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Borrell cierra su visita en Marruecos sin mencionar los derechos humanos y pasa de puntillas por el 'Catargate'

La línea que prevalece en la Unión Europea es que Marruecos es un "amigo fiable" y "un socio estratégico", a pesar de su presunta implicación en los escándalos del Catargate o de Pegasus.

6/1/23 El alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell (d), saluda al presidente marroqui, Aziz Ajanuch, el pasado jueves en Rabat.
El alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell (d), saluda al presidente marroqui, Aziz Ajanuch, el pasado jueves en Rabat. Presidencia del Gobierno Marruecos / Efe

El Alto Representante para Asuntos Exteriores de la UE concluye este viernes su primera visita oficial al reino de Marruecos. Y lo hace en un momento controvertido. El escándalo de corrupción del Parlamento Europeo, bautizado como Catargate, redirige ya su mirada desde el país del Golfo hacia el Estado norafricano, cada vez más en la picota.

Josep Borrell ha asegurado que trató el asunto con su homólogo marroquí, Nasser Burita. Pero la línea que prevalece en Europa es que Marruecos es un "amigo fiable" y "un socio estratégico". La UE lleva tiempo mimando a Rabat.

Tras el tropiezo que su relación vivió durante el verano de 2021 -en el marco de la crisis de Ceuta-, sus lazos no solo se han consolidado, sino que se han fortalecido. Y esta es ya la línea prioritaria en Bruselas. "Debemos aprovechar lo ya conseguido para construir un futuro incluso más estrecho", señaló Borrell al inicio de su visita al país, la primera que efectúa con el rol de jefe de la diplomacia europea.

Durante los días en el reino alauí, el español se ha reunido con Burita, con el primer ministro Aziz Ajanuch y con miembros de la sociedad civil, pero no con el rey Mohamed VI. De fondo, los nubarrones se ciernen sobre la monarquía alauí.

La comisión de la Eurocámara encargada de investigar el escándalo de espionaje de Pegasus aseveró en su informe preliminar que Marruecos estaba detrás del uso de este spyware en los Gobiernos de Italia, Francia y España. Pegasus llegó hasta el móvil del presidente galo, Emmanuel Macron y del presidente español, Pedro Sánchez.

Según recoge el diario italiano La Reppublica, Rabat estaba muy preocupado por estas revelaciones. Así que se adelantó a la formación de este comité maniobrando para incorporar en sus filas a Andrea Cozzolini, en el punto de mira de las investigaciones del Catargate; a Marie Arena, con equipo y ella misma también bajo la lupa; y a sustituta, la propia Eva Kaili, la ex vicepresidenta del Parlamento que permanece detenida por la trama.

Según el rotativo, la estrategia era intervenir e influir en esta delegación con inteligencia y cuidado para "no dar la impresión de trabajar con el enemigo". En su rueda de prensa -sin preguntas- tras el encuentro con Burita, Borrell no mencionó el escándalo Pegasus. Y sobre el Catargate la referencia fue contenida.

El cerco sobre la participación de Marruecos en una red organizada durante años para influir en las decisiones europeas con sobornos se estrecha cada vez más. La línea de investigación de la policía belga mantiene que el embajador marroquí en Polonia pagó importantes sumas de dinero e hizo elocuentes regalos a Antonio Panzeri y a su familia, que están detenidos.

Ya en 2018, la ex eurodiputada portuguesa Ana Gomes denunció que en la Eurocámara había gente a sueldo de Marruecos. En conversación con este periódico, tras el estallido del escándalo, la política lusa no se mostró sorprendida: "Vi a mucha gente sobre la que ya dudaba de si eran corruptos. Incluso Panzeri. Actuaban como agentes de estados extranjeros. El caso de Panzeri era en particular con Marruecos, pero había más. Siempre me peleé con él por la cuestión de Marruecos. Hacía todo lo que los marroquíes querían".

6/1723 Borrell, durante la reunión con Aziz Ajanuch. Presidencia del Gobierno Marruecos.
Borrell, durante la reunión con Aziz Ajanuch. Presidencia del Gobierno Marruecos. Presidencia del Gobierno Marruecos / Efe

En medio de esta borrasca, que amenaza con poner en aprietos la relación entre Bruselas y Rabat, la línea europea pasa por la prudencia y el casi silencio.

"Estamos muy preocupados por estos eventos. Las acusaciones son muy graves [pero] tenemos que esperar a los resultados de las investigaciones judiciales en marcha, que deben brindar claridad. Esperamos una total colaboración de todo el mundo en estas pesquisas", afirmó el español.

Por su parte, el ministro de Exteriores marroquí aseguró que su país era víctima de una campaña mediática y legal en su contra.

Derechos humanos y el Sáhara Occidental

Otro de los asuntos que no han encontrado espacio en las declaraciones de Borrell en el país vecino han sido los derechos humanos. Poco antes de su viaje, la eurodiputada liberal Maite Pagazaurtundúa envió una carta al Servicio Europeo de Acción Exterior para denunciar "la estrategia de acoso judicial que el reino de Marruecos ejerce sobre el periodista español Ignacio Cembrero".

El comunicador acumula cuatro denuncias por el régimen alauí y está llamado a juicio el próximo 13 de enero. Pero su situación, al menos públicamente, está pasando inadvertida en las esferas políticas españolas y europeas. El ex ministro de Exteriores español sí se ha visto obligado a pronunciarse sobre el Sáhara Occidental.

"Entendemos la importancia fundamental que este tema tiene para Marruecos. La posición de la UE en torno al enquistado conflicto: el apoyo a los esfuerzos de la ONU para conseguir una solución política, realista, pragmática, durable, aceptable mutuamente y en línea con las resoluciones del Consejo de Seguridad [de Naciones Unidas]. Y valoramos mucho los esfuerzos creíbles que está realizando Marruecos para este fin", afirmó. Estas palabras estaban medidas al milímetro.

Medios afines al Gobierno marroquí aseguran que  Buri canceló la visita de Borrell programada para septiembre

Cuatro meses atrás, sus declaraciones apelando a la necesidad de una consulta para que el pueblo saharaui decidiese su futuro levantaron mucho polvo en Rabat. Medios afines al Gobierno marroquí aseguraron que el propio Buri canceló la visita de Borrell, que habría estado programada para el pasado mes de septiembre.

Junto al enquistamiento del conflicto en el Sáhara y a las investigaciones en marcha sobre Pegasus y el Catargate, a la luna de miel que atraviesan Bruselas y Rabat se le abre un nuevo frente. La Justicia europea está llamada a pronunciarse en los próximos meses sobre los acuerdos comerciales y de pesca que ambos mantienen en vigor y que en septiembre de 2021 declaró ilegales por no contar con el beneplácito del ocupado pueblo saharaui.

La sentencia definitiva se espera después de que el Consejo de la UE recurriese el fallo. El dictamen será histórico y clave para los 35.000 millones de euros que mueve la relación comercial entre ambos.

El último sobresalto puede venir de manos de la cuestión migratoria, el tema que más intereses y condiciona a la UE, que ve a Marruecos como un ejemplo a seguir a la hora de frenar la migración irregular, en muchas ocasiones, como demostró la masacre de Melilla, con mano de hierro.

Las hambrunas, exacerbadas por la guerra en Ucrania, amenazan con empujar a miles de personas del África sub-Sahariana a Europa con última parada en Marruecos. Para evitar un éxodo a sus puertas, los europeos preparan partidas monetarias adicionales para el país magrebí, que es consciente del valor que representa contar con la carta de la inmigración, que en no pocas ocasiones ha sido una trampa para la UE explotada por regímenes autoritarios.

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