Dominio público

Sumar, Podemos y la suela del zapato de Vox

Ana Pardo de Vera

El último estudio de Key Data para este periódico, que ayer despiezaba el periodista Miguel Muñoz para nuestros/as lectores, da la mayoría en escaños al PP de Alberto Núñez Feijóo, con un nada despreciable 31,1% del total de votos. EL PSOE de Pedro Sánchez se queda muy lejos del Partido Popular, con 95 escaños (40 diputados/as menos) y, a continuación, la ultraderecha de Vox resiste firme con 46 escaños: el PP solo quitaría a los de Santiago Abascal 6 de los 52 logrados en 2019, por lo que se confirma que es mayoritariamente la desaparición de Ciudadanos la que vigoriza a los de Feijóo. Pero también llegan votos del PSOE al PP, y no al revés.

Si ustedes analizaron la proyección que Público sacó este domingo, ya habrán sumado la cifra de 181 escaños (cinco por encima de la mayoría absoluta) de PP y Vox, por lo que podríamos decir que los votos contabilizados a la izquierda de la socialdemocracia blanda del PSOE, sean de Sumar y Unidas Podemos, de ERC y Bildu, de la CUP, ... importan poco con este panorama: el conjunto de Sumar y Unidas Podemos (Podemos y Alianza Verde) no le llegan a Vox a la suela de los zapatos (24+9 frente a 46), y nos lleva a preguntarnos en qué diablos están pensando que no concentran todas sus fuerzas -también las excesivas del barullo interno- en ese dato, que debería sacarles los colores.

La gestión del Ejecutivo ha sido lo suficientemente buena -siempre mejorable en un contexto de pandemia inédito y de guerra en suelo europeo- como para que, como mínimo, la coalición de la investidura de 2020 continuara siendo suficiente, pero que va ... Mientras ERC, PNV, Bildu y la CUP -que en el peor de los casos, o sea, un Gobierno con la extrema derecha, tal vez podría apoyar la alternativa- mantienen sus resultados y suman 12+6+5+2 (25) escaños; como Junts, con 8, y otros 8 repartidos entre BNG, Coalición Canaria, los cántabros de PRC ... Total, 169 diputados/as si todos apoyaran al PSOE, Sumar y UP -muy complicado- frente a los cómodos 181 de PP y Vox. Una fantasía, para España y para la Unión Europea, que va sumando gobiernos autoritarios a sus filas mientras se limita a asegurar que, oye, Giorgia Meloni no es tan fascista y, además, el dinero que necesita Italia de Bruselas no tiene nada que ver. Tontos todos.

Desconozco la receta para tumbar a una (ultra)derecha inflada por el desgaste lógico del Ejecutivo -si la tuviera, me presentaría a las elecciones-, así como por un aparato mediático que considera legítimo y beneficioso para los intereses de España un Gobierno del PP con Vox. Es evidente que, a tenor de la mayoría de encuestas -el estudio de Key Data consiste en todas ellas- y aunque a otros tantos nos parezca incomprensible, son muchos y muchas las que piensan así. Y a pesar de que no existe una receta mágica, sí parece estar bastante claro lo que no rema a favor de la izquierda: la división agresiva, el triunfalismo de unos y otras, los liderazgos imprescindibles, el enfado permanente, el silencio escurridizo, el ruido antipático, la defensa sin ofensiva programática, el atrincheramiento, los argumentarios vacíos y repetidos hasta el hastío o tratar a los/as ciudadanas como imbéciles, particularmente, a los y las jóvenes, que no reniegan de la política, ni mucho menos, sino de unos partidos, alianzas, poderes, ... que cada vez les representan menos. Pónganse las pilas, hay mucho indeciso/a y, por ende, hay partido. Lástima el tiempo.


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