Este artículo se publicó hace 16 años.
Birmania acepta la ayuda de sus vecinos
La Asociación del Sureste Asiático coordinará la asistencia
17 días después de la llegada del ciclón Nargis al sur de Birmania, parece como si acabara de suceder. Pero la dictadura birmana ha dado un viraje en su actitud ante la ayuda exterior. La Junta Militar ha aceptado la ayuda internacional si ésta es coordinada a través de la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN), de la que Birmania forma parte. También se autorizará la entrada de cooperantes de ese bloque regional.
El ministro indonesio de Asuntos Exteriores, Hassan Wirauda, afirmó este lunes tras la reunión de la ASEAN que cada país miembro enviará 30 médicos sin restricción de movimientos, informó Reuters. "Dada la magnitud del desastre, el Gobierno tendrá que contar definitivamente con la ayuda internacional durante varios meses. Esperamos que a través de la implicación de China y la India se rebaje la presión a las restricciones de ayuda internacional", afirma la portavoz de Unicef en Birmania, Ramesh Shrestha.
"Los representantes de la Junta dejaron claro en varias ocasiones que comienza la fase de la rehabilitación, tras la fase de la emergencia", explica Bernard Delpuech, director de Ayuda Humanitaria de la Comisión Europea en Birmania, invitado por la Junta a visitar la región del delta.
"Están dispuestos a recibir ayuda internacional, pero a su manera, sin ningún tipo de control de la distribución por nuestra parte. Los militares entienden que ningún licenciado de Columbia va a entender mejor que ellos mismos el reparto de la ayuda en su propio país", añade Delpuech.
El jefe de Estado birmano, el general Than Shwe, visitó por primera vez el domingo una localidad afectada por el ciclón. La televisión estatal le mostró consolando en medio de los aplausos a quienes se habían quedado sin hogar en una localidad cercana a Rangún, la principal urbe del país. El general había permanecido recluido hasta ese momento en la remota capital del país, Naypyidaw.
"Mucho peor que el ciclón ha sido el miedo de los militares a la influencia extranjera y a la posible desestabilización", afirma el dueño de una agencia de viajes birmana. Su opinión es compartida por muchos compatriotas.
El cambio de actitud del régimen birmano se produce dos semanas después de la catástrofe y cuando las cifras ya alcanzan los 134.000 muertos y desaparecidos y 2,4 millones de personas afectadas por el ciclón.
"La ayuda en el delta del Irawadi estaba bastante organizada", observó Delpuech tras visitar el delta. "Pero la dimensión física del desastre es enorme. Imagina un rectángulo de 50 kilómetros de largo y 200 de largo totalmente devastado", explicó."La ayuda desplegada por la ONU y sus socios ha alcanzado a medio millón de personas, pero sigue siendo claramente insuficiente", concluye Aye Win, del centro de la ONU en Birmania.
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