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Cartel promocional de la serie 'Hasta el cielo'. Foto: Netflix.
Cartel promocional de la serie 'Hasta el cielo'. Foto: Netflix.
Asia Ortega, en el papel de Sole, protagonista de la serie 'Hasta el cielo'. Foto: Netflix.
Asia Ortega, en el papel de Sole, protagonista de la serie 'Hasta el cielo'. Foto: Netflix.

‘Hasta el cielo’ recupera el género quinqui para Netflix

La película que se estrenó en cines en 2020 renace ahora en formato serie para seguir expandiendo la historia de una banda de traficantes de objetos robados de Madrid. Este thriller, dirigido por Daniel Calparsoro y guionizado por Jorge Guerricaechevarria, promete colarse en el top de Nexflix, como ya consiguió el largometraje predecesor.

Aurora Muñoz

En 2020, España entera se replegó y, en consecuencia, la taquilla de los cines en España cayó en un 72,6%, con 171 millones de euros recaudados. Sin embargo, Hasta el cielo llegó a la reapertura de las salas dispuesta a hacer honor a su nombre y logró protagonizar el segundo mejor estreno de 2020. Además, fue la película española con mayor recaudación en los dos primeros meses de 2021 y continuó con el respaldo de los espectadores hasta superar los dos millones de euros, convirtiéndose en el tercer largometraje más taquillero de su director, Daniel Calparsoro, solo superado por Cien años de perdón y El silencio de la ciudad blanca.

Con estos antecedentes, en Netflix no podía dejar pasar la oportunidad de exprimir el fenómeno. De hecho, entró en el top 10 de casi todos los países en los que funciona la plataforma y alcanzó el número uno en más de 25 territorios durante su primer fin de semana de lanzamiento. Estos datos la posicionan como una de las cintas españolas más vistas en toda la historia de Netflix. «La película estaba hecha y punto», cuenta el cineasta, que en un principio no tenía la ambición de expandir la historia. «La estrenamos en un contexto muy complicado y, con todo, funcionó muy dignamente. Netflix compró la exclusiva, nos acompañaron buenas cifras y, dos años después, surgió la conversación: ¿por qué no hacemos una serie ahora?», rememora.

De aquella invitación nace el proyecto que se estrena hoy a nivel mundial y que podría amenazar el reinado de La chica de nieve. «Nosotros queremos ir al top uno siempre, pero tampoco es el objetivo. Se trata de construir una historia potente que continúe y mejore el desarrollo de los personajes de la película. Buscamos más vértices para contar el hambre española de dónde vienen estos aluniceros. Los mercheros​ están criados a los pies de la burbuja inmobiliaria, donde el ascensor social no funciona. Se han quedado en la nada y quieren as,pirar a vencer una fractura social brutal que les impide vivir como la clase media. Eso genera delincuencia», explica Calparsoro.

La serie recupera a algunos de los rostros más conocidos de la banda de aluniceros, entre los que se encuentran los artistas de música urbana Dollar Selmouni, que interpreta a Gitano; Ayax Pedrosa, en el papel de Motos y Jarfaiter, como Toño. A la cabeza de todos ellos se sitúa, Rogelio, un traficante que controla el mercado de objetos robados de Madrid.

Una de las líneas de guion de Jorge Guerricaechevarría deja clara la esencia de este personaje, interpretado por Luis Tosar: «Vivimos al margen, estamos fuera. Por eso debemos cuidar los unos de los otros, para sobrevivir, para que todo esto que tenemos no desaparezca en un momento», condensa en una escena clave con su hija Sole, a la que da vida la actriz Asia Ortega Leiva. Ella será el corazón de la nueva trama, que arranca justo a continuación de la conclusión del largometraje.

Una llamada en mitad de la noche confirma que la vida de Sole va a dar un giro radical. Su marido y líder de la banda, Ángel (Miguel Herrán), ha muerto. Eso la convierte de pronto en una joven viuda con un hijo al cargo y muchos problemas en los negocios que debe sacar adelante, Sin embargo, Sole no está dispuesta a coger el camino fácil y depender de su padre ni de ningún otro hombre que se cruce en su camino.

«Sole tiene que estar escaldada de su padre como todos los hijos. Es ley de vida, pero esta serie cuenta algo más que ese relevo generacional. Ella está viviendo bajo un imperio del que se quiere apoderar su padre y ha tomado la decisión de independizarse en este mundo de hombres. Hay mucho pastel que repartir y ella sabe que tiene las facultades necesarias para hacerse con él. Eso provocará que entre en conflicto con Rogelio y las consecuencias que eso conlleva, pero una de las claves de esta historia es que, a pesar de todo lo que suceda, siempre estará presente ese amor entre padre e hija», resume Tosar.

 

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A lo largo de ocho episodios, Sole encontrará en su camino nuevos aliados que la ayudarán a desentrañar el misterio de las muertes que han marcado su destino, mientras retoma el contacto con la banda y logra ganarse su confianza para volver a realizar robos tan ambiciosos como los de los viejos tiempos. Pero ni la policía ni las mafias estarán dispuestas a ponerle fácil el camino para llegar al cielo.

El retorno del cine quinqui de los 80

El germen de la historia de la que partía el largometraje se encuentra en un reportaje del programa Expediente Marlasca, de La Sexta. El director de Centauro vio Historias de malos, una investigación del periodista Manu Marlasca que se adentra con un serial documental en el mundo de los butroneros para descubrir quién es quién en este negocio ilegal y acompaña a los agentes que vigilan el subsuelo de Madrid.

A partir de ahí, creó un universo de personajes y tramas ficticios que le dieron la oportunidad de contar el trasfondo de una capa social de la que rara vez se conoce algo más que el suceso que los coloca en los titulares de los informativos. «No se trata de romantizar el hampa o ensalzar la criminalidad, pero igual que tenemos a nuestros propios corruptos entre políticos y otros estamentos, existe una mafia madrileña que tiene unas técnicas y una forma de actuar, de relacionarse y de moverse que la mayoría de la gente desconoce. Sin embargo, forman parte de esa misma España», introduce Calparsoro.

Hasta el cielo dibuja a esa gran minoría que busca un camino alternativo para aliviar su carga. «Rogelio es un tipo normal, entre comillas, o seguramente aspira a tener una vida normal con negocios absolutamente legales. Lo que pasa es que su origen y el tipo de cosas a las que se dedica hacen que esa aspiración de integrarse en la sociedad no sea tan fácil de conseguir», desarrolla el director.  De esa manera, el personaje conecta irremediablemente con el cine quinqui, aquel género ochentero repleto de robos, drogas, persecuciones de coches a ritmo de Los Chunguitos y sexo que retrató a personajes como El Vaquilla, El Jaro o El Pirri en la gran pantalla. «Aquello no fue una explosión generacional, sigue habiendo temática de sobra», reivindica Calparsoro.

Otras series recientes, como Entrevías, creada por David Bermejo e interpretada por actores como José Coronado y Luis Zahera, también trata de llevar al espectador a los extrarradios de España. Otra cuestión es si en todos los casos el retratro de la vida en estos barrios es tan fidedigno como el que hizo una serie tan venerada como The Wire con las calles del Oeste de Baltimore. Calparsoro y Guerricaechevarría, sin pretender hacer un biopic, pelean para ser justos con sus protagonistas. «Hay una tradición muy larga de historias como esta, en todas las generaciones, porque siempre hemos tenido una gran desestructuración. Estos personajes existirán siempre que se mantenga la desigualdad», insiste.

El cine quinqui nació, precisamente, al amparo de unos años de éxodo rural y crisis como la del petróleo, justo en aquel momento en el que la Movida madrileña se extendía tan rápido como el chabolismo. Desde entonces, España ha ido blanqueando su fachada y tapando miserias con una imagen renovada de un país donde pocas veces se habla de pobreza estructural, una juventud con pocas miras de futuro y su consiguiente ruta hacia la evasión. Hasta el cielo es un thriller que promete la acción suficiente como para desconectar el cerebro de todas esas carencias sociales y, al mismo tiempo, se asegura de no mirar hacia otro lado.