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Berlusconi no logra reclutar nuevos socios para su Gobierno

Fini crea una nueva alianza de partidos del centroderecha contra 'Il Cavaliere'

DANIEL DEL PINO

El Gobierno italiano está de rebajas y el primer ministro, Silvio Berlusconi, abrió ayer las puertas a todo el que quiera unirse a él para evitar las elecciones anticipadas. Al día siguiente de superar la moción de censura parlamentaria de la oposición con los votos de tres tránsfugas y dos arrepentidos Il Cavaliere madrugó, y a través de uno de sus canales televisivos hizo un llamamiento a 'todas las personas de buena voluntad que quieran unirse a nosotros porque estén desilusionados con sus partidos'. A Berlusconi no le queda otro remedio que buscar socios, pues su exiguo triunfo del martes ha puesto de relieve la fragilidad de su Gobierno.

Después de lo visto el día anterior, parecía inevitable que se multiplicara la desbandada de diputados hacia las filas del Pueblo de la Libertad (PdL) del primer ministro, que llegó a decir en directo que había 'colas de finianos' llamando a su puerta. Pero según se desarrollaron los acontecimientos por la tarde, parece que Il Cavaliere estaba equivocado y que con su maniobra en el Parlamento no ha hecho sino ampliar la oposición.

El exiguo triunfo en la moción del martes expone la fragilidad del Ejecutivo

Futuro y Libertad (Fli), Alianza por Italia, Unión de Centro (UdC), Movimiento por las Autonomías y el partido Liberal demócrata (LD), además de los republicanos y los liberales, anunciaban a las siete y media de la tarde la creación del Polo de la Nación, lo que para algunos analistas representa la resurrección de la democracia cristiana. 'Esta alianza será una fuerza de oposición seria y responsable preparada para enfrentarse a aquellas medidas que vayan en contra de los intereses de los italianos', dijeron en un comunicado.

El nuevo frente contra el Gobierno fue pactado en un hotel de Roma por los líderes de todos esos partidos, entre quienes destacan el ex aliado de Berlusconi, Gianfranco Fini, del Fli, Pier Ferdinando Casini, de la Unión de Centro, y Francesco Rutelli, de Alianza por Italia. Todos ellos son los 'moderados' que habían recibido la llamada del primer ministro antes de la moción de censura y que habían ofrecido a Il Cavaliere su voto a cambio de la dimisión y la creación de un nuevo Gobierno que abarcara a todo el centroderecha. Pero Berlusconi prefirió el apoyo de los tránsfugas.

A la salida de la reunión, Casini decía: 'Hoy surge una fuerza de oposición fuerte con más de cien parlamentarios que han decidido trabajar por el bien del país'. Además, lanzó un mensaje al jefe de Gobierno: 'Si el problema es sólo numérico, me parece que no nos hemos entendido', dijo en clara alusión a la celebración por todo lo alto del PdL tras la moción. 'El problema es político y no numérico', añadió.

La izquierda cree que el primer ministro se escuda 'comprando votos'

Por su parte, Italo Bocchino, portavoz del partido de Fini, desmintió que estuvieran pensando en convertirse en un solo partido como se había especulado tras unas palabras del finiano Adolfo Urso, que aseguró que 'estas fuerzas que hoy se reúnen se constituyen como un único grupo que trabajará de manera conjunta en el Parlamento'.

Con este anuncio tiraban por tierra toda la campaña que había montado el Gobierno durante la mañana al empeñarse en enterrar al que hasta antes de la conjura se conocía como 'Terzo Polo' (Tercer Polo). 'Después del voto en el Parlamento, el Terzo Polo no tiene muchas perspectivas de futuro', dijo Berlusconi.

El papel de la izquierda después de la votación del martes también está por desvelarse. Mientras que algunos diputados del Partido Democrático (PD) y Alianza de los Valores (AdV), los dos que habían presentado la moción, se echaron la culpa mutuamente de lo que había sucedido, el líder del PD, Pierluigi Bersani, trató de poner un poco de cordura y aseguró que las elecciones son más inevitables que nunca.

'En el Parlamento, el Gobierno ya no tiene mayoría absoluta y el recuento de ayer fue resultado de una compraventa de votos que sólo implica una maniobra de supervivencia del primer ministro que en lugar de asumir su responsabilidad se escuda comprando algún voto', dijo. Bersani se reunió además con el antiguo jefe del PD, Walter Veltroni, con el que repasó la situación.

Los movimientos del PdL de Berlusconi, mientras tanto, se dirigieron a forzar la dimisión de Fini, que es el presidente de la Cámara. En los próximos días se celebrarán varias votaciones clave en el Parlamento, como la moción de censura contra el ministro de Cultura, Sandro Bondi.

Éste escribió ayer una carta al presidente de la República, Giorgio Napolitano, para pedirle ayuda, ya que considera que la postura política de Fini puede influir en sus decisiones como jefe del Parlamento. 'Es elección suya y que tiene que ver con su dignidad. La mitad de la Asamblea pidió su dimisión el martes', dijo Berlusconi. Pero Fini ya ha avisado de que no lo hará.

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