Este artículo se publicó hace 16 años.
"Blair fue muy indulgente"
David Trimble, ex primer ministro de Irlanda del Norte, habla con Público
David Trimble fue uno de los artífices del Acuerdo del Viernes Santo que puso fin al conflicto de Irlanda del Norte. Por él fue galardonado en 1998 con el Premio Nobel de la Paz junto a su compañero de negociación, el católico John Hume. Como líder del Partido Unionista del Ulster (UUP), Trimble fue primer ministro de Irlanda del Norte hasta octubre de 2002. En una entrevista en su despacho de la Cámara de los lores, en Londres, Trimble explica la génesis del acuerdo y las causas de la pérdida de votos de las fuerzas moderadas.
¿Qué representa el Acuerdo de Viernes Santo de 1998?
El Acuerdo transformó la situación política en Irlanda del Norte al sentar las bases de una asamblea parlamentaria y un autogobierno compartido entre las dos comunidades, unionista y nacionalista. Deja en claro la unión con el Reino Unido. El objetivo republicano -la reunificación política de Irlanda- no es imposible porque el acuerdo introduce un proceso que lo facilita si la mayoría de la población decide formar parte de Irlanda. Pero no es el caso actualmente ni hay perspectivas de que lo sea en el futuro inmediato.
¿Qué impulsó la entrada en la negociación del partido Sinn Fein [brazo político del IRA] sin antes romper su vínculo con el IRA?
A principios de los 90, el movimiento republicano se dio cuenta de que no alcanzaría sus objetivos con la violencia y que, de mantenerla, perdería apoyo popular. Los servicios de Inteligencia se habían infiltrado en las más altas esferas del IRA. Fue devastador. Amenazaba la integridad de la organización. No es una coincidencia que enviaran mensajes al Gobierno sobre su deseo de abandonar la violencia y entrar en la política normal.
Las conversaciones secretas del Gobierno británico con Sinn Fein, ¿fueron decisivas para el acuerdo de 1998?
Es peligroso apresurarse a discusiones incondicionales con grupos paramilitares activos. Puede transmitir un mensaje de debilidad. Pero siempre hay alguna forma de comunicación abierta para dejar clara la posición gubernamental. Se transmiten mensajes, públicos y privados, para asegurar que los paramilitares entienden cuáles son las condiciones del diálogo político. Sinn Fein nunca estuvo en la oscuridad. Se utilizaron puertas, se intercambió información. Desde una fase temprana, existía una elaborada estructura sobre el fin de la violencia y el compromiso con el proceso democrático. Se expresó formalmente en la Declaración de Downing Street, de 1993, y en los Principios Mitchell, de 1997. Fueron las puertas de entrada a la negociación política.
¿Cómo es posible que, diez años después, los partidos radicales hayan desplazado a los moderados del poder?
La rápida excarcelación de los presos unida al fracaso del Gobierno de Tony Blair a la hora de insistir en el decomiso de las armas del IRA causaron un retroceso del apoyo del electorado unionista en los sondeos de 1998. Un segundo vuelco de opinión en contra del Acuerdo se produjo en las elecciones generales de 2005, tras el robo del Northern Bank de Belfast y el asesinato de Robert McCartney, atribuidos ambos al IRA. Pero Tony Blair aún reiteraba que [Gerry] Adams y [Martin] McGuinness eran indispensables en el proceso. El electorado unionista dejó muy claro qué se había hartado de la indulgencia con la que Blair trataba a los republicanos, que no se habían desarmado completamente y seguían involucrados en actividades criminales.
Usted afirma que Sinn Fein luchó por una causa errónea. ¿Es posible que el unionismo defienda una causa equivocada?
No lo creo. El unionismo siempre ha mantenido una posición democrática, basada en que la mayoría de la población de Irlanda del Norte desea formar parte del Reino Unido. La gente decide el destino de un territorio. No es el territorio el que decide el destino de un pueblo. Lo expresaré en términos españoles: Navarra ha podido ser históricamente un área vasca, pero la mayoría de la población que vive hoy en Navarra no quiere pertenecer al País Vasco. Lo que sucedió en la historia no importa, lo fundamental es la situación actual.
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