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Un bombardeo de EEUU contra el Estado Islámico en Libia deja 40 muertos, entre ellos mujeres y niños

El objetivo del ataque era un terrista yihadista que participó en los ataques en Túnez contra intereses turísticos

Ruinas romanas en la ciudad libia de Sabratha, junto a la costa mediterránea. REUTERS/Ismail Zitouny

AGENCIAS

TRÍPOLI.- Aviones de combate de la coalición contra el Estado Islámico atacaron el viernes por la mañana la ciudad de Sabratha, situada en el oeste de Libia, causando la muerte de unas 40 personas, entre ellas mujeres y niños, dijo el alcalde de la localidad. El diario estadounidense The New York Times, que citó a un funcionario de un país de Occidente, dijo que el bombardeo fue realizado por aviones militares estadounidenses.

Según fuentes libanesas, el ataque tuvo lugar la pasada madrugada contra un inmueble situado en el barrio de Qasr Talil, en el extrarradio de la ciudad, a medio camino entre Trípoli y la frontera con Túnez, donde residen trabajadores extranjeros.

The New York Times, que cita fuentes anónimas de seguridad occidentales, asegura que el objetivo era un conocido yihadista tunecino que se había trasladado a Libia tras combatir con el Estado Islámico en Siria e Irak, responsable de los atentados en Túnez contra el Museo Nacional y otros intereses turísticos. Fuentes de Seguridad locales indicaron, por su parte, que el objetivo sería un hombre conocido como Nuredine Chouchane y que en la actualidad se está tratando de confirmar si ha fallecido en la operación.

Los terroristas que perpetraron los atentados contra un museo y un hotel de turistas en Túnez el año pasado, y que causaron la muerte de decenas de personas, fueron entrenados en campos para militantes en Libia antes de regresar a su país de origen.

Se trata del primer bombardeo occidental sobre Libia desde que hace un año los gobiernos rivales de Trípoli y Tobruk iniciaran un diálogo bajo la tutela de la ONU para tratar de poner fin a la división y llenar el vacío de poder que amenaza el país. A la brecha política se une la división militar, con tres grandes fuerzas, una en Trípoli, otra en Tobruk y la milicia al mando de Ibrahim Jibran, encargada de defender las instalaciones petroleras, que se combaten entre sí mismas y luchan contra los yihadistas sin coordinación.

Esta situación es aprovechada por grupos yihadistas vinculados al Estado Islámico (EI) y a la organización de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), que han ganado terreno y extendido su influencia al resto del norte de África.

En el último año, los yihadistas han consolidado posiciones en la ciudad oriental de Derna, su principal sede, y ampliado el territorio bajo su control, que ahora incluye barrios en Bengasi y la ciudad de Sirte, su bastión más importante en la costa del Mediterráneo.

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