Otras miradas

Electores, no un simple sillón

Guillermo Hornero

Estudiante de Derecho y Ciencias políticas

Estoy acabando la segunda temporada de la serie de Bienvenidos al Edén, espero no haceros mucho spoiler pero trata de una secta que se establece en una isla para conseguir un nuevo paraíso, los habitantes se dan cuenta de que es una farsa y van organizando un movimiento revolucionario para hacer caer a la líder. Hasta aquí un guioncito sencillo de entender sin moraleja aparente, pero durante la segunda temporada se muestra la verdadera moraleja, cómo es que el sentimiento del amor y de la humanidad pueden hacer caer un régimen sectario en una isla. Si hay algo con lo que no puede la política de una secta es con el sentimiento humano. Tarde o temprano nuestra condición de ser humano estallará.

Acabada la temporada, me pongo a ver un poco la situación de la política española, en concreto el comportamiento de los partidos ahora que se acerca el 28-M. No veo un comportamiento tan sectario como en la serie, lo que veo es un comportamiento elitista propio de la teorías de Mosca, Pareto o Buchanan que lleva a mostrarnos una democracia poco humana o empática que empuja hacia una democracia en audiencia como ya mostró el politólogo Manin.

Estoy cansado de mítines, de doctrina barata sin valor y de deshumanización política. Basta con ver una sesión en el Congreso de los Diputados y cómo ningún partido mantiene una línea firme en ideas o valores. Solo quedan sillones y una política abandonada a una concepción sectaria-económica: cuántos escaños me aporta esta medida. Como si los ciudadanos fuéramos simples números, y no, tengo la esperanza de pensar que no lo somos. Al igual que en la serie los miembros de la secta tienen sus traumas, sus emociones y sus múltiples problemas que llevan al régimen a tambalearse, los electores somos gente normal con múltiples problemas no simples medios para llegar a un sillón que si quisiéramos cortaríamos pronto como hacen los franceses.

Os invito a mirar la política española durante un rato con un libro de Žižek, tampoco es estar viendo que existe una mano negra permanente en la política. Solo ver que existe un mercado que parece que se ha olvidado de nuestros derechos como personas con obstáculos del día a día, como que la mañana siguiente le van a desahuciar a una familia, que un estudiante no puede pagarse la Universidad, una mujer que ve como nunca la llaman para ningún trabajo o un hombre que está a punto de suicidarse mientras no puede pagarse un psicólogo, y así hasta nunca acabar. Mientras que la política española circula en forma de mercado electoralista llevando el riesgo de convertirse en política neutral interesada propia de una secta.

Creo en la política por eso elegí estudiar Ciencias Políticas, pero siempre que esa política sea más humana, que no me recuerde a estar en una serie de ciencia ficción propia de las plataformas audiovisuales americanas.

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