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Alemania La ultraderecha alemana pincha en su demostración de fuerza en el centro de Berlín

Alrededor de 5.000 personas acuden a la manifestación convocada por Alternativa para Alemania, la mitad de los registrados por los organizadores en un primer momento.

Seguidores de la AfD escuchan los discursos ante la Puerta de Branderburgo. JAVIER PÉREZ DE LA CRUZ

Javier Pérez de la Cruz

“No creo que seamos pocos. La prensa siempre dice lo mismo, habla mal de nosotros. Pero sabemos que tenemos la razón y que algún día llegaremos al poder”. Matthias, un empresario procedente de Cottbus, a unos 125 kilómetros de Berlín, es uno de los miles de seguidores de AfD que ha respondido a la convocatoria de Alternativa para Alemania. Los ultraderechistas esperaban reunir a 10.000 personas; al final, de acuerdo con las estimaciones de la policía, solo han conseguido unas 5.000.

Matthias esperaba a que comenzaran los primeros discursos de la concentración junto a la estación central de trenes de la capital alemana. Desde allí no lo escuchaba, pero al otro lado del río Spree, a unos pocos cientos de metros, miles de voces ya chillaban contra él y el resto de seguidores de la AfD.

- ¡AfD fascistas! ¡Nazis fuera!

“Nos llaman nazis porque están desinformados”, aseguraba Jens, un cocinero berlinés de 34 años. “Yo solo estoy en contra de la islamización de mi país. Por razones de trabajo paso mucho tiempo en Austria y allí nadie me llama extremista o radical por mis ideas o por votar a la AfD”.

Entre los manifestantes abundaban los carteles en contra de la “inmigración masiva” y, sobre todo, contra una religión en concreto. “El Islam no pertenece a Europa”. “La libertad de la mujer no es negociable”, junto a una mujer vestida con un burka. Mientras, en el escenario una joven militante de la AfD llevaba a cabo uno de los primeros discursos del día:

27/05/2018 Cabeza de la manifestación ultraderechista en Berlín con Alexander Gauland (chaqueta verde) en el centro. JAVIER PÉREZ DE LA CRUZ

27/05/2018 Cabeza de la manifestación ultraderechista en Berlín con Alexander Gauland (chaqueta verde) en el centro. JAVIER PÉREZ DE LA CRUZ

- Soy cristiana. Mis padres me educaron con tolerancia y respeto. Pero contra nosotros no hay tolerancia.

Entre las numerosas banderas de Alemania, el elemento, sin duda, más común entre los manifestantes, había también mucho espacio para la crítica a la canciller Angela Merkel. Del ya clásico “Merkel muss Weg” (Merkel tiene que irse) a carteles pidiendo una comisión de investigación o cárcel para la canciller.

“Con Merkel no hay oposición. Estamos en una dictadura de facto. Tampoco en la prensa hay otras opiniones”, insistía Jens. “Ella es la responsable de que hayamos llegado a esta situación. Nos está llevando al fracaso”, añadía una trabajadora de un hospital berlinés que no quería ver su nombre a la prensa.

Entre los manifestantes había numerosas familias, muchos jóvenes y ancianos. Los organizadores habían asegurado con anterioridad que miembros de grupos extremistas como el “movimiento identitario no serían bienvenidos y que no iban a tolerar la presencia de cánticos o pancartas con símbolos prohibidos, es decir, de la escena de la extrema derecha. Sin embargo, se podían encontrar sin mucha dificultad camisetas con el logo del “movimiento identitario” y personas con la cabeza rapada y estética neonazi.

Cinco veces más contra-manifestantes

“¡Vosotros sois los nazis y los fascistas!”, gritaban los seguidores de AfD a los contra-manifestantes que les abucheaban en su marcha hasta la Puerta de Brandeburgo.

Los 2.000 policías desplegados para evitar enfrentamientos, con agentes procedentes de otras partes del país, aislaron por completo el recorrido de los ultraderechistas. No obstante, en prácticamente cada esquina, un grupo de contra-manifestantes se desgañitaba gritando consignas contra la AfD.

En algunas ocasiones, los ultraderechistas respondían al cántico “Nazis raus!” (Fuera nazis) con el mismo “Nazis raus!”. Algunas cabezas rapadas, en cambio, permanecían en silencio. La voz preferían levantarla con otras consignas como “Wer Deutschland nicht liebt, soll es verlassen!“ (Quien no quiere a este país que lo abandonen) o “Wir sind das Volk!” (Nosotros somos el pueblo).

De acuerdo con los datos de la policía, hasta 25.000 personas se concentraron en 13 diferentes puntos del centro de Berlín (incluido en el mismo río Spree con barcos) para tratar de evitar el acto de la AfD.

un lado, la plataforma Stoppt den Hass - Stoppt die AfD! (Detened el Odio - ¡Detened la AfD! formada por 120 asociaciones civiles y partidos políticos, trató de evitar que “dieran ni un solo paso”, según las declaraciones previas de la portavoz Nora Berneis. Por otro, una unión de diversas discotecas y clubes juntó decenas de vehículos con potentes altavoces para evitar que se oyesen los discursos de los políticos de la AfD.

Ninguna de las dos plataformas, sin embargo, consiguió su objetivo, a pesar de la tenacidad de algunos de los asistentes. “Llevo un día entero sin dormir -aseguraba una joven estudiante de Derecho-. Pero no me voy a ir a casa hasta que toda esta gente no se haya ido del centro de Berlín. No podemos permitir que se normalice su discurso”.

La tensión durante la marcha, de poco más de un kilómetro de longitud, fue constante, aunque sin enfrentamientos. La policía consiguió evitar que los contra-manifestantes se saltaran el cordón de seguridad o que los ultraderechistas se acercaran mucho a él.

El único incidente destacable se produjo cuando un contra-manifestante consiguió trepar a los altavoces del escenario desde el que Alexander Gauland, colíder de la AfD, ofrecía su discurso. Tras detenerse unos instantes, Gauland continúo con sus palabras.

“Nadie debería imaginarse que la AfD está aquí solo de paso. Nos vamos a quedar y nos vamos a defender contra la locura del multiculturalismo”, clamaba Gauland. Poco antes había hablado el otro presidente del partido, Jörg Meuthen: “La inmigración masiva ilegal es el mayor peligro de nuestro tiempo”.

El día soleado y caluroso se tornaba gris a medida que la manifestación se acercaba a su fin. Para despedirse, tras los últimos discursos, los ultraderechistas cantaron el himno alemán antes de recoger sus banderas, guardar sus carteles y dispersarse.

En 2015, en plena polémica por la llegada de cientos de miles de refugiados a Alemania, la AfD convocó su primera y última hasta hoy manifestación en la capital alemana. También entonces consiguieron reunir a tan solo 5.000 personas.

Eso no fue impedimento para que dos años después obtuvieran el 12,6% de los votos en las últimas elecciones federales y se convirtieran en la principal fuerza de la oposición tras la formación de una nueva Gran Coalición (democristianos de Merkel -CDU- y socialdemócratas -SPD).

Ahora, a pesar de haberse visto superados los contra-manifestantes en Berlín, las encuestas de las últimas semanas les dan entre el 14 y el 15% de los votos, a punto de sobrepasar al SPD como segunda fuerza más importante del país.

“Ya te lo he dicho. No tenemos prisa. Estamos aquí porque amamos nuestro país. Y no voy a dejar de hacerlo por mucho que esa gente me llame nazi. Pienso seguir votando a la AfD”, insistía el empresario Matthias.

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