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Baja participación femenina por miedo a los extremistas

Sólo un 8% de las mujeres de Peshawar, al noroeste de Pakistán y la frontera con Afganistán, se atrevieron a ejercer su derecho a voto.

RAQUEL PAJÍN

Cubiertas con burkas y hábitos hasta los pies, las mujeres de Peshawar, al noroeste de Pakistán, acudieron a las urnas con miedo. “Pensamos en no venir por temor a un posible atentado”, contó Huma Shakeel, de 22 años, a un corresponsal del New York Times, tras depositar su voto el pasado lunes en uno de los seis colegios electorales habilitados para uso exclusivo de las mujeres en Peshawar.

La cercanía de esta ciudad a la frontera con Afganistán la convierte en una zona conflictiva. La cada vez más radical militancia religiosa de los inmigrantes afganos pesa como una losa sobre las mujeres de Peshawar.

De las 6.431 mujeres registradas en el censo electoral, sólo 523 ejercieron su derecho a voto. Un raquítico 8 %, frente al 20 % de hombres que sí votaron en esa misma provincia.

“Muchas familias frenaron a sus mujeres, las disuadieron de participar en las elecciones”, dijo al NYT Naheed Begum, una vocal de mesa en Peshawar. Y añade, “en  nuestras listas había 1.300 votantes, pero al final sólo 72 mujeres se atrevieron a depositar su voto”.

Para Begum, esta baja participación femenina en los comicios generales en Peshawar se debe a que “cada día hay más radicales y más bombas”.

Aunque en Pakistán se promueve la presencia femenina en el Parlamento, con 60 escaños de los 342 totales reservados exclusivamente a diputadas, los colegios electorales de provincias de mayoría islamista permanecieron casi desiertos.

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