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Obama fija las fronteras de 1967 para Palestina

El presidente de EEUU presenta sus nuevos planes para Oriente Próximo

ÓSCAR ABOU-KASSEM

Los cambios recientes en Oriente Próximo permitieron ayer a Barack Obama actualizar los planes de Estados Unidos en la región. En un discurso titulado Un momento para la oportunidad, el presidente norteamericano presentó los planes de la Casa Blanca para los países árabes que se encaminan hacia la democracia, para los dictadores que se resisten a dejar el poder e incluso para el eterno conflicto palestino-israelí.

Obama situó la historia de Mohamed Bouazizi, el tunecino cuya muerte desató las protestas en Túnez, a la altura del inicio de la guerra de Independencia estadounidense y a la lucha por los derechos civiles en EEUU para intentar explicar al público de su país, en un discurso desde el Departamento de Estado, la magnitud de las revueltas democráticas en Oriente Próximo.

En un claro mensaje al primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, que llegó ayer a Washington, Obama afirmó: 'Las fronteras de Israel y de Palestina deben basarse en las líneas de 1967 con intercambios acordados mutuamente, de modo que se establezcan fronteras seguras y reconocidas para ambos Estados'.

La contundencia que implica el mensaje para Israel también se vio acompañada de términos como 'ocupación'. Los anteriores inquilinos de la Casa Blanca preferían el término 'territorios disputados', mucho más del agrado de la diplomacia israelí.

'El sueño de un Estado judío y democrático no se puede lograr mediante una ocupación permanente', subrayó el presidente estadounidense, quien indicó que las negociaciones entre israelíes y palestinos deben comenzar por las cuestiones de los territorios y seguridad.

Ultimátum a Al Asad para que renuncie o haga una transición democrática en Siria

El discurso de Obama no sentó nada bien a Netanyahu, quien dijo 'apreciar' sus palabras pero rechazó 'cualquier retirada a las indefendibles fronteras del 67'.

'La viabilidad de un Estado palestino no puede llegar a expensas de la existencia de Israel', declaró el primer ministro en un comunicado que emitió justo antes de partir hacia Washington.

'El primer ministro espera que el presidente Obama ratifique los compromisos que EEUU realizó a Israel en 2004', añade el comunicado, en referencia a la promesa de George Bush de que los principales asentamientos judíos en Cisjordania se quedarían bajo soberanía israelí.

Para complicar más la visita de Netanyahu, el Ministerio de Interior israelí anunció poco antes de la intervención de Obama la construcción de más de 1.500 casas en colonias judías en territorio palestino ocupado.

Aunque recordó que la alianza con Israel es lejana e inalterable, en su discurso, el presidente de EEUU afirmó que los asentamientos son una de las principales dificultades para alcanzar la paz.

También tuvo exigencias para la incipiente reconciliación nacional entre Hamás y Fatah. A los islamistas les dejó claro que Palestina nunca será reconocida si ellos no aceptan a Israel como un Estado judío. A la Autoridad Nacional Palestina le avisó de que su sueño de declarar un Estado en la ONU será imposible. Se trata de un guiño a Israel, que lleva meses haciendo campaña para evitar tal declaración.

Obama no estableció ningún calendario ni hoja de ruta, pero se mostró optimista afirmando que el fin del conflicto traería 'seguridad, prosperidad y soberanía para los pueblos' en toda la región.

Previamente, el presidente de EEUU había explicado su visión sobre Oriente Próximo. Alentado por la muerte de Bin Laden y con un calendario cerrado para la salida de las tropas de Irak y Afganistán, la Administración Obama quiere establecer una nueva relación con los países árabes. Con la caída de los regímenes de Egipto y Túnez apoyados por Washington y otros a punto de hacerlo como el de Yemen, la Casa Blanca se siente liberada para hablar de democracia y exigir la salida de los enemigos habituales en Damasco y Trípoli.

En su discurso dio por amortizados al presidente de Yemen, Ali Abdulá Saleh y al líder libio Muamar Gadafi. A Bashar al Asad le dio un ultimátum para que encabece una transición en Siria o deje el poder.

Menos crítico fue con Arabia Saudí, pero recordó la situación de las mujeres en el país: 'La región nunca alcanzará su potencial si la mitad de su población no puede alcanzar sus metas'.

Imitando el estilo de ayudas destinadas a fomentar la inversión que se crearon en Europa del Este tras la caída del Muro de Berlín, Obama anunció créditos blandos para Egipto, al tiempo que pidió a Europa que facilite las exportaciones de los países árabes a la Unión Europea.

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