los hechos.


Más allá del cálculo de Feijóo con su ignorante discurso anti-islam y del racismo xenófobo de Vox, conviene subrayar dos cosas: España es uno de los países europeos más ejemplares en la convivencia entre distintas religiones y culturas y esa es una de sus grandes riquezas; Algeciras, además, es la ciudad que mejor representa esa convivencia, con vecinos y vecinas de hasta 120 nacionalidades entre sus 122.000 habitantes. Que haya violencia en nombre de una religión no significa que todos sus creyentes sean violentos, parece mentira que haya que explicar lo obvio y a estas alturas a un señor que aspira a presidir un país tan diverso como éste.

No son nuestras diferencias las que nos dividen. Es nuestra incapacidad para reconocer, aceptar y celebrar esas diferencias. AUDRE LORDE

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