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Ilustración de una manifestación proabortista.. / Cristina Torrón
Ilustración de una manifestación proabortista.. / Cristina Torrón
Ilustración de Cristina Torrón
Ilustración de Cristina Torrón

‘Ni permiso ni perdón’: Relatos sobre el aborto para romper el silencio

En nuestro país abortan de media 100.000 mujeres al año. Cristina Torrón ha escogido once experiencias y las ha convertido en relatos ficcionados para tratar de liberarlas del tabú que rodea a la interrupción voluntaria del embarazo.

Aurora Muñoz

«La primera vez que oí hablar del aborto fue de la boca de mi prima mayor. Con solo nueve años, un año más que yo, la Nochevieja de 1987, me desveló secretos tan trascendentales como que Sabrina, esa cantante que acababa de salir por la tele y a la que se le salió un pecho en directo, había hecho el amor con un chico de diecisiete años, que los Reyes Magos no existían o que en clase les habían explicado que abortar era matar a un bebé. Así me lo mostró en las fotocopias que les habían repartido y así lo creí durante mucho tiempo», cuenta Cristina Torrón en la introducción de Ni permiso ni perdón, una obra en la que la autora ficciona los testimonios de varias mujeres que decidieron abortar. Lo hace, sobre todo, para acabar con el tabú que impera alrededor de estas vivencias individuales y las hace transcender a lo colectivo. «Para hablar del aborto hay que entender qué es. Porque, al contrario de lo que le explicaron a mi prima en su escuela, no es matar a un bebé. Y no digo que sea algo sencillo de pasar, pero si la sociedad, la religión y las leyes tuvieran más en cuenta a las mujeres como sujeto y no como objeto, no tendría por qué ser algo ni traumático ni peligroso ni estigmatizado», defiende.

 

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Nosotras parimos, nosotras decidimos

El derecho a decidir sobre nuestros propios cuerpos enciende el debate social y político como ninguna otra cuestión y, una vez más, se encuentra de plena actualidad. Justo el pasado jueves, el Congreso ha dado la luz verde definitiva a la ley de derechos Sexuales y reproductivos y de interrupción voluntaria del embarazo. La noticia llegaba después de que, una semana antes, se anotase un nuevo hito y es que, tras casi trece años de espera, el tribunal de Constitucional tumbó el recurso del PP y avaló la norma aprobada por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero en 2010. Esta decisión apuntalaba ya la reforma de la ley impulsada por Igualdad, que devuelve a las menores de 16 y 17 años el derecho a abortar sin consentimiento paterno. Se trata, sin embargo, de una victoria que costará materializar. La propia ministra de Igualdad, Irene Montero ya ha adelantado que la entrada en vigor de la ley no acaba con su publicación en el Boletín Oficial del Estado (BOE). «Va a haber resistencias en la aplicación de la ley, igual que lo ha habido con todas las leyes feministas. Ahora toca trabajar con las comunidades autónomas, los centros sanitarios y las administraciones competentes para garantizar que en todos los hospitales públicos haya personal suficiente para realizar abortos, respetando el derecho a la objeción de conciencia de los sanitarios», advertía tras la aprobación.

Arranque con ‘plot twist’

El prólogo de su libro corre a cargo de la ilustradora Flavia Álvarez-Pedrosa Pruvost, más conocida por su nombre artístico Flavita Banana, que opta por desvelar un episodio personal para apoyar su recomendación de la obra. «Algo que desconoce Cristina es que yo aborté hace siete años, a mis veintiocho», cuenta. «Analizando con el tiempo cómo fue aquello (espera, no es aquello, es MI ABORTO), me doy cuenta de que moralmente no tuve ninguna duda. Jamás se me pasó por la cabeza que matara a alguien, en todo caso, salvaba a alguien (a mí)», argumenta.
No es el único caso personal que se narra en el libro. El volumen está articulado entorno a once relatos breves con nombre de mujer que, aunque en su mayoría son ficción, beben de fragmentos reales que tienen que ver con historias que tocan muy de cerca a la autora, que han formado parte de su familia como un secreto que aguarda a ser desempolvado y colocado en el lugar que se merece. «El primer relato, Adelina, habla de mi bisabuela. Ella tuvo que enfrentarse a la decisión de volver a realizar abortos clandestinos en Lugo para liberar a sus vecinas y compañeras del bando republicano de los embarazos provocados por las violaciones de las tropas sublevadas durante la Guerra Civil», narra. El segundo, Joana, cuenta las vivencias de su abuela, que sufrió un aborto a los dieciséis años después de tener sexo por primera vez con su novio. Como no hay dos sin tres, Isabel está dedicado a la tía de Torrón, y transcurre en la España anterior a 1978, cuando tuvo lugar la despenalización de los métodos anticonceptivos.  «A partir de ahí, toco experiencias inspiradas en alguna amiga y otras, que son parte de nuestra historia o que hemos leído en los periódicos, como el Tren de la Libertad o el caso de Savita Halappanavar, una mujer irlandesa de origen indio que falleció por una septicemia tras recibir la negativa de los médicos a practicarle un aborto», rememora.

Un caballo de Troya

A lo largo de la lectura de Ni permiso ni perdón se desarrollan una multitud de temas tangenciales que afectan a las mujeres como la brecha social, el activismo, la masculinidad tóxica, la religión y la lucha política que rodean a la salud reproductiva. «Este libro es como un caballo de Troya. El aborto es el elemento vertebrador, pero sirve para platear un montón de cosas más. Me permite bucear en la historia de España o hablar sobre la importancia del feminismo. Son cuestiones que me remueven bastante, la verdad», admite la ilustradora, realizadora multimedia y directora del proyecto de educación sexual Menstruita.

La autora, Cristina Torrón.
La autora, Cristina Torrón.

De entre todo ese tsunami, Cristina Torrón escoge detenerse en los denominados como abortos de papel, un término que se acuñó en los años setenta, al abrigo de iniciativas como el masculinismo que reivindicaba el derecho del padre biológico a renunciar a cualquier derecho o responsabilidad hacia su descendiente, antes de que se produjese el nacimiento. «Un embarazo es cosa de dos, pero estamos tan entregadas a la culpa que lo transformamos en algo solo nuestro y, cuando hay un embarazo no deseado, a veces hay hombres que incluso se enfadan con la gestante y eso que ella es la más afectada. Estamos absolutamente solas y volcadas en el cuidado de los demás», denuncia.

En nuestro país abortan de media 100.000 mujeres al año desde la ley de 2010 pero, casi cuatro décadas después de la despenalización del aborto en España, este libro viene a recordarnos de nuevo que bajar la guardia no puede ser una opción. Ni siquiera hace falta mirar a países donde la regresión es ya una realidad palpable, como Irán o Afganistán; u otros más cercanos, como Polonia o Hungría. Esta involución aparece como objetivo anunciado de forma constante y sin tapujos en los programas de los partidos de derecha, con medidas como la escucha del latido fetal para evitar las interrupciones del embarazo. «La cultura es poder y con este libro reivindico un poco más de visibilidad a este tema. Estoy en contacto con un montón de profesionales que están luchando por mejorar la educación sexual en las escuelas, pero también fuera. Las chicas de la generación Zeta ya cuentan con más información, pero las madres tenemos que trasladarlo a nuestras hijas con naturalidad para que, cuando ellas tengan la edad, no les venga tan de nuevas», reivindica Torrón.