Otras miradas

El gasto militar del Estado español y el de los estados de su entorno

Xavier Bohigas

Investigador del Centre Delàs d’Estudis per la Pau

Un soldado maneja un misil antiaéreo Misrral, tierra-aire, durante el ejercicio 'Eagle Eye' 2023, a 22 de marzo de 2023, en Ibiza, Islas Baleares (España). Foto: Germán Lama / Europa Press
Un soldado maneja un misil antiaéreo Misrral, tierra-aire, durante el ejercicio 'Eagle Eye' 2023, a 22 de marzo de 2023, en Ibiza, Islas Baleares (España). Foto: Germán Lama / Europa Press

Desde hace unos años existe la tendencia clara de aumentar el gasto militar en los presupuestos de varios estados, y concretamente también en el Estado español. Así, el apartado destinado al Ministerio de Defensa en los presupuestos de España para 2023, tuvo un incremento espectacular respecto al presupuesto del año anterior. Con este aumento, el Gobierno quiere que el gasto militar se vaya acercando al 2% del PIB, siguiendo la recomendación de la OTAN, con la que se han comprometido públicamente en varias ocasiones, tanto el presidente del Gobierno como la ministra de Defensa. También se añadió el rey de España en su último discurso de celebración de la Pascua militar, donde defendió el incremento del gasto militar para mejorar la seguridad.

El objetivo de destinar el 2% del PIB al gasto militar es un objetivo arbitrario. A continuación, repasaremos el gasto que los estados destinan a mantener sus fuerzas armadas.

Gasto militar de los Estados de nuestro entorno

Disponemos de varias bases de datos en las que podemos encontrar el gasto militar de los estados. El Sipri (centro sueco de reconocido prestigio internacional) realiza una labor de investigación y elabora su propia base de datos. La OTAN también publica anualmente el gasto militar de sus estados miembros, pero no realiza un estudio específico, sino que expone los datos que le suministran los propios estados. También la ONU recoge los datos que los estados le facilitan de forma voluntaria.

La base de datos Milex de la ONU es muy incompleta. Por ejemplo, sólo 40 gobiernos enviaron los datos de su gasto militar durante el año 2020 y en el año 2021 sólo fueron 38 estados. Además, hay ausencias importantes como EE.UU., China o Reino Unido. Los datos facilitados en la ONU de los estados miembros de la OTAN son muy similares a los publicados por esta organización.

El gasto militar de cada estado que publica el Sipri debería ser muy similar al que consta en el informe anual de la OTAN, ya que los criterios de los dos organismos para calcular el gasto militar estatal son muy similares. Para la mayoría de Estados es así, con pequeñas diferencias, inferiores al 5%. Pero, sorprendentemente, hay cuatro casos en los que las diferencias son bastante importantes. Así, el gasto militar de Alemania calculado por el Sipri es un 13% inferior al declarado por la OTAN. Para los otros tres estados, por el contrario, el gasto militar calculado por el Sipri es superior al declarado por cada estado: es el caso de Turquía en el que el gasto militar calculado por el Sipri es un 18% superior al declarado por su gobierno, el de Portugal es un 23% superior y el caso más llamativo es el de España, que el Sipri estima un gasto militar un 32% superior al que consta en el informe de la OTAN. Desconozco el origen de las discrepancias en los casos de Alemania, Turquía y Portugal. Pero en el caso de España está claro que el Gobierno español no utiliza los criterios fijados ni por la OTAN ni por el Sipri para determinar su gasto militar. Por eso comunica una cantidad claramente inferior a su gasto militar real anual (en el siguiente apartado comento el origen de esta enorme discrepancia). Por tanto, esta importante discrepancia puede provocar distorsiones, o malas interpretaciones, cuando comparamos el gasto militar del Estado español con el de otros estados. La diferencia no es menor, según la declaración del Gobierno el gasto militar de España en 2021 representó el 1,04% de su PIB, mientras que según los datos del Sipri fue del 1,37%.

Los datos del Sipri son más realistas que los publicados por la OTAN, ya que siguen unos criterios generales y uniformes por todos los estados y no dependen de la discrecionalidad de los gobiernos. Según los últimos datos disponibles publicados por el Sipri vemos que el gasto militar de diez de los treinta miembros de la OTAN, el año 2021, superó el 2% del PIB de cada estado. Son Grecia (3,9%), Estados Unidos (3,5%), Croacia (2,7%), Letonia (2,3%), Reino Unido (2,2%), Estonia (2,2%), Polonia (2,1%), Turquía (2,1%), Portugal (2,1%) y Lituania (2,0%).

Grecia y Croacia son los estados de la Unión Europea que destinan más de un 2,5% de su PIB a gasto militar. Y Austria, Luxemburgo, Malta e Irlanda son los estados que destinan menos de un 1%.

Los Estados del mundo que en 2021 destinaron más recursos, respecto a su PIB, a su gasto militar son los que están en la ribera sur del golfo Pérsico (Omán, Kuwait, Arabia Saudí), Israel, Azerbaiyán, Argelia y Jordania, puesto que cada uno supera el 5% de su PIB. Damos algunos otros datos de otros estados que nos servirán de comparación: Rusia 4,1%, Pakistán 3,8%, Ucrania 3,2%, Corea del Sur 2,8%, India 2,7%, Irán 2,3%, China 1,7%. Que destinen menos del 1% encontramos un grupo de estados, entre los que se encuentran: Sudáfrica 0,9%, Austria 0,8%, Suiza 0,7%, Indonesia 0,7%, México 0,7%, Luxemburgo 0,6%, Argentina 0,6%, Etiopía 0,5%, Papúa Nueva Guinea 0,4% e Irlanda 0,3%. Además, hay estados cuyo gasto militar es nulo como Costa Rica, Panamá o Islandia, entre otros.

Presupuesto militar en el Estado español

En la presentación de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para este año 2023 se comentó ampliamente que la asignación destinada al Ministerio de Defensa aumentaba de forma significativa, con el objetivo de acercarse al compromiso de que el gasto militar alcanzara el 2% del PIB en pocos años. Efectivamente, el presupuesto del Ministerio de Defensa ha tenido un aumento de más del 26% respecto al año anterior, alcanzando los 12.827 millones de euros. Un incremento muy superior al de otros ministerios, como el de Derechos Sociales que aumenta un 17%, Cultura aumenta un 16%, Inclusión, Seguridad Social y Migraciones con un 13%, Igualdad con un 10%, Ciencia e Innovación con un 5% o Universidades con un 2%. Quedan claras las preferencias del actual gobierno español. Hay quien interpreta que el presupuesto del Ministerio de Defensa corresponde al gasto militar previsto en los PGE, lo que está muy lejos de la realidad. Veámoslo.

Desde hace años, en el Centre Delàs hacemos un análisis del gasto militar incluido en los PGE y cabe destacar que el gasto militar real previsto duplica ampliamente el presupuesto asignado al Ministerio de Defensa. Si consideramos que el gasto militar es el coste por mantener personal, equipamientos e instalaciones militares, este gasto sobrepasa ampliamente los recursos destinados al Ministerio de Defensa. Es evidente que todo el presupuesto asignado al Ministerio de Defensa corresponde a gasto militar, pero existen otros ministerios que incluyen previsiones de gasto que debemos considerar como gasto militar. El presupuesto de los centros de investigación militar, de los que el más importante es el INTA, no está incluido en el presupuesto del Ministerio de Defensa, tampoco lo está el del Centro Nacional de Inteligencia que tiene asignadas tareas militares, tampoco constan las pensiones de guerra, pensiones de jubilación de militares, ni la mutualidad de las Fuerzas Armadas. Los organismos internacionales, como la OTAN, consideran que las fuerzas paramilitares, como la Guardia Civil en el caso español, deben incluirse en el gasto militar (su presupuesto está asignado al Ministerio del Interior). El Ministerio de Industria financia parte de la I+D de la industria militar en forma de créditos que también es gasto militar. Y, finalmente las aportaciones a organismos militares internacionales, como la OTAN, también deben considerarse gasto militar. De esta forma el presupuesto militar para 2023 subiría a los 24.759 M€, prácticamente el doble de la asignación del Ministerio de Defensa.

Todo lo comentado en el párrafo anterior se refiere a la previsión de gasto. Pero el gasto militar real es el que consta en la liquidación del ejercicio, que es lo que realmente se acaba gastando. Una característica del gasto militar en España es que cada año, sistemáticamente, la cantidad liquidada supera la presupuestada. Y la diferencia no es pequeña; así, la media de las diferencias de los últimos años es de 1.449 M€. Es decir, de forma recurrente, el presupuesto es menor al gasto real. Hay casos escandalosos como es el de las operaciones en el exterior, que en los últimos años se han presupuestado con 314 M€ y al final se han gastado cerca de 1.000 M€. O bien la compra de armamento que siempre supera las previsiones. Por tanto, al gasto militar previsto para 2023 deberíamos añadirle esta diferencia, ya que previsiblemente (tal y como ha ocurrido en los últimos años) se superará el presupuesto previsto.

Las inversiones militares conllevan un endeudamiento del Estado, por tanto, parece razonable considerar como gasto militar la parte proporcional del pago de los intereses de la deuda pública que corresponde a las inversiones militares. Esta cantidad no es nada despreciable ya que es del orden de 1.400 millones de euros anuales.

Así, finalmente, si contabilizamos todos estos apartados, en el Centre Delàs hemos calculado que el gasto militar previsto para 2023 alcanza los 27.617 M€. Lo que corresponde al 2,17% del PIB español. Por tanto, el gasto militar en el Estado español ¡ya superará este 2023 el objetivo del 2% del PIB!

Los datos obtenidos por el Centre Delàs difieren ligeramente de los del Sipri, la diferencia más importante es que nosotros incluimos la parte proporcional de la deuda pública como gasto militar mientras que el Sipri no lo hace.

El objetivo del 2% del caso español

El Gobierno evalúa el gasto militar a la baja, tal y como hemos visto más arriba y no sigue el criterio de la OTAN para determinarlo. Esto supone un gran problema porque si finalmente se alcanza el 2% según el criterio del Gobierno, el gasto militar real sería muy superior.

En 2021 (último año de que disponemos de datos) el gasto militar del Estado español fue de 19.544 millones de dólares, según el Sipri, lo que supuso el 1,38% del PIB. Por otra parte, el gasto que declaró el Gobierno español a la OTAN fue de 14.849 millones de dólares, que representa 1,04% del PIB. Haciendo una sencilla operación aritmética, deducimos que si el gasto militar, en el 2021, hubiera alcanzado el 2% del PIB según el Gobierno español, el gasto calculado por el Sipri hubiera superado el 2,3% del PIB de ese año. Y si añadiéramos la media de los últimos cinco años de la parte proporcional del pago anual de la deuda pública, se alcanzaría el 2,44%. De esta forma el Estado español se situaría en el grupo de los cuatro estados de la OTAN que más destinarán al gasto militar y entre los tres primeros de la UE.

Es necesario un debate serio sobre la necesidad de destinar dinero público al gasto militar y más aún en unos momentos en que éste aumenta sustancialmente sin demasiadas voces en contra. Pero para tener un debate claro sobre el gasto militar, los respectivos gobiernos españoles deberían seguir los criterios de los organismos internacionales cuando hicieran la declaración del gasto militar. Seguir un criterio propio, que comporta una valoración bajista, implica un sesgo engañoso sobre el gasto militar real.

Las necesidades reales de la población se centran en tener un trabajo, una buena sanidad, una educación de calidad, una vivienda digna, una alimentación adecuada y un largo etcétera de derechos sociales que, desgraciadamente, no siempre están cubiertos. Un mayor gasto militar no asegura estas necesidades de la población. Si parte del gasto militar se destinara a financiar estas necesidades reales, la gente se sentiría más segura.

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