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Blair da su sello de aprobación a Gordon Brown

El ex primer ministro debuta en la campaña de los laboristas

IÑIGO SÁENZ DE UGARTE

Durante más de una década formaron el matrimonio más tormentoso y disfuncional de la política británica. Tony Blair y Gordon Brown se odiaban, ni siquiera cordialmente, pero también se necesitaban. Y esto último no ha cambiado.

El ex primer ministro hizo ayer la primera de sus intervenciones públicas a favor de Brown en un discurso pronunciado en Sedgefield, la circunscripción de la que fue diputado.

En primer lugar, cumplió con creces en el apartado de elogios al líder laborista. “En el momento de mayor peligro, el mundo actuó. Gran Bretaña actuó. La decisión de intervenir requería experiencia, reflexión y valentía. Exigía liderazgo y Gordon Brown fue quien lo aportó”, dijo sobre su intervención ante la crisis financiera.

Blair confesó una vez a su amigo y confidente Michael Levy que no creía que Brown pudiera derrotar a David Cameron. Siempre pensó que el esfuerzo del líder tory de modernizar su partido suponía en la práctica un elogio a su etapa de gobierno.

“Cuando lees lo que los tories están intentando hacer, es el mayor elogio a lo que nosotros hemos hecho en los últimos ocho años”, dijo a un periodista en 2005.

Por eso, más que las virtudes de Brown, a su partido le interesa más que el ex primer ministro destaque los defectos de Cameron con el fin de que los conservadores no puedan hacer suya la bandera del cambio que un día fue patrimonio de Blair.

Ahí fue donde se aplicó ayer. Excepto en la lucha contra el racismo, donde reconoció que los conservadores han abandonado “los prejuicios del pasado”, Blair defendió que hay que desconfiar de las auténticas intenciones de sus rivales.

Sin referirse en una sola ocasión a Cameron, afirmó que los tories están diciendo a la opinión pública lo que está quiere escuchar, no lo que pretenden hacer de verdad si llegan al poder: “Algunas de sus políticas representan sus ideas. Otras, lo que creen que tienen que decir para ganar. No es una confusión, sino una estrategia que debe ser puesta de manifiesto antes de las elecciones”.

Como ejemplo, dijo que los conservadores se comprometen a defender la sanidad pública, pero algunos de sus asesores ya están diciendo a la prensa norteamericana que harán que “los hospitales compitan por los pacientes y los colegios por los alumnos”.

No es por otro lado muy diferente a lo que intentó hacer Blair cuando residía en Downing Street.

La invasión de Irak destruyó la reputación de Blair en buena parte de las bases laboristas, pero el mejor actor de la política británica, en el sentido más teatral del término, aún puede prestar grandes servicios a su partido.

Brown confía en que sus intervenciones capten el interés de los votantes independientes que abandonaron en masa a los conservadores atraídos por el mensaje de Blair.

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