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Al Asad cambiará la Constitución y propone elecciones en primavera

La oposición rechaza la nueva oferta de reformas del presidente sirio y lo acusa de querer burlar a la Liga Árabe

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

El presidente sirio, Ba-shar al Asad, prometió llevar adelante reformas políticas de gran calado que incluyen la convocatoria, la primera semana de marzo, de un referéndum para validar una nueva Constitución y la celebración poco después, en mayo o junio, de elecciones generales, aunque las promesas no han satisfecho a una oposición que desconfía profundamente de sus intenciones.

'Nuestra prioridad ahora debe ser recuperar la seguridad que hemos tenido durante décadas, y esto es algo que sólo se puede lograr golpeando a los terroristas con mano de hierro', proclamó Al Asad en una alocución pronunciada en la Universidad de Damasco que fue la primera televisada en directo desde junio. 'No vamos a ser benevolentes con quienes están trabajando con fuerzas del exterior contra el país', advirtió.

El líder sirio critica a los regímenes del Pérsico que hablan ahora de democracia

Los grupos de la oposición rechazaron en seguida el discurso argumentando que Al Asad nunca ha cumplido sus promesas reformistas y acusándole de querer eludir el protocolo de la Liga Árabe que prevé la retirada de las Fuerzas de Seguridad de los núcleos poblados y la liberación de los miles de detenidos de los últimos meses.

Al Asad aseguró que no piensa abandonar el poder hasta que se lo pida el pueblo y arremetió contra la Liga Árabe, recalcando que nunca ha sido capaz de resolver un conflicto, poniendo como ejemplo los casos de Palestina y Sudán. La Liga ha suspendido la participación de Siria en la organización y ha enviado 165 observadores a ese país para aplicar el protocolo firmado en diciembre por las dos partes.

No es de extrañar que en su discurso Al Asad denunciara una presunta 'injerencia extranjera', es decir, interferencias que giran en torno al eje que forman Estados Unidos, Israel y Arabia Saudí. Los intereses de israelíes y saudíes coinciden en este caso, puesto que Israel desea la caída del régimen para cortar el cordón umbilical que une Irán con las milicias chiíes de Hizbola en Líbano. Una vez más, chiíes y suníes se enfrentan en Líbano y Riad ha sido históricamente aliada de los suníes libaneses.

Al Asad denuncia una 'injerencia extranjera' en apoyo de la rebelión

Aunque Al Asad no precisó a qué interferencias extranjeras se refería, es obvio que esos tres países citados forman el ariete que apoya las protestas que tienen lugar desde marzo en distintas ciudades. Además, el presidente aludió tácitamente a las restantes monarquías suníes del golfo Pérsico que se han puesto a defender la democracia en Siria pero se gobiernan con regímenes autoritarios.

'Siria tuvo su primer Parlamento en 1917. ¿Dónde estaban ellos entonces?', preguntó retóricamente. 'La situación es similar a la de un médico que fuma y recomienda a su paciente que deje de fumar mientras él tiene un cigarrillo en la boca'.

Turquía advierte de que hay peligro de 'guerra religiosa, sectaria y racial'

El enorme desgaste que ha experimentado el régimen durante los diez meses de protestas diarias en todo el país no ha sido suficiente para acabar con la popularidad de Al Asad, al menos si se atiende a la encuesta del Instituto de Doha que revela que el 55% de los sirios sigue apoyando al rais. Este dato indica con claridad que no sólo las minorías alauí y cristiana le respaldan, sino también una buena parte de la mayoría suní laica que teme la irrupción del islamismo radical que siempre ha estado latente en la sociedad.

El riesgo de que se desate un conflicto civil es obvio aunque las potencias occidentales lo hayan ignorado deliberadamente hasta ahora, como lo ignoraron antes en el trágico caso de Irak. El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, el lunes advirtió con preocupación que este peligro se cierne sobre el complejo mosaico de etnias y de religiones que se dan en Siria.

'La situación en Siria se dirige hacia una guerra religiosa, sectaria y racial, y es necesario evitarlo', comentó Erdogan en una declaración preocupante que trata de matizar la agresividad que Ankara ha expresado contra Damasco en los últimos meses. 'Turquía tiene que asumir un papel de liderazgo porque la situación representa una amenaza para nuestro país', agregó sin especificar qué decisiones puede adoptar Ankara.

Con una Liga Árabe que sigue las instrucciones de EEUU, que juega las cartas de Israel, y donde Arabia Saudí tiene un papel preponderante, la actividad de Turquía que es miembro de la OTAN como país moderado y moderador debe ser bienvenida, ya que puede arrojar un poco de sentido común en el conflicto y defender unos intereses regionales ajenos a los de Estados Unidos.

El islamismo sirio es básicamente el de los Hermanos Musulmanes, una organización que Arabia Saudí ya está tratando de utilizar en Egipto. La secta suní wahabí es muy tradicional y reaccionaria y no cabe duda de que los saudíes están intentando exportarla a toda la región. En el caso de Siria, se ha de tener en cuenta que Riad busca la caída del régimen alauí chií de Al Asad, por el que los saudíes sienten una especial animadversión.

Los observadores de la Liga Árabe continúan realizando su misión en distintas provincias de Siria. La televisión kuwaití informó de que al menos dos observadores fueron atacados mientras trabajaban en la ciudad mediterránea de Lataquia y fueron atendidos en un hospital antes de volver a patrullar. La televisión no identificó a los asaltantes. Muchos sirios de la oposición han acusado a los observadores de cooperar con el régimen.

Mientras, sobre el terreno murieron al menos 28 personas durante la protestas de este martes, incluidos 16 en la provincia oriental de Deir al Zor, según informaron activistas de la oposición.

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