Un positivo por coronavirus en un campo de refugiados ubicado en la frontera polaca-bielorrusa ha llevado a las autoridades de Bielorrusia ha desalojarlo. Además, han decidido establecer un centro de campaña de vacunación para ellos.

Las personas que se encontraban en el campo han sido trasladadas a un centro de detención. Pero, dadas las bajas temperaturas y el alto número de migrantes que se encuentran en busca de refugio, han optado por habilitar una segunda planta en el mismo centro de detención. 

También durante la jornada del viernes ha habido, al menos, un total de 255 nuevos intentos de cruzar la frontera. Las autoridades polacas han advertido de un cambio de modus operandi, optando por intentar entrar en grupos de menor tamaño. 

Acabar con "la violación de los Derechos Humanos"

Por su parte, la comisaria de Derechos Humanos del Consejo de Europa, Dunja Mijatovic, ha pedido que los actores internacionales tengan un acceso "inmediato" a la frontera con el fin de acabar con el "sufrimiento humano y la violación de los Derechos Humanos". 

Mijatovic, que considera que lo que está ocurriendo es "alarmante", entiende que es necesario "proteger las vidas de las personas que se encuentran en la zona fronteriza". Para ello ha insistido en desplegar una serie de medidas "urgentes". 

Unión Europea, Bielorrusia y Rusia

Desde la Unión Europea y Polonia, culpan al presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, de lo que está aconteciendo en la frontera entre ambos países y lo interpretan como una forma de ejercer presión sobre la Unión Europea. 

A estas acusaciones, el ministro de Exteriores bielorruso, Vladimir Makei, ha respondido, durante una entrevista para la CNN, que las considera "absurdas" y ha manifestado que es "una forma errónea de abordar la situación". 

En cualquier caso, Lukashenko ha hablado de nuevo con el mandatario ruso, Vladimir Putin. Según este último, ambos están preocupados por las "brutales e inaceptables" acciones de las autoridades fronterizas polacas contra las personas migrantes.  

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