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El astro bávaro se apaga

El político ha contribuido activamente a forjar su imagen de 'glamour'

T. SCHÄFER

El ministro Guttenberg (Múnich, 1970) ha sido víctima de una manía muy alemana: la obsesión por ostentar un distinguido título académico. El hijo de una acaudalada familia aristócrata de Baviera realmente no necesitaba un doctorado en Derecho para hacer realidad sus ambiciones políticas. Pero es un buen ejemplo de la vanidad que ha caracterizado su fugaz estrellato en la escena nacional.

El propio Guttenberg admitió ayer que él mismo había contribuido a forjar esa imagen de estrella política en los medios. Junto con su esposa, una tataranieta de Bismarck que le acompañaba hasta en viajes a Afganistán, formaba con diferencia la pareja más glamurosa de Alemania.

El ascenso del barón en las filas de la CSU fue meteórico y con 37 años se convirtió en el ministro de Economía más joven en la historia del país. En seguida cautivaba la imaginación de los alemanes con declaraciones poco ortodoxas para un miembro del Gobierno, aunque siempre bien medidas. Se presentaba como alguien al margen del establishment de Berlín y más cerca de la gente común. Desde entonces ha sido el líder indiscutible en los sondeos de popularidad, muy por encima de la propia canciller.

Tras la victoria electoral en septiembre de 2009, Merkel le cambió al Ministerio de Defensa, un regalo envenenado. Desde hace meses, Gu-ttenberg estaba lidiando con varios escándalos en la tropa sin que su popularidad se resintiera. El sensacionalista Bild, el diario más vendido del país, igual que Merkel le defendieron hasta ayer. Pero el golpe a la credibilidad por el plagio fue demasiado para un político siempre muy preocupado por su imagen.

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