Otras miradas

El comunismo de 'The last of us' y la copa menstrual

Guillermo Zapata

Guionista y escritor

El comunismo de 'The last of us' y la copa menstrual
El personaje de Ellie descubre qué es una copa menstrual

En el capítulo 6 de The Last Of Us (mi favorito hasta la fecha) emitido esta semana pasan dos cosas imperdonables. Una de ellas es que una mujer negra dice "vivimos en una comuna, somos comunistas" para explicar cómo funciona la población en la que lleva un tiempo refugiada y otra (aún más imperdonable que la primera) es que aparece una copa menstrual.

La lectura superficial de estos dos acontecimientos imperdonables es que la serie ha sembrado de 'trampas woke' su metraje para poner nerviosos a quienes disfrutan de esa mentira reaccionaria llamada "lo auténtico". En este caso lo auténtico sería un videojuego donde todos estos elementos también están, sólo que no los habían visto.

Si hay algo que comparten esas dos variantes de lo mismo que son el pensamiento políticamente correcto y el pensamiento políticamente incorrecto es su nula capacidad de análisis y su incapacidad para problematizar. Se podría decir que son correctos e incorrectos, pero que lo que no son es pensamiento. Así, quien denuncia una dictadura woke, además de ignorar relaciones estructurales de poder de partida, elementos directos de censura a través de legislaciones realmente existentes hoy o diferentes formas de censura económica y monopolística, así como otros miles de desequilibrios que demuestran que no tiene razón, tiende a pensar a través de elementos literales sin discutir su significado. Mide los productos culturales como en un bingo, esperando que aparezcan y señalándolos por sí solos, despojados de su contexto y el sentido que les da la obra. Aunque la obra quizás esté diciendo algo muy distinto de lo que ellos creen.

El ejemplo de la copa menstrual es sintomático. En capítulos anteriores la serie se ha hecho cargo de la dificultad que la regla podría suponer en un contexto apocalíptico donde los productos de salud e higiene en general brillan por su ausencia. Si en un primer momento la serie trata la búsqueda de Ellie de tampones como un elemento más de la supervivencia, en el capítulo seis los expresa desde el extrañamiento. Si hay un lugar en el que tiene todo el sentido del mundo una copa menstrual es precisamente en un contexto donde escasean los productos de salud e higiene, precisamente porque no es de usar y tirar. Esta racionalidad se le escapa a la mirada a quien cae en las trampas woke. Como se le escapa la cara de fastidio que tiene Ellie ante un elemento que desconoce y que le parece tan marciano como todo lo que está a su alrededor. ¿Y qué es lo que está alrededor? El comunismo.

Es bastante interesante cómo The last of us utiliza la comuna comunista en este capítulo. Hay dos elementos que no se ven en ninguno de los otros lugares por los que la serie ha transitado: personas ancianas y niños. En segundo lugar, lejos de cortar por lo sano y producir un tiempo nuevo, recoge las tradiciones de todas las personas que forman parte de la comuna y las entiende como un refugio. En ese sentido es una comuna destinada fundamentalmente a conservar. Otro detalle que se les despistó a los amigos de lo literal y el bingo-woke.

En tercer lugar, mantiene una economía de uso y no de intercambio porque es la única manera que tienen de sobrevivir. Están en medio de la nieve y rodeados de zombies, pero lo importante sin duda es que cada uno pueda tener un negocio y que se compran y vendan bienes y servicios. La igualdad económica y democrática es una necesidad de la supervivencia porque la alternativa es un esfuerzo gigante de control social a través de la violencia que genera constantes focos de resistencia que dificultan la supervivencia, lo que termina por atraer la catástrofe zombie, y para ejemplo tenemos todas y cada una de las ciudades de las que venimos hasta este momento, donde por cierto sí hay revolucionarios y no son comunistas. Se llaman Luciérnagas y son los que han puesto en marcha la misión de Ellie y Joel. Igualdad y democracia son condiciones básicas para reproducirse en un mundo como este. Pero universalismo poco. La comuna protege sus muros con la mayor de la violencia. Acepta a Joel y Ellie porque conocen a uno de los que está dentro. No les rige la ideología, sino – repito – la supervivencia.

El cuarto elemento que tiene esa ciudad comunista es ocio compartido. Hay un cine y en el cine se ven películas. Es verdad que aún no ven sus propias películas y se tienen que contentar con producciones previas al apocalipsis zombie, pero ese momento anterior en ningún momento se plantea como un universo al que volver. No porque no les guste, sino porque es imposible. Y aquí entramos en el meollo del asunto.

La copa menstrual y el comunismo existen de esta forma única y exclusivamente para explicarnos a los personajes protagonistas. Los dos son formas de lo civilizatorio y su objetivo es mostrarnos hasta que punto Ellie y Joel no son capaces de relacionarse con la civilización como el resto de los personajes. Joel, porque tiene un trauma de pasado no resuelto por el asesinato de su hija y Ellie, porque sólo tiene anhelo de futuro curando a la humanidad con su sangre que, parece, tiene anticuerpos que permiten generar una vacuna al Cordyceps. Ellie no tiene pasado al que volver y Joel solo tiene pasado.

Los revolucionarios en The last of us quieren volver a lo anterior, los comunistas quieren vivir de la mejor manera posible con lo que hay. Como en el capítulo 3, donde la civilización era el amor entre dos personas, aquí es más feliz quien ha hecho las paces con la idea de que nada volverá a ser como antes. Han asumido ese mundo de mierda como condición básica para encontrar algo parecido a la felicidad.

Joel y Ellie, sin embargo, sólo pueden sentir ajenidad ante modelos de sociedad que no forman parte de las relaciones sociales y biográficas que les han producido como personajes (Habitus, se llama). Mundos de violencia, trauma y desigualdad profunda. No es solo que solo se tengan el uno a la otra, es que solo son felices fuera de la civilización, en la barbarie que les ha producido. Disparando a caballo, aprendiendo a usar un rifle y jugándose la vida. Como me dijo un amigo charlando de la serie, fuera de la civilización te matan, pero en la civilización te mueres.

Hay que estar muy ciego para quedarse siendo el dedo que señala una copa menstrual o reconfortado en las pequeñas utopías comunitarias que nacen únicamente y exclusivamente cuando todo lo demás ha muerto bajo los zombies. Permitidme preferir un comunismo con copas de luna que no tenga que esperar a que muera (casi) todo el mundo para resultar aceptable.

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