Dominio público

Madrid sin Villacís

Sato Díaz

Jefe de la sección de Política en 'Público'

La vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, al llegar a un acto esta semana. / Ricardo Rubio (Europa Press)
La vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, al llegar a un acto esta semana. / Ricardo Rubio (Europa Press)
13/4/2023

En el año 2003, Isabel Coixet nos arrugaba el corazón con la película Mi vida sin mí. Ann, descubría a través de un reconocimiento médico que sufría una enfermedad terminal. Desde entonces, su apreciación de la vida cambia en absoluto y esta joven madre todoterreno que sacaba a su familia y a su hogar adelante a pulso tiene un nuevo objetivo, cumplir con una lista de cosas que quiere hacer antes de morir. Como el título del filme indica, la protagonista, interpretada por Sarah Polley, no podrá evitar proyectar cómo será el mundo una vez que ella misma lo haya abandonado.

Veinte años después, y salvando las distancias (desde estas líneas se desea con toda la firmeza que la salud de la actual vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, esté como un roble y se mantenga de la mejor manera durante el mayor tiempo) nos encontramos a un personaje que también se proyecta ante el vacío dentro de pocas semanas. Un vacío político, claro está. Concretamente, un espacio vacante en el correoso mundo de la política madrileña. Del 28M, después de ocho años, se presupone cada vez más un Ayuntamiento de Madrid sin Villacís. Hasta entonces, la de Ciudadanos tiene una lista de tareas también por cumplir de cara a la ciudadanía: la primera de ellas, no meter más la pata.

Cuentan las malas lenguas que, cuando Begoña Villacís llegó al Consistorio el 13 de junio de 2015 para ser oposición al gobierno de Manuela Carmena de Ahora Madrid, la edil empujaba para salir en todas las fotos posibles en los actos institucionales. Y cierto es que, con empujones o no, la líder de Ciudadanos en la capital se fue labrando un perfil propio que le sirvió en 2019 para obtener 11 concejales, cuatro más que en la legislatura anterior. La derecha volvía a hacer suyo el bastón de mando de la capital, Villacís se convertiría en vicealcaldesa de José Luis Martínez-Almeida, del PP, con el beneplácito de los ultras de Vox.

Diferente pinta el panorama de cara a este mes de mayo para Ciudadanos. El partido naranja consiguió hace cuatro años establecerse en el tablero estatal como la tercera fuerza política y así se reflejaba también en parlamentos autonómicos y consistorios constituidos a raíz del anterior ciclo electoral. Hoy, por el contrario, la formación pelea plaza a plaza para no desaparecer del mapa. El precedente de hace dos años en la Comunidad de Madrid, donde Ciudadanos pasó de estar en el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso a ser expulsado de la Asamblea de Vallecas pone, en la sede de Ventas, todavía los pelos de punta.

En el caso concreto madrileño, hay un par de variables dignas de tener en cuenta en cuanto a Ciudadanos. La primera de ellas es que Villacís ha conseguido labrarse un perfil propio, tal y como decíamos, llegando a ser una de las figuras más preciadas de Ciudadanos en todo el país. Ahora mismo, Ciudadanos en Madrid es Villacís y poco más; y en el Estado, quizás se puedan contar con los dedos de una mano las caras conocidas del partido: Inés Arrimadas, Edmundo Bal, Francisco Igea, Begoña...

La segunda variable es que, los últimos meses, todo lo que ocurre alrededor de la postulante a alcaldesa es una desgracia política, que invita a la risa, cuando no al llanto. Así, a finales de enero, se le adjudicaba a la vicealcaldesa, según publicó El País, la intención de convertirse en una "corriente interna del PP". Las ansias de medrar quedaron al descubierto, algo que no aunque no es decoroso, no se suele penalizar demasiado en la política española. Se evidenció su intención de dar el salto del naranja al azul, aunque fuera en forma de una coalición entre las dos formaciones; las ganas quedaron truncadas por la negativa de los ‘populares’. La imagen de una candidata obligada a permanecer en su propio partido por el rechazo del resto no es el mejor punto de partida para una campaña electoral.

El partido naranja venía de su propia refundación. Un congreso que tuvo lugar alguna semana antes de este acto de tragicomedia, un cónclave en el que se midieron los apoyos Inés Arrimadas y Edmundo Bal, que supuso la victoria de la primera y la llegada a la dirección de Adrián Vázquez y Patricia Guasp. Cuando el partido se limpiaba las legañas y quería empezar un nuevo día, Villacís apagó la luz de la mesita de noche y tocó volverse a arropar.

El goteo de problemas ha continuado hasta el mes previo a los comicios. Esta misma semana, Ángel Niño, José Aniorte, Sofía Miranda, Alberto Serrano, Martín Casariego y Concha Chapa, ediles de Ciudadanos en el Palacio de Cibeles durante esta legislatura, abandonaban a su líder. Pocas horas después, Villacís presentaba este martes la lista para los comicios del 28M y tuvo que hablar más de las ausencias que de las presencias.

Según el último estudio Keydata para la ciudad de Madrid publicado en este periódico, en la línea del resto de encuestas, el PP (24-25 concejales) absorbería casi todos los votos de Villacís, cuya candidatura se dirimirá entre la presencia o no en el próximo consistorio por pocos votos (hace falta superar la barrera del 5% de los votos para entrar lograr representación en el pleno municipal). Más Madrid (15 ediles) se consolidaría como la alternativa a Martínez Almeida. El PSOE (9-10), lograría la tercera fuerza. Vox se asegura la entrada de cinco concejales ultras. Podemos-IU, como Ciudadanos, se debate entre la vida de la política municipal o la muerte.

Durante las semanas transcurridas desde la publicación de esta estimación hasta hoy, a la vicealcaldesa no le ha sonreído la suerte. No es complicado hoy, por tanto, imaginarse a algo menos de mes y medio de las votaciones un Madrid sin Villacís. Pese a que se disfrace de jugadora de softbol para atraer el voto latino de los barrios de Madrid, la vicealcaldesa tiene una enorme lista de tareas que cumplir antes del deadline. Demasiadas.

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